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Política local, transformación global: los retos de la New European Bauhaus ante la crisis

El modo en que se entienden las ciudades europeas en tiempos de crisis económica y energética estuvo a debate en la undécima edición del Smart City Expo World Congress celebrado esta semana en Barcelona.

Albert Martínez

18 nov 2022 - 04:54

Política local, transformación global: los retos de la New European Bauhaus ante la crisis.

 

Transformar la ciudad, cambiar de vida. Igual que el protagonista de La metamorfosis de Franz Kafka despertó una mañana en su cama convertido en un insecto, las ciudades han abierto los ojos en el siglo XXI y se han dado cuenta de que sus espacios son inútiles en el mundo actual.

 

Desde el nacimiento de la iniciativa en 2020, el New European Bauhaus (NEB) se ha convertido en la punta de lanza de Europa para acometer este cambio social, cultural y económico, que busca comenzar en la política local y ambicionar a cambiar lo global. “La NEB busca crear una nueva forma de vida a través de la transformación del espacio y los edificios; y para ello, debemos involucrar a arquitectos, científicos y artistas”, asegura Francesca Bria, directora del la Fundación Italiana por la innovación, en el marco de la undécima edición del Smart City Expo World Congress celebrado en Barcelona del 15 de noviembre al 17 de noviembre.

 

Igual que las dos Guerras Mundiales del siglo anterior modificaron el urbanismo, Europa debe crear ante la presente crisis nuevos espacios para vivir conjuntamente, con más zonas públicas y haciendo más cooperativos los tipos de vivienda. “El mundo ha cambiado demasiado y nuestra arquitectura no lo ha hecho a su ritmo, por lo que hay que decir adiós a la burocracia e involucrar a gobiernos, instituciones y todo tipo de agentes en este cambio”, añadió, por su parte, Estanislau Vidal-Folch, director de infraestructuras en Cataluña.

 

 

En ese mismo sentido se pronunció Marcos Ros, parlamentario europeo, asegurando que “las ciudades se deben adaptar a la forma en la que vivimos ahora”. Para ello, la gran novedad que introduce el NEB es la apuesta por la belleza. “Necesitamos crear la sensación de pertenencia a un lugar y no olvidarnos de que esto también es un cambio artístico y cultural”, añadió el político español.

 

Desde que se puso en marcha el proyecto, uno de los rompecabezas de la Comisión Europea (CE) ha sido la necesidad de involucrar al sector privado. Para cambiar las ciudades, también hay que modificar sus materiales, y las empresas deben dar el paso al frente que permita seguir desarrollando alternativas a los plásticos, energías renovables aplicadas a la construcción o soluciones a la emisión de gases.

 

Pero el cambio no puede parapetarse en Europa, sino que debe expandirse por el globo. “La principal arma del NEB es que es un cambio que atañe a toda la población mundial, por lo que hay que dejar atrás nuestra mente colonial y pensar cómo traspasamos y compartimos el conocimiento con África o Latinoamérica”, añade Francesca Bria. “El NEB es el vehículo necesario para transformar nuestra economía y nuestra sociedad: debemos ser radicales e inmediatos”, aseguró la directiva.

 

 

Las ciudades del mundo, responsables del 40% de las emisiones globales de gases contaminantes, buscan tras el Covid-19 nuevas formas de reducir sus emisiones. En Europa, Friburgo ha puesto en marcha proyectos de soluciones de vivienda flexible, Berlín ha trazado un plan para rediseñar el uso del espacio público y Barcelona ha peatonalizado gran parte de su trazado urbano mediante la cohesión de islas de pisos.

 

Por su parte, Eszter Dávida, directora del Centro Húngaro de Arquitectura Contemporánea, puntualizó que el gran desafío del urbanismo actual es la tensión que surge entre la necesidad de un plan global y la implantación a nivel local. “El urbanismo es diferente en todos lados, pero la inserción de un nuevo plan que cambie las ciudades debe ser global”, ha asegurado.