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¿Estanflación? La guerra aviva el miedo a una recesión con precios disparados

Aunque todavía no se considera estructural, la inflación se ha asentado los últimos meses en Europa y Estados Unidos y la guerra en Ucrania ha lanzado por los aires el delicado equilibrio entre crecimiento y subida de precios. 

EjePrime

17 mar 2022 - 04:56

¿Estanflación? La guerra aviva el miedo a una recesión con precios disparados

 

 

Un riesgo amenazante recorre Europa. La guerra en Ucrania ha desestabilizado el escenario global y lanzado por los aires el delicado equilibrio entre subida de precios y crecimiento de la economía. Tanto desde el Banco Central Europeo (BCE) como la Reserva Federal estadounidense están preparando políticas monetarias para hacer frente a un escenario con riesgo de estanflación, fenómeno donde existe estancamiento económico y, a la vez, inflación elevada.

 

De hecho, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió ayer subir los tipos de interés del país en 25 puntos básicos, hasta situarlos en un rango de entre el 0,25% y 0,50%, según ha informado este miércoles en un comunicado. La decisión tomada por la Fed representa la primera subida en el precio del dinero en el país norteamericano desde el 19 de diciembre de 2018

 

El término fue acuñado por el ministro de finanzas británico en 1965, Ian McLeod, tras fusionar las palabras estancamiento e inflación en un discurso de la cámara de los comunes. El término se hizo popular durante los choques económicos de 1973 y 1979 a causa de la crisis del petróleo: aunque los economistas apuntan que la situación era completamente diferente a la actual, los ejemplos de mala gestión de entonces pueden ayudar a fijar una estrategia en la actualidad.

 

El gran responsable de la escalada de precios es la energía, que en España se encareció un 80% en febrero respecto al año anterior, lo que representó la mitad del 7,6% de inflación que registró el país en el segundo mes del año. La guerra también ha empujado al alza los precios de la mayoría de los metales, fertilizantes y cereales.

 

La inflación que tenemos actualmente proviene de un shock de oferta”, explica Antoni Conyat, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Ante esta situación, en la que la subida de precios provine de un aumento de los costes de producción, el Producto Interior Bruto (PIB) no está creciendo lo que plantea un dilema para las autoridades monetarias. “Si bajas los tipos para rebajar la inflación puedes provocar un estancamiento mayor de la economía, por lo que todas las decisiones que adoptes serán malas”, sostiene el economista.

 

 

 

 

Por el momento, la estanflación es sólo un riesgo, ya que ni la Unión Europea (UE) ni Estados Unidos han publicado las cifras del PIB del primer trimestre del año. “No lo veo como un escenario cercano”, sostiene por su parte José García Montalvo, catedrático de economía de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). “Sólo en el caso de una guerra larga y que los precios se dispararan aún más podríamos llegar a un escenario así, pero no está previsto”, añade el economista.

 

Aunque se ven en una encrucijada similar, la Fed y el BCE están abogando por estrategias diversas. Mientras que Estados Unidos sube los tipos para frenar los precios, desde Frankfurt se aboga por ser cautos y proteger la recuperación, a la espera de cómo se desarrolle la Guerra en Ucrania. “Ambas regiones parten de situaciones diferentes, Estados Unidos está más cerca de recuperar el consumo anterior a la pandemia y Europa se puede ver más afectada por las sanciones impuestas a Rusia”, afirma Conyat.

 

Sí se confirma la estanflación, ambas economías se sumergen en una trampa de la que es difícil salir. Uno de los grandes riesgos es que se produzca una espiral inflacionista y que se vayan produciendo sucesivas subidas de precios y subidas de sueldos, entrando en un clico difícil de detener. La otra gran amenaza es la recesión, lo que podría introducir a los distintos países en una crisis económica antes de recuperarse con fuerza de la crisis originada por el Covid-19 y que puede acarrear un fuerte coste político.  

 

El PIB de la eurozona se frenó el último trimestre del año y en Alemania y Austria ya han registrado caídas, pero el Banco Central Europeo se mostró optimista en su última presentación a inicios de mes. El organismo apunta que la inflación alcanzará una media en la eurozona del 5,1% en 2022 y que se situará sobre el 2% los dos años siguientes. Aun así, el BCE también admite un freno de la recuperación con una subida esperada del PIB del 3,7%, medio punto menos respecto a la previsión de la institución en diciembre, con una inflación del 5,1%.

 

 

En España, el Banco de España ha subrayado que “resulta crucial evitar que se desencadene una espiral de incrementos de precios y costes que sólo agravaría los efectos ya nocivos de la perturbación actual”. “Evitar esta espiral puede lograrse a través de un pacto de rentas entre empresas y trabajadores”, ha afirmado Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. El Gobierno de España también se ha inclinado por la misma medida desde el inicio de la Guerra en Ucrania para repartir entre empresa y trabajadores el impacto económico del conflicto.

 

García Montalvo apunta que España tiene poco que hacer. “Es un país super dependiente de los precios de le petróleo y la subida de precios traerá muchas consecuencias”. Aun así, el economista señala que se debe llegar a un pacto para que salarios y precios se fijen por la inflación subyacente, sin tener en cuenta los precios de la energía, y se haga un plan de reducción de deuda creíble para hacer el mercado más atractivo. Desde la gestión energética, el economista aboga por hacer una transición climática “con cabeza”. “Los últimos años no se han considerado los riesgos geopolíticos de la energía, como el cierre de centrales nucleares que se produjo en Alemania y que la ha hecho más vulnerable a Rusia”, asegura García Montalvo.

 

Desde Bruselas, se ha discutido la idea de emitir deuda conjunta, según informó Bloomberg la pasada semana, aunque el ejecutivo lo ha desmentido y el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, reconoció que era necesario “encontrar nuevas herramientas ante las cuestiones que plantea esta crisis, especialmente en defensa e independencia energética”.  La emisión de deuda conjunta minimizaría el riesgo de impagos y aliviaría la carga de intereses de los países más endeudados, como España o Italia.