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Un modelo urbano ‘made in Europe’ frente a las megaciudades del futuro

La Unión Europea apuesta por ciudades de un tamaño de alrededor del millón de habitantes para garantizar la calidad de vida y sostenibilidad de su gestión. Un modelo que contrasta con la megaciudades de Asia y África.

B. B.

2 jun 2023 - 04:54

 

Urbanismo Torres y Carrera

 

 

Una población asentada en megaciudades, con un modelo europeo propio. Las prospecciones poblacionales de organismos como la ONU, el Banco Mundial y la Unión Europea (UE) coinciden en combinar dos elementos que definirán los próximos 25 años de la humanidad. Por un lado, los efectos del cambio climático, con el incremento de la temperatura y la sequía, y, por otro, la concentración de la población mundial en entornos urbanos.

 

Los estudios de estos organismos cifran en torno al 70% el porcentaje de la población mundial concentrada en espacios urbanos para 2050, es decir, 6.790 millones de personas de las 9.700 millones que habitarán la Tierra entonces. Estos son algunos de los datos que recoge el estudio Urbania 2050 elaborado por el área de ESG de la firma consultora Torres y Carrera.

 

En términos globales, Asia y África concentrarán más del 80% de la población mundial. El número de habitantes aumentará en todos los continentes, menos en Europa, que pasará de los 740 millones actuales a los 728 previstos para 2050 y, además, con una media de edad muy envejecida.

 

En este contexto, la Unión Europea desarrolla una estrategia urbana que apuesta por la ciudad sostenible, que se define por elementos como la calidad de vida de sus vecinos, espacios verdes amplios, evolución hacia las energías renovables, movilidad colectiva y limpia, y la apuesta por la economía circular.

 

 

 

 

La Unión Europea apuesta por ciudades de tamaño medio, de alrededor del millón de habitantes. Se busca un modelo formado por redes de ciudades habitadas de forma no masiva para garantizar la calidad de vida y una sostenibilidad en su gestión, que estén muy bien conectadas combinando el desarrollo de las infraestructuras con un territorio de distancias muy abordables.

 

Un modelo que en el caso de España esquivarán sus dos grandes áreas metropolitanas, ya que se calcula que Madrid y Barcelona tendrán una población de, respectivamente, 8,3 millones de personas y siete millones de personas en 2030. Otras grandes urbes, como París y Berlín tampoco seguirán el modelo promovido.

 

En ese mapa europeo de las ciudades de 2050 la combinación del desarrollo tecnológico con la cobertura de servicios esenciales como la gestión del agua, de la energía, de los residuos, de la movilidad, converge desde hace décadas en la smart city.

 

 

 

 

Pero a todas estas claves ahora hay que añadir la evolución de los modelos de trabajo (teletrabajo, semana laboral de cuatro días, etc.) y los cambios en la economía productiva, que llevan a la reducción del parque móvil privado (automóviles) o la creciente demanda de actividades alternativas a la vida laboral (ocio, deporte, cultura).

 

Todos estos elementos avanzan para confluir en un horizonte sumamente cercano en el que ciudades europeas están llamadas a competir por consolidar su marca en términos más cualitativos que cuantitativos.