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El fondo de daños y pérdidas, el hito ‘in extremis’ de otra COP “insuficiente”

La cumbre del clima que finalizó en la madrugada del pasado domingo no ha conseguido reducir la dependencia de los combustibles fósiles y desde Bruselas señalan que el acuerdo no es suficiente para acometer la lucha por el clima.

A. Martínez / M. Tamayo

22 nov 2022 - 04:54

El fondo de daños y pérdidas, el hito ‘in extremis’ de otra COP “insuficiente”

 

 

La COP27 regresa de Egipto con luces y sombras. La Cumbre del Clima celebrada en la ciudad de Sharm El-Sheikh ha finalizado de madrugada con un acuerdo in extremis para la creación de un plan de financiación de pérdidas y daños para los países afectados por el cambio climático. La cumbre se anota la victoria de haber conseguido un compromiso unánime en un contexto geopolítico complejo impactado por la guerra y vientos de desglobalización, pero también se encuentra entre las más decepcionantes de los últimos años.

 

“No es suficiente para que las personas y el planeta avancen”, admitía con claras muestras de cansancio el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, al cierre de las negociaciones en Egipto. Una afirmación a la que se sumaba el propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que, aunque celebraba la aprobación, lamentaba que “claramente no va a ser suficiente”.

 

Lo que sí se ha logrado durante estas dos semanas de noviembre ha sido un fondo destinado a financiar los daños climáticos que sufren algunos países más vulnerables, aunque todavía no está claro quién deberá aportar dinero y cuándo estará operativo. 

 

Esta nueva herramienta ha sido aprobada tras la insistencia de los países más afectados, mientras que desde la Unión Europea (UE) y Estados Unidos se prefería optar por usar las herramientas que ya existen, alegando que la creación de un nuevo sistema retrasaría la financiación. Tras la cumbre, se creará un Comité de Transición que tendrá que tomar decisiones sobre el nuevo fondo para finales de 2023. 

 

China, junto a los países del G77 (grupo de 134 países en vías de desarrollo con el objetivo de apoyarse en las deliberaciones de la ONU), pretendía que el fondo funcionara de países desarrollados a los clasificados como en vías de desarrollo según una clasificación de 1992, bajo la cual tanto la propia China como Qatar o Arabia Saudí podrían ser beneficiarios del fondo.

 

 

 

 

Tras la negociación con la UE y Estados Unidos, el texto limita el acceso a la financiación a los países en desarrollo “particularmente vulnerables”. Aunque no se especifica a quién se le puede exigir las aportaciones al fondo, los países sí han pactado que aquellos países con más emisiones, como China e India, pueden contribuir al fondo. También queda por concretar la cantidad destinada al fondo y cómo se realizarán el abono de las pérdidas y daños causados. 

 

Durante la conferencia también se ha puesto en marcha un programa de trabajo sobre mitigación y se pidió a los gobiernos que revisaran y reforzaran los objetivos de 2030 en sus planes de acción climática para este año. 

 

Durante varios días, la cumbre estuvo a punto de saltar por los aires. La UE amenazó con abandonar el encuentro si no se cumplía el objetivo de limitar el aumento de temperatura global a 1,5 grados centígrados. “Preferimos que no se adopte ninguna medida a que se adopte una mala”, aseguraba Frans Timmermans, quien añadía que de poco servía crear un fondo para hacer frente a las consecuencias climáticas si no se ponían en práctica medidas para evitar que la crisis se siga acrecentando.

 

 

 

 

Finalmente, el último borrador de la cumbre reincorporó el objetivo y aceptó la petición de la UE. Una vez finalizada la reunión, el secretario general de la ONU, António Guterres, señaló que “esta era una línea roja que no debíamos cruzar”, pero para ello el mundo necesita “invertir en energías renovables y acabar con la adicción a los combustibles fósiles”.

 

Sin embargo, la reunión terminó sin ningún acuerdo para la reducción progresiva de los combustibles fósiles, el mayor propulsor del cambio climático. Siguiendo las exigencias de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), el acuerdo final de la COP27 incluye la apuesta por las energías de bajas emisiones en lugar de apostar por la eliminación de los combustibles fósiles. 

 

La tensión creció cuando la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, señaló directamente a los países de la Opep asegurando que “es frustrante ver como los grandes emisores y productores de petróleo obstruyen los pasos atrasados en la mitigación y la eliminación de las energías fósiles”.

 

 

 

 

El texto final de la COP27, además, no compromete ni obliga a reducir las emisiones de gases invernadero, sino que apuesta por “revisar y fortalecer” este compromiso antes de la próxima cumbre, que se celebrará en Dubái en noviembre de 2023.

 

Desde Bruselas han mostrado decepción por el acuerdo final. En la ceremonia de clausura, la Comisión Europea expresó que el plan no contiene suficientes esfuerzos ni genera un mayor grado de confianza respecto a las anteriores reuniones de la COP. A su vez, señalaron que “hay muchas partes que no están dispuestas a avanzar hoy en la lucha contra la crisis climática”.

 

Timmermans recordó que el documento “pone barreras innecesarias en el camino y permite a los actores rehuir de sus responsabilidades. Para el representante de la Comisión Europea, los países no apuestan por medidas más claras porque “tienen miedo a la transición que se avecina”.