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El ‘ladrillo’ del Mundial: 4.575 millones en estadios a coste del Kremlin

El erario público pagará la mayor parte de las nuevas obras y remodelaciones de los doce estadios que albergarán los partidos del Mundial de fútbol. El campo de San Petersburgo ha triplicado su presupuesto original, hasta casi 1.300 millones de euros.

J. Izquierdo

4 jun 2018 - 04:53

 

Rusia quería su Mundial de fútbol y lo tendrá este verano. El problema del país, antaño potencial global en el fútbol en su época comunista, son sus infraestructuras deportivas. Hasta hace pocos años, apenas contaba con estadios de primer nivel, con las salvedades de los campos de los grandes equipos del país. Por ello, el Gobierno de Vladimir Putin ha tirado la casa por la ventana para que el trofeo sea levantado al cielo de Moscú el próximo 15 de julio.

 

En total, la inversión realizada en la construcción de nuevos recintos deportivos y la remodelación de los ya existentes pero con décadas de antigüedad, se ha cifrado en 4.575 millones de euros. Aunque la candidatura rusa aportó un dossier a la Fifa con un presupuesto sin excesos, el retraso en varias obras y  diferentes retoques realizados durante los trabajos han derivado en sobrecostes que, en algunos casos, son notables.

 

El estadio más caro de Rusia 2018 y, probablemente de todo el planeta, es, también, el que más se ha tardado en levantar: nada menos que diez años. Se trata del campo del Zenit de San Petersburgo. El mítico club, el más rico del país, estrenó su nueva casa en 2017 tras una inversión de 1.289 millones de euros que corrió a cargo de la ciudad, propietaria del activo. El diseño fue encargado al estudio del arquitecto Kisho Kurokawa, fallecido poco después del inicio de las obras en 2007. El presupuesto original trasladado a la Fifa no superaba los 356 millones de euros.

 

Con capacidad para 65.901 personas, el Stadium Saint Petersburg es el segundo que más asistentes recibirá de los doce campos que albergarán el Mundial. El resto de complejos deportivos contarán con un aforo máximo que rondará, de media, los 40.000 asientos.

 

 

 

 

 

 

En el top3 de los estadios con mayor inversión sorprende la aparición de la ciudad de Sochi. Con 446 millones de euros de coste, el campo se inauguró en 2013 rodeado de montañas y se concibió para acoger los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de 2014. Con capacidad para 43.702 personas, tras el campeonato de fútbol, se reducirá el aforo ya que la región no cuenta con tradición futbolística. El mantenimiento del activo, propiedad de Olimpstroy y financiado por el Gobierno, es de casi siete millones de euros anuales. Como curiosidad, se trata, tras Turín, del segundo estadio del planeta que habrá albergado unos Juegos Olímpicos de Inviernos y un Campeonato del Mundo de fútbol.

 

El diseño del Fisht Stadium de Sochi fue obra de Populous. Este estudio de arquitectura,  referencia en la arquitectura de estadios de fútbol (sólo en Londres, proyectó el Estadio de Wembley y el Emirates, propiedad del Arsenal, y trabaja en la construcción del futuro campo del Tottenham), ha sido contratado por el Kremlin para dibujar los planos de tres de los doce campos del Mundial. Además del de Sochi, el despacho estadounidense ha diseñado también el de Kazan, con una inversión de 378 millones de euros, y el de Rostov, con un desembolso en su edificación de 283 millones de euros.

 

Entre el resto de estadios, destacan los dos de la capital. El Spartak Stadium toma nombre del equipo de fútbol que juega en él cada dos fines de semana ante casi 47.000 espectadores. Es uno de los estadios más grandes del Mundial y, a diferencia de la mayoría, este complejo está pagado por el FC Spartak, que lo inauguró en 2014 tras cuatro años de obras, lideradas por los arquitectos de AECOM.

 

El otro campo moscovita es el Luzhniki, que tendrá importancia en el campeonato, ya que allí se jugará la final. Por este motivo, se ha concebido para que acoja hasta a 80.000 personas. Diseñado por el estudio ruso Speech, fue inaugurado el pasado año. Financiado por el Gobierno, la propiedad es del Complejo Olímpico de Luzhniki.

 

 

 

 

Otras ciudades rusas más secundarias como Nizhny Novgorod, Ekaterinburgo, Samara, Volgogrado o Saransk serán sede del torneo futbolístico. La apuesta del Gobierno con este evento es impulsar la economía y el turismo en regiones que son más desconocidas a nivel internacional.

 

 

El intento fallido de un estadio ‘made in Spain’ en Kaliningrado
Este Mundial de Rusia estuvo cerca de contar con el sello de la arquitectura española. El estudio internacional Abiboo, liderado por el burgalés Alfredo Muñoz, fue finalista entre los trabajos presentados para edificar el estadio de Kaliningrado y su proyecto contó con gran apoyo de público y prensa. Sin embargo, el gato al agua se lo llevó el despacho francés Wilmotte&Associés, que ha inaugurado recientemente el activo después de tres años de obras.

 

El campo, que acogerá partidos de la fase de grupos, se basó en el diseño del estadio del Bayern de Múnich, el Allianz Arena, y se ubica en la isla de Oktyabrsky, un desierto inhóspito hasta que este proyecto vio la luz. De todos los estadios nuevos construidos para el Mundial, éste es el que más tarde inició las obras, hace tan sólo tres años.

 

Con capacidad durante el campeonato para 45.015 personas, su aforo se reducirá a 20.000 asientos tras el evento para que siga su día a día como campo local del Baltika Kaliningrado, un equipo que nunca ha jugado en la máxima categoría del fútbol ruso. Sin embargo, en materia urbana, el lugar podrá acoger conciertos de música y el proyecto ya ha servido para que alrededor del estadio se estén desarrollando nuevas promociones residenciales y parques.