Nubes en el horizonte

Las incertidumbres globales planean sobre el sector inmobiliario español. El consejero delegado de Merlin Properties, Ismael Clemente, dejó uno de los titulares del Barcelona Meeting Point (BMP): “Esta vez no será culpa nuestra, pero nos la vamos a pegar igual”. Y tras un par de frases explicativas, cerró asegurado que “esta vez estamos preparados”.
Por su parte, la consejera delegada de Savills Aguirre Newman Barcelona, Anna Gener, hizo suyas las mismas palabras a través de twitter y añadió que el sector ya tiene experiencia en levantarse de una caída aún peor.
Los diferentes actores del sector inmobiliario español reiteran una y otra vez que no hay un fin de ciclo y que la desaceleración de los crecimientos es consecuencia de la madurez del sector, que seguirá creciendo en los próximos años de una manera más sana.
Se debe tener en cuenta que la situación actual es muy diferente de la que había en 2007, cuando el sector inmobiliario estaba mucho más expuesto a la deuda y era mucho menos profesional que ahora. De todos modos, si la situación económica cambia y el consumo de los ciudadanos se retrae, previsiblemente, la venta de viviendas también caerá. ¿Lo harán también los precios?
Ismael Clemente tiene razón, esta vez la caída no será culpa de un sector inmobiliario que era un gigante con pies de barro. Pero si se tiene en cuenta que el mercado español está altamente expuesto a la inversión extranjera, no es difícil prever que esta inversión también caerá si la economía global entra en recesión.
Y aunque no parece que tenga que llegar en los próximos meses ni mucho menos que sea tan dura como la anterior, las incertidumbres globales como el Brexit o la guerra comercial entre Estados Unidos y China pueden provocar un miedo que acelere un parón en la economía que activaría los resortes de la recesión.
Todas las crisis son diferentes y tanto el real estate como el sector financiero han aprendido algunas cosas de sus errores del pasado, por lo que la próxima recesión no debería significar la hecatombe que se produjo entre 2008 y 2010. Sin embargo, el inmobiliario debe estar preparado para encarar la recesión, por lejos que parezca que está en estos momentos.