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Curitiba, el icono brasileño del urbanismo, resurge tras años oscuros con las cuentas saneadas

Tras encumbrarse como uno de los exponentes del urbanismo y la sostenibilidad en el país latinoamericano desde la década de 1970, la ciudad se vio sumergida en la crisis de 2008 y perdió esplendor, pero ahora vuelve con fuerza y cuentas saneadas.

M. Tamayo

21 oct 2022 - 04:52

Curitiba, el icono brasileño del urbanismo, resurge tras años oscuros con las cuentas saneadas

 

 

En la primera década de los 2000 la capital del Estado de Paraná, al sur de Brasil, se coronó como un ejemplo de triunfo urbanístico y sostenible en Latinoamérica. Curitiba, que desde la década de 1970 había apostado por políticas de transporte innovadoras e inclusivas y aumentado sus zonas verdes, vio cómo su fama se diluía después de que el periódico francés Le Monde le dedicara un artículo como “el fin de un mito”. Tras la pandemia y habiendo hecho los deberes financieros, la ciudad busca una segunda oportunidad para revivir el mito brasileño.

 

“Curitiba pasó por un momento de crisis, pero los últimos años ha ordenado la casa y su situación fiscal es muy buena”, asegura Ana Beatriz Figueiredo de Castro, la jefa de misión del Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID) y especialista en transporte. El organismo americano ha invertido en la ciudad y destaca que tiene una capacidad de endeudamiento tipo A, la más elevada en Brasil.

 

El BID cuenta en la ciudad con un proyecto de corredor de autobuses eléctricos y estaciones sostenibles inteligentes, en el que han invertido 7,3 millones de dólares (7,4 millones de euros). La ciudad, con una población estimada de 1,9 millones de personas, se centra ahora en volverse neutra en emisiones de carbono y resiliente ante las crisis.

 

 

 

 

La temperatura media en Curitiba es ahora 1,2 grados centígrados más alta que hace seis décadas y el régimen de lluvias ha cambiado: las tormentas fuertes e intensas son más comunes y hay períodos de sequía”, sostiene en su nuevo plan urbano el consistorio de la localidad. Ante las emergencias que pueden alcanzar a la ciudad brasileña, el Ayuntamiento cuenta con un Plan Municipal de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático.

 

En cifras, la intención de la ciudad se traduce en una inversión del 3,1% de su presupuesto anual en urbanismo. La inversión anual de los últimos cuatro años oscila entre 41 millones de dólares y 68,5 millones de dólares, según el propio consistorio. El plan plurianual de 2022 a 2025 prevé inversiones por 466 millones de dólares para mitigar el impacto climático.

 

Entre las principales innovaciones que prepara la ciudad destaca el mantenimiento de infraestructuras viarias y la construcción, rehabilitación y adaptación de áreas de comercio, de ocio y deporte y turísticas. Para todo ello, además del BID, el Ayuntamiento ha buscado financiación en el Instituto de Recursos Mundiales, organismo fundado en 1982 con sede en Washington.

 

 

 

 

“La ciudad sigue siendo un icono de Brasil”, destaca Figueiredo de Castro, aunque advierte que ha de enfrentarse a nuevos retos. “Cada vez se está expandiendo más y con ella sus ciudades colindantes, más que una ciudad se trata ya de una región metropolitana y esto es más complejo de gestionar”, añade. La responsable del BID sostiene que el siguiente paso en materia de transporte pasará por llevar las interconexiones a esas ciudades anexas a Curitiba. Otro de los puntos que Curitiba no puede dejar en el tintero en esta nueva era es la vivienda social, que Figueiredo añade que deberían crecer más en el centro de la ciudad.

 

Más allá de este oasis verde al sur de Brasil, la región latinoamericana batalla para adaptarse con éxito a las nuevas exigencias climáticas. “Curitiba es una ciudad especial, con un alto nivel de renta per cápita, una universidad prestigiosa y una industria energética potente”, sostienen desde el BID, aunque Figueiredo de Castro apunta que otras ciudades como Buenos Aires, Montevideo, Bogotá o Santiago de Chile también están rediseñando espacios públicos para acercarse a las personas y mejorando el transporte público.

 

Ante la pregunta de si lo que se requiere en los ayuntamientos es inversión o iniciativa, la responsable del BID lo tiene claro: ambas. “Hay una gran dificultad de capacidad de endeudamiento en la mayoría de las ciudades, algo que todavía se complica más con la presión de un dólar fuerte y entonces las ciudades no se preocupan por estos temas, Curitiba es un caso espacial”, añade.