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Revolución ‘proptech’: la economía colaborativa llega al negocio inmobiliario

Portales como Airbnb, Wimdu, HomeAway o la española BeRoomers lideran un segmento de las plataformas digitales que ha llegado con fuerza al real estate, donde cada día son más los usuarios que apuestan por alquilar viviendas estacionales por internet.

Jabier Izquierdo

24 ene 2018 - 04:57

Revolución ‘proptech’: la economía colaborativa llega al negocio inmobiliario

 

 

¿Qué atrae el proptech? ¿Para qué sirve? ¿Quiénes son sus protagonistas, los principales players que han seducido a la generación milllennial? ¿Por qué se miran y compran pisos a través de una pantalla, se toman decisiones a través del big data y se invierte en una casa para después venderla junto a otros cientos de internautas? ¿Qué beneficios y qué cambios conllevará la digitalización del sector inmobiliario en España? EjePrime realizará a lo largo de las próximas semanas una serie de reportajes que abordarán la revolución de la tecnología 4.0 en el real estate, tratando de manera pormenorizada las distintas líneas de negocio que se han desarrollado ya en el sector, pero también de las que están por llegar.

 

 

En plena temporada de esquí, esta afirmación podría escucharse el próximo lunes en cualquier tertulia de oficina: “Este fin de semana estuvimos en la montaña. Pillamos un piso por Airbnb”. Hace diez años, sin embargo, hubiera sido imposible: la empresa ni siquiera existía. El crecimiento de esta plataforma digital ha revolucionado la forma de viajar de muchas personas en todo el mundo. Ya se cuentan por millones los viajeros que dejan de lado el hotel para introducirse en una casa ajena que la hacen suya por unos días.

 

El método de negocio de esta proptech, fundada en San Francisco (Estados Unidos) en 2008, es la economía colaborativa. En otras palabras, la intermediación de una empresa entre un ofertante y un demandante. En este caso, de vivienda estacional.

 

Creada por dos jóvenes diseñadores industriales, Joe Gebbia y Brian Chesky, y un informático de Harvard, Nathan Blecharczyk, el despegue de la compañía ha desencadenado en la creación en la nube de una red global con aterrizajes en 191 países y en más de 65.000 ciudades. Un imperio de viviendas donde el sol no duerme y que marca la fortaleza de una línea de negocio que “generó en la actividad económica española 4.170 millones de euros en 2016”, según informan desde Airbnb.

 

¿Cómo ha logrado aglutinar una comunidad tan grande en todo el mundo? Uno de los principales atractivos de las plataformas de economía colaborativa es su precio: nada paga el anfitrión por anunciarse. Los dueños de las casas se quedan con más del 95% del dinero que consiguen al compartir o alquilar su vivienda. Además, las webs de este tipo trabajan mucho para que la plataforma sea sencilla y comprensible para cualquier usuario, lo que permite suscitar un mayor interés en quien busca un lugar donde dormir durante su viaje.

 

 

 

 

El informe realizado por Airbnb, que ya trabaja en los datos recogidos en 2017, cifra el impulso en las economías de los diferentes territorios nacionales en cientos de millones de euros. En Madrid, por ejemplo, su comunidad generó 447 millones de euros en 2016, el triple que dos años antes, siendo además la capital española la ciudad en la que más personas pernoctaron a través de esta plataforma digital. En todo el país, la cifra se elevó hasta los 560 millones de euros.

 

 

Un filón para la generación millennial
El éxito de Airbnb ha animado en los últimos años a la creación de muchas otras proptech cuyo cometido es el mismo que el de la empresa californiana. No en vano, son muchos los millennials que demandan actualmente este tipo de alquiler para viajar por delante de los hoteles y los pisos vacacionales tradicionales.

 

El perfil tipo del usuario que utiliza la economía colaborativa en materia de vivienda para periodos estacionales ronda los 35 años y contrata un piso o habitación para cuatro o cinco noches. Un nuevo tipo de negocio del que también salen ganando los propietarios de las casas anunciadas, los conocidos como anfitriones por este tipo de plataformas. La mayoría comparte su primera residencia para ganar un dinero complementario cada mes, como sugiere Airbnb, tras valorar que cada uno de sus anfitriones madrileños registra una media de 60 noches al año alojando a viajeros.

 

 

 

 

Otra de las principales proptech de este segmento es Wimdu. Con más de 350.000 viviendas en más de 150 países, esta compañía “ofrece al viajero un alojamiento auténtico a un precio razonable”, según explica en su plataforma. Fundada en 2011 por Arne Bleckwenn y Hinrich Dreiling, tiene su origen en Alemania donde estos dos amigos “experimentaron por ellos mismos lo caros e impersonales que pueden llegar a ser los hoteles”, describe la compañía.

 

Con tan sólo tres meses de vida, la plataforma pasó a ser la segunda más importante del mundo, lo que impulsó que en 2016, la compañía, ya presente en España desde dos años antes, fuera adquirida por el grupo danés Novasol y Wyndham Vacation Rentals, uno de los mayores proveedores de alojamientos vacacionales del mundo. La proptech atrae a más de 2,5 millones de usuarios que suman más de diez millones de noches reservadas en la plataforma.

 

Entre el resto de proptechs de la economía colaborativa destacan HomeAway, una compañía internacional con presencia en España, o la española Beroomers, creada en 2013 en Valencia, y que, a través de su página web, da “alojamiento de media estancia a estudiantes y jóvenes profesionales en más de 50 destinos” de todo el mundo, según detalla la empresa.

 

Actualmente, cuenta con 2.400 propietarios en su plataforma digital con la que apoyan la revolución que está suponiendo la economía colaborativa no sólo en el sector tecnológico del real estate, sino en toda la actividad económica mundial.