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Ismael Clemente, un espíritu libre entre inmuebles

El consejero delegado de Merlin Properties montó de la nada una de las principales socimis de Europa apoyado en su equipo, su profesionalidad y un estilo que prescinde de las ataduras.

EjePrime

21 dic 2021 - 11:00

Clemente, un espíritu libre entre inmuebles

 

Para Ismael Clemente, que ha salvado un match ball y que por el momento podrá seguir al frente de Merlin Properties, la compañía que levantó de prácticamente de la nada y de la que lleva de consejero delegado casi ocho años, el equipo es esencial, fundamental. “Yo solo soy la cara visible, pero detrás hay un gran equipo que ejerce una formidable labor”, repetía una y otra vez ahí dónde se le preguntaba.

 

Clemente fundó Merlin Properties con Miguel Ollero y David Brush en 2014. Ambos habían estado con él a lo largo de su trayectoria profesional y, de hecho, a Ollero lo conoció en el colegio de los jesuitas de Villanueva. Por eso, ayer, pocas horas antes de que el consejo debatiese su cese, el equipo directivo al completo y 185 de los 220 empleados de la inmobiliaria firmaron un manifiesto dirigido al consejo de administración en el que cerraban filas en torno al empresario.

 

Nacido en 1970 en Valencia de Mombuey (Badajoz), el hasta ahora consejero delegado de Merlin ingresó becado en la universidad en Icade para cursar un doble grado de Administración y Dirección de Empresas y Derecho. Su primer trabajo lo consiguió en Arthur Andersen, donde conoció a María Fernández Picazo, su esposa, y madre de sus seis hijos.

 

Tras su paso por el bufete Garrigues inició su trayectoria en el sector inmobiliario, donde lleva casi 25 años. Cuando le pidieron a Clemente que despidiera a parte de su equipo prefirió irse y la mayoría de su equipo se marchó con él. En 2012 creó la gestora inmobiliaria Magic Real Estate, germen de lo que dos años después sería Merlin.

 

 

En Magic Real Estate gestionaban los recursos de grandes fondos internacionales, pero con su compañero y amigo Miguel Ollero decidieron que no sólo querían gestionar sino también tomar sus propias decisiones. Y la primera fue la adquisición de la Cartera Árbol, más de 1.000 oficinas de Bbva que estaban en manos de family offices y fondos privados.

 

Los planes de Clemente y Ollero eran crecer rápido, aprovechando la bonanza en que entraba el inmobiliario español después del estallido de la burbuja en 2008 y 2011. Por eso, un año después, en 2015, compró a Sacyr su filial residencial Testa por 1.800 millones de euros. Clemente y su equipo conseguían dinero de los inversores en ampliaciones de capital y refinanciaban deuda a largo plazo mientras convertían un pequeño grupo en la principal inmobiliaria española y una de las diez socimis más grandes de Europa.

 

El golpe definitivo llegó en 2016, cuando consiguió fusionar Merlin con Metrovacesa, una operación que sólo incluyó los activos terciaros en la operación y mantuvo el residencial. La nueva Merlin Properties sumaba activos por más de 10.000 millones de euros y tenía como principales accionistas a Banco Santander (22%) y Bbva (6,4%). El banco vasco fue reduciendo poco a poco su participación hasta abandonar el accionariado. No fue así en el caso de Santander, que ahora busca hacer valer su condición de primer accionista en la inmobiliaria.

 

Capaz de decir “el mundo es extraordinariamente hortera” o “el teletrabajo es un desastre desde el punto de vista de la productividad”, De Clemente se destaca también su perfil financiero y su gran profesionalidad, que ha sabido implantar en un sector que no iba muy sobrado de ella y que debía reinventarse tras la última crisis que atravesó. También su espíritu libre, que al final casi le ha acabado costando el cargo.