

La capital catalana se posiciona en 2022 como una de las ciudades europeas flex, con un 2,8% de la oferta de oficinas correspondiente a espacios de trabajo flexible.
La guerra catapultó la ya disparada inflación, aumentó el coste de vida y las protestas pueden ser habituales en 2023. Sin embargo, las instituciones proyectan que este inicio de año puede ser el principio del fin.
La economía española, la única de la zona euro que aún no ha recobrado el PIB previo a la pandemia, ha vuelto a encontrarse este año con un nuevo desbarajuste, agitada por la inflación y la guerra en Ucrania.
La protagonista de la crisis constante durante los últimos doce meses ha sido la geopolítica, los conflictos entre las potencias y sus distintos estados afines se ha agudizado con el estallido de la guerra en Ucrania.
La muerte de Isabel II tras setenta años al frente de la corona, el adiós de Boris Johnson, el gobierno exprés de Liz Truss o la aparición de Rishi Sunak se añadieron a la crisis económica que atraviesa el país británico.
La controvertida política de Covid Cero y la crisis inmobiliaria han aumentado el descontento en el gigante asiático, que tras cuatro décadas de meteórico crecimiento comienza a mostrar síntomas de debilidad.
La victoria de Giorgia Meloni en Italia culminaba el nuevo auge de la extrema derecha en Europa, mientras en Latinoamérica la izquierda volvió a levantar el puño con la victoria en Brasil de Lula da Silva sobre Bolsonaro.
Con cifras de inversión y contratación en máximos, la mayor amenaza sobre el segmento es el endurecimiento del coste de financiación, que comprime la yield.