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La COP26 se juega en los barrios: políticas e infraestructuras para alcanzar el ‘net zero’

Bajar las emisiones y alcanzar la neutralidad climática a escala mundial pasa por sacar los coches de la ciudad e instalar carriles para bicicletas, así lo apunta el informe realizado por C40 y la compañía británica Arup que ensalza la ciudad de los quince minutos.

M. Tamayo

24 nov 2021 - 04:56

Barrios de cero emisiones: la COP26 se juega en los barrios

 

 

La COP26 también se juega en el barrio. Los distritos acogen una escala suficiente para encapsular la innovación, la infraestructura, las políticas, la financiación y la comunidad suficiente para transformar las mayores ciudades del mundo, y suponen una gran oportunidad para alcanzar el objetivo de ser neutros en carbono para 2050, así lo apuntan la organización de ciudades C40 junto a la compañía británica de gestión de proyectos urbanísticos Arup en su último informe presentado el pasado martes. “Los retos de sostenibilidad hay que afrontarlos a escala de barrio”, ha asegurado Alejandro Gutiérrez, consejero de Arup.

 

Las ciudades son grandes impulsores de reformas porque los alcaldes tienen muy claro los beneficios que aporta la creación de barrios sostenibles”, ha afirmado Matthew Baldwin, responsable del área de seguridad vial de la Comisión Europea, durante la presentación. El informe apunta dos pilares que sustentan las reformas en barrios y distritos: políticas e infraestructuras.

 

El primer pilar pasa por apostar por tecnologías que hagan posible ser neutro en emisiones de carbono. Por ello, la organización señala que se deben eliminar las emisiones “operacionales”, aquellas que se emiten en el día a día del vecindario como las del transporte o el gasto energético de los edificios. “Los barrios deben definir una estrategia para asegurarse que todos sus edificios existentes alcanzan la neutralidad de emisiones operacionales”, sostiene la entidad, y fija 2050 como la fecha límite para lograrlo.

 

 

Además, la entidad también apunta que no deben descuidarse las emisiones incorporadas, como las de los procesos de construcción, y que estas deben reducirse un 50%. Por último, también pone el foco en el consumo realizado por los habitantes del distrito. Estas emisiones van desde la compra de ropa o comida, las vacaciones o la última compra de un teléfono móvil. Ante la amplitud del consumo de los vecinos, la entidad aconseja que las administraciones se centren en un número limitado de sectores y que impulsen iniciativas como la agricultura urbana o la logística verde.

 

Es vital que abordemos estos retos de una manera holística e implicando a la comunidad”, ha argumentado Helene Chartier, responsable del área de zero carbon development de C40 y ex consejera de urbanismo en el consistorio parisino de Anne Hidalgo. Más allá del desarrollo de infraestructuras, el informe apunta que la puesta en marcha de barrios sostenibles no puede olvidar la calidad de vida de sus ciudadanos si se busca que estos prosperen.

 

Como ejemplo de buenas prácticas, ambas organizaciones señalan la ciudad de los quince minutos potenciada por el Ayuntamiento de París. Otras ciudades que también están optando por políticas que apuestan por urbanismos de “escala humana” son Barcelona, con los superbloques; Portland, con la iniciativa de barrios completos; Melbourne, que impulsa políticas de barrios de veinte minutos, o Buenos Aries, con su proyecto de “Ciudad a escala humana”.

 

Aunque las políticas a implementar estén claras, el gran interrogante continúa siendo su financiación. “Tenemos que ser capaces de trabajar juntos sector público y privado”, ha reclamado Gutiérrez. “Tenemos mucho capital dispuesto que no estamos usando”, ha añadido. Por su parte, Chartier ha demandado la necesidad de implicar al sector privado para hacer cambios reales en los barrios. “La legislación es clave para realizar reformas, pero todos los sectores implicados tenemos que ir hacia la misma dirección y sin las empresas no conseguiremos que esta tendencia sea mainstream”, ha sentenciado la urbanista.