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Recesión, tensión y mucha geopolítica: los retos macro de la economía en 2023

Los augurios económicos para el nuevo año no son los mejores. La directora gerente del FMI pronosticando un periodo “más duro” con un tercio del planeta en recesión. El inmobiliario prevé un ejercicio menos dinámico después de un 2022 de récord.

M. Tamayo / A. Martínez

3 ene 2023 - 04:58

Retos macro 2023

 

Las doce campanadas ya han sonado y la economía afronta un año lleno de incertidumbre, otra vez. El 2022 estaba llamado a ser el año de la recuperación, pero la guerra en Ucrania y sus consecuencias económicas disiparon las esperanzas de un fortalecimiento económico tras la pandemia.

 

En cambio, a 2023 ni siquiera se le ha otorgado el beneficio de la duda. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, ha dado el pistoletazo de salida al nuevo año declarando que 2023 será “más duro” que 2022 y un tercio del planeta estará en recesión económica, mientras los tres grandes motores mundiales, Estados Unidos, China y la Unión Europea, entran en un “desaceleración simultánea”. 

 

Según las principales previsiones de los organismos internacionales, la inflación habría de moderarse los próximos meses, debido a las acciones emprendidas por los bancos centrales y los precios de la energía ralentizándose. Sin embargo, tras dos años plagados de cisnes negros rinocerontes grises, las predicciones se convierten en deportes de alto riesgo.

 

Por ello, permacrisis, palabra que describe un extendido periodo de tiempo de inestabilidad e inseguridad, corre el riesgo no sólo de ser la palabra del 2022, asignada por el diccionario británico Colliers, sino también la del 2023. Esta crisis perenne abarca desde la seguridad y la gobernanza internacional como los alimentos, la energía o el clima. 

 

Un año de recesión e inflación moderada 

Mientras los países se recuperaban del Covid-19, la guerra en Ucrania disparó los precios de medio mundo, sumergiendo a gran parte de la población en una crisis de coste de vida. A pesar de la incertidumbre actual, 2023 comienza con la promesa de ser el año que modere la escalada de los precios, ya que los organismos internacionales y los propios países auguran mejores cifras que las de 2022.

 

Para este año, el FMI augura un crecimiento mundial del 2,7%, anticipando recesión económica en grandes economías como la italiana o la alemana debido a las presiones inflacionarias y la subida de los tipos de interés. Por su parte, Estados Unidos se mantiene fuerte y podría bordear la recesión, mientras que China puede volver a poner en jaque a la economía mundial por el incremento de casos de Covid-19.

 

 

Respecto a España, el organismo prevé que la economía evite la recesión técnica y repunte en el transcurso de 2023, para volver a niveles prepandemia en 2024, siempre que se disipen los problemas de oferta, se ponga en marcha el Plan de Recuperación y los precios de la energía no se disparen.

 

Este 2023 también será el año en que la inflación se modere. Para la Comisión Europea, el auge de los precios se moderará hasta el 7% en la Unión Europea (UE) y al 6,1% en la zona euro, para rebajarse en 2024 hasta el 3% y el 2,6%, respectivamente.

 

Geopolítica, un año más

El gran hit de 2022 aterriza en 2023 sin ninguna intención de abandonar su puesto de honor. La geopolítica consiguió colocarse en el centro del relato el año pasado tras la llegada de la mayor guerra en territorio europeo desde 1945 y se ha convertido en uno de los principales puntos a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones económicas. 

 

La globalización continúa ralentizándose y los organismos internacionales alertan que la fragmentación geoeconómica es uno de los principales peligros que afronta la economía actual. La tendencia puede disolver o al menos debilitar los vínculos comerciales entre países, con lo que caería el comercio internacional y obligaría a reconfigurar la cadena de suministro mundial. 

 

En los sectores claves, especialmente aquellos que afecten a la seguridad nacional, se prevé un retroceso de la integración internacional. Además, el auge de los aranceles y otras políticas proteccionistas pueden provocar la modificación de cadenas de suministro o incluso la creación de cadenas de suministro duales. 

 

 

 

 

Más allá de Ucrania, la partida geopolítica se juega en el Pacífico. China es el único actor internacional que amenaza la hegemonía estadounidense y es capaz de modificar el orden mundial actual. Con el despertar de la geopolítica, aumentan las posibilidades de que se consume la teoría del desacople, que vislumbra un mundo partido en el que se diluirán las relaciones comerciales.

 

Las áreas de influencia de Estados Unidos y China no funcionarían de forma independiente tal y como lo hicieron durante la Guerra Fría, pero si reducirían notablemente su interacción y se acabarían con treinta años de globalización para alcanzar una economía más politizada. 

 

Las aguas de la cadena de suministro vuelven a agitarse 

Las disrupciones en la cadena de suministro fueron el gran dolor de cabeza de 2021, pero 2022 prometía deshacer el nudo generado por las supply chain globales. Sin embargo, las restricciones por la política Covid Cero en China y la guerra en Ucrania volvieron a tensar la cadena de suministro

 

Para principios de año, la crisis de la supply continuará activa debido a la caída del consumo. En enero se descargarán un 8,8% menos de contenedores que hace un año, según datos del Global Port Tracker de la National Retail Federacion (NRF) y Hackett Associates. En los meses siguientes las caídas aún serán más pronunciadas, con descensos del 20,9%, el 18,6% y el 13,8% en febrero, marzo y abril, respectivamente. 

 

Uno de los principales puntos calientes de esta crisis, que cumple ya tres años, es China. El gigante asiático ha levantado la mayoría de las restricciones sobre el Covid-19 abandonando su política de Covid Cero, lo que ha generado un aumento de los casos. El gigante asiático iniciará las vacaciones de Año Nuevo en la tercera semana de enero, y los expertos temen que el aumento de casos tras la movilidad de los trabajadores dificulte que la industria vuelva a producir con normalidad y la fábrica del mundo se pare, generando otro escollo en la cadena. 

 

Las demandas laborales, en la agenda del día

El golpe de la pandemia obligó a miles de trabajadores a replantearse los porqués de su trabajo. En 2023, las grandes economías deberán seguir enfrentando fenómenos laborales como la gran renuncia o el quiet quitting, que buscan cambiar la relación existente entre los empleados y el trabajo.

 

 

Con la mayoría de los indicadores apuntando a una recesión económica, las economías avanzadas mantienen estable sus cifras de desempleo que, sin embargo, podrían trastabillarse si no se cumplen las demandas exigidas por los empleados y la desmotivación arraiga entre la población.

 

Uno de los países donde las protestas se han alzado con más fuerza este año ha sido Reino Unido. Este inicio de 2023, los huelguistas británicos han seguido en la calle y prometen seguir haciéndolo hasta que no se resuelvan las disputas salariales que arrastran desde el año pasado, en las cuales exigen un aumento de los salarios y un control sobre los precios de alimentación y energía. Los paros han afectado desde el transporte a la educación, pasando por la sanidad y convirtiéndose en las huelgas más largas de la última década.

 

Pese a que el año anterior España contó con huelgas en sectores como la aviación, la sanidad o el transporte, 2023 podría ser el año que prendiera la mecha de las protestas laborales si la inflación sigue subiendo y lastrando los ingresos reales de los hogares.

 

España regresa a las urnas

Tras un año políticamente convulso, en 2023, España regresará por partida doble a las urnas. En primer lugar, el 28 de mayo están convocados todos los ciudadanos del estado a elegir los alcaldes y concejales de cada municipio español. Además, ese mismo domingo se elegirán los parlamentarios de todas las comunidades autónomas, excepto Andalucía, Cataluña, Galicia, País Vasco y Castilla y León.

 

Después de un aperitivo en forma de comicios municipales y autonómicos, llegará el plato principal en forma de elecciones generales. La fecha de estas aún no se ha determinado, pero la votación debe llevarse a cabo antes del 10 de diciembre, siempre que el Gobierno actual, conformado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP) consiga agotar la legislatura.

 

 

 

 

Pese a que el Partido Popular (PP) ha ido ganando terreno en los últimos años, el PSOE seguiría ganando las elecciones, con el 30,6% de los votos, tal y como indica el último barómetro de diciembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Le seguiría, a poca distancia, el partido que preside Alberto Núñez Feijóo, con el 28,6% de los apoyos, Unidas Podemos, que se llevaría el 12,4% de los votos y Vox, con el 10,2%.

 

Según el CIS, las elecciones autonómicas, los populares se harían con la victoria en Madrid, Extremadura y Murcia, mientras que los socialistas ganarían en Navarra, Aragón, Castilla-La Mancha y La Rioja y ambos partidos empatarían en Cantabria y Comunidad Valenciana.

 

Ajustes en el inmobiliario

El sector inmobiliario, tras un 2022 de récord, espera moderar sus cifras este año. Las compraventas de viviendas, que se situarán en 650.000 en 2022, a falta de cierre del último trimestre, caerán alrededor del 10%, según una estimación media de diversas casas de análisis.

 

Los precios residenciales también descenderán o concluirán 2023 con tímidos repuntes que, en todo caso, se situarán por debajo de la inflación esperada. Es decir, el alza real será menor que la inflación.

 

Respecto al resto de activos, se espera en líneas generales una actividad menor que en 2022, un ejercicio que en el inmobiliario comercial (oficinas, logística, retail, residencial o activos alternativos) superó todas las marcas históricas y cerró transacciones por más de 15.000 millones de euros.

 

Oficinas, logística, alquiler residencial y, en general, el conjunto de activos de los diferentes subsectores ajustará su valor para adaptarse al nuevo entorno de tipos de interés más elevados que está impulsando el Banco Central Europeo (BCE).

 

Respecto al coste de los materiales, que impacta transversalmente en todos los subsectores del real estate, los diferentes actores del sector confían que los leves descensos registrados en el segundo semestre en materiales como el acero o la madera sigan un camino a la baja.  

 

En un contexto de penetración de la sostenibilidad en el real estate, también se alzan voces que abogan por la utilización de otros materiales verdes, con un origen más local, como el cáñamo, el barro o la paja. En 2023, estos materiales pueden empezar a abrirse huecos, ni que se de forma testimonial, en el sector inmobiliario español.