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Revolución ‘proptech’: la realidad virtual da luz a las casas sin necesidad de ladrillos

Las gafas de realidad virtual (VR) suponen un gran avance para el sector inmobiliario, que podrá prever incidencias en la construcción de sus proyectos y ofrecer a sus clientes ver su casa antes de que se la entreguen.

Jabier Izquierdo

7 feb 2018 - 04:57

Revolución ‘proptech’: la realidad virtual da luz a las casas sin necesidad de ladrillos

 

 

 

Abrir la puerta de casa sin salir de la oficina de la promotora o la inmobiliaria ya es posible. La realidad virtual, que se popularizó para el uso en videojuegos, permite al propietario conocer cómo será su vivienda mucho antes de que introduzca por primera vez la llave en su nuevo hogar. Pero también permitirá al constructor poder realizar todos los pasos de un proyecto inmobiliario sin temor a equivocarse, con todos los datos visualizados previamente a través de unas gafas.

 

Por todo ello, en España existe ya más de una veintena de start ups especializadas en este tipo de servicios, proptech que aprovechan esta tecnología para realizar programas de realidad virtual. Una de ellas es BaboonLab, que permite al comprador “testar y, si lo desea, cambiar aspectos de su futura casa”. El desarrollo de estas herramientas 3D se prevé que se convierta en uno de los grandes avances con los que contará en los próximos años el mercado de viviendas en materia tecnológica.

 

La implantación de la realidad virtual en el real estate alcanzará todos los segmentos y niveles del mercado inmobiliario. En los proyectos comerciales o activos alternativos, normalmente de una gran envergadura, “esta tecnología es un avance tremendo”, aseguraba a EjePrime David García, consejero delegado de BaboonLab, “ya que el coste de cambiar, por ejemplo, el suelo en un edificio de este tipo suponen un recargo de cientos de miles de euros si se realiza cuando la construcción ya está finalizada”.

 

El BIM es el acelerador del crecimiento de la realidad virtual. Este software “genera un modelo 3D que te da la información que necesitas”, explica García, ya que con ello “después podemos desarrollar nuestros proyectos gracias a un motor de videojuego que elaboramos nosotros”.

 

 

 

 

La start up que dirige García, nacida en 2013 en Zaragoza, es ejemplo del auge de este tipo de proptech. BaboonLab echó a andar con menos de diez trabajadoras y, actualmente, la plantilla roza ya la veintena con la incorporación de programadores, expertos en 3D, jefes de ventas o profesionales del marketing, entre otros. BaboonLab duplicó su facturación en 2016 y para el pasado año y el presente prevé mantener la misma línea ascendente con un crecimiento de “alrededor del 60%”.

 

El mismo punto de partida de BaboonLab impulsa cada vez a más empresas en España. Otra proptech que se sirve del 3D para abrirse mercado en el real estate es Archimia. Creada y dirigida por el arquitecto Antonio Monge, esta empresa cuenta con más de doce años de experiencia en el sector.

 

Durante esta década la empresa ha trabajado entendiendo que “la tecnología debe ser utilizada bajo unos criterios estéticos y artísticos previamente adquiridos mediante la formación y la posterior experiencia”. A la formación en arquitectura y diseño de sus trabajadores, Archimia le ha incluido el uso de software y hardware dirigidos al sector del 3D para realizar proyectos de visualización virtual, sobre todo, en interiores.

 

 

El BIM, una obligación en Europa y pronto en España
La tecnología BIM está implantada en numerosos países del mundo. En potencias económicas como Estados Unidos o Reino Unido, igual que en los estados nórdicos o Australia, ya es obligatorio el uso de este sistema de realidad virtual en el desarrollo de proyectos inmobiliarios. Aún no lo es en España, si bien se espera que para 2018 su utilización sea obligatoria.

 

“La gente está dispuesta a invertir en este sector del 4.0, y lo que es más importante, tiene ganas de involucrarse en los proyectos”, apunta García ante el crecimiento de este sistema, que apostilla con una máxima para su día a día: “el edificio debe ser útil para el usuario”.