Residencial

‘Brick is black’: ocho de cada diez edificios en España son ineficientes

Las regiones españolas con el mayor porcentaje de edificios muy poco eficientes energéticamente son País Vasco (86,5%), Canarias (85,5%) y Baleares (84,9%), según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae).

Abel Pujol

4 abr 2022 - 04:56

‘Brick is black’: País Vasco, Canarias y Baleares, las regiones con los edificios menos eficientes

 

 

Brick is black. El porcentaje de edificios en España con la peor calificación energética posible se sitúa en el 82%. Esto significa que ocho de cada diez edificios cuentan con una Certificación de Eficiencia Energética (CEE) calificadas E, F y G, o lo que es lo mismo, consumen más recursos de los necesarios para alcanzar unos niveles óptimos de servicio y confort, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae).

 

La Certificación evalúa la eficiencia de un edificio analizando sus emisiones de CO2 y su consumo energético, en una escala que va de la A, calificación más eficiente, a la G, la menos eficiente. Desde el 1 de junio de 2013 es obligatorio poner este documento a disposición de los compradores o usuarios de los edificios.

 

País Vasco (86,5%); Canarias (85,5%); Baleares (84,9%); Murcia (83,8%) y Valencia (83,1%), son las comunidades autónomas con mayor porcentaje de edificios ineficientes. Por su parte, las regiones con menos edificios con calificación E, F y G son Navarra (72,6%); Castilla y León (76,1%); La Rioja (76,4%); Madrid (77,1%); Galicia (78,7%) y Andalucía (78,7%).

 

Por lo que respecta al porcentaje del parque inmobiliario que cumple unos altos estándares en materia energética, la media nacional no alcanza el 0,29%, según Idae. Canarias (1,27%); Castilla y León (1,21%); Asturias (0,59%); La Rioja (0,49%) y Galicia (0,47%) son las comunidades con el mayor registro de edificios con letra A en su CEE. Por contra, Murcia (0,05%), Valencia (0,13%), Extremadura (0,14%) y País Vasco (0,17%) son las autonomías que cuentan con un menor porcentaje de la máxima calificación.

 


 

 

“De los más de 4,5 millones de edificios que hay con CEE en España, apenas 13.000 cuentan con una letra A o certificación energética de máxima eficiencia”, destaca Yolanda del Rey, responsable de Certificación de Verde de Green Building Council España (GBCe).

 

Esto es consecuencia de que la mitad del parque edificado español data de antes de 1980, lo que significa que no había ninguna normativa vigente. De hecho, el sector de la edificación es responsable en España del 30,1% del consumo de energía final y del 25,1% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, tal y como se recoge en la hoja de ruta del proyecto Building Life, del Green Building Council España (GBCe), o Consejo para la Edificación Sostenible en España.

Building Life es un proyecto de GBCe en el que participan diez países europeos (Alemania, Croacia, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia y Reino Unido) con el objetivo de impulsar la acción climática en el sector de la edificación y lograr la descarbonización del entorno construido en todo su ciclo de vida .

 


 

 

“Las CEE nos demuestran que el envejecido parque edificado español es muy poco eficiente y que es imprescindible aplicar herramientas tan eficaces como las rehabilitaciones en profundidad para mejorar su comportamiento energético”, explica Dolores Huerta, directora general de Green Building Council España (GBCe).

 

España necesita llegar hasta los diez millones de rehabilitaciones de viviendas principales en las próximas tres décadas para cumplir su compromiso de cero emisiones de carbono para 2050, según la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (Eresse). Para lograr este objetivo, es necesaria una inversión anual de 7.500 millones de euros, según el análisis.

 

“Para alcanzar y mantener el altísimo ritmo de inversión en rehabilitación, necesario para lograr la urgente descarbonización del sector de la edificación, los fondos públicos europeos son un elemento fundamental”, concluye Huerta.