Un reinado efímero: el encarecimiento del dinero amenaza a las hipotecas a tipo fijo

Variable versus fija. Esa dicotomía que muchos consumidores se han encontrado a la hora de contratar un préstamo hipotecario parece que se acerca a un nuevo vuelco. Las hipotecas fijas, que han reinado en los últimos dos años, podrían dar paso de nuevo a los créditos variables.

El 75,3% de los créditos hipotecarios que se contrataron el pasado abril eran a tipo fijo. Se trata de una cifra inédita, no vista en varias décadas atrás. La percepción de que los tipos negativos se acababan y que el Banco Central Europeo (BCE) comenzaría una etapa de encarecimiento del precio del dinero llevó a muchos consumidores a aprovechar una de las últimas oportunidades que había de endeudarse a largo plazo a un coste fijo.

Con el estallido de la pandemia, en febrero de 2020, los principales bancos centrales del mundo, entre ellos el BCE, lanzaron políticas monetarias ultraexpansivas con el objetivo de apoyar una economía en confinamiento. Los tipos de interés entraron en tasas negativas y, lo que es más llamativo, se extendió la idea que el precio del dinero se mantendría en estos niveles por un gran periodo de tiempo.

Aparecieron entonces en el mercado hipotecas a plazo fijo a precios muy competitivos a largo plazo: veinte, veinticinco y hasta treinta años. Los bancos podían cerrar este tipo de financiación, porque encontraban una contrapartida en los mercados financieros.

Nueve de cada diez hipotecas eran a tipo variable hasta el vuelco de 2021, cuando el 62,9% de los préstamos se formalizaron a un tipo fijo

Así, en 2020, el 47,4% de las hipotecas que se comercializaron fueron a tipo fijo, frente a las 52,6% de variables. En 2021, llegó el vuelco: 62,9% de créditos para vivienda fueron a tipo fijo, frente al 37,1% de variables. A lo largo de este ejercicio, el peso de las hipotecas a tipo fijo ha superado el 70%.

“Lo más probable es que los tipos fijos superen el 2,5% o el 3% dentro de unos meses”, explican desde HelpMyCash, un comparador de productos financieros.

En las últimas dos décadas, el mercado hipotecario español ha estado dominado por los créditos variables. Nueve de cada diez préstamos eran variables y, por ejemplo, el 98,1% de los que se firmaron en 2007 estaban referenciados al Euríbor más un diferencial.

En 2016, como consecuencia del interés de la banca de dotar de más estabilidad al sistema, comenzaron a promocionarse las hipotecas a tipo fijo. El resultado es que estos créditos sumaron el 23,7% del total ese año y comenzaron una tendencia al alza en su contratación que llevó al sorpasso de 2021.

Ahora, con un Euríbor que apunta a cerrar el año cerca del 2%, parece que se acerca un nuevo vuelco con más hipotecas variables, que podrán beneficiarse de una reducción de este indicador en el futuro. El reinado del tipo fijo parece que ha sido efímero.