Mercado

Estudio Lamela, arquitectura culta y funcional que abre las alas hacia los grandes proyectos

El despacho madrileño ha firmado algunos de los edificios más representativos de la arquitectura nacional de la segunda mitad del siglo XX y la primera del XXI, como Torres Colón, la T4 de Barajas, la remodelación del estadio Santiago Bernabéu o el complejo Canalejas.

Abel Pujol

19 jul 2022 - 04:58

Estudio Lamela, arquitectura culta y funcional que abre las alas hacia los grandes proyectos

 

 

Historia viva de la arquitectura española. Estudio Lamela inició su trayectoria en 1954, en plena posguerra, con la figura de Antonio Lamela, y se alarga hasta el presente, con su hijo Carlos pilotando el despacho.

 

Más de 2.000 proyectos redactados a sus espaldas, la sede central en Madrid, otra en Sevilla, y tres de internacionales: Varsovia, Ciudad de México y Rotterdam. Un socio, Carlos Lamela, ocho asociados y 63 trabajadores. A cierre de 2021, el despacho alcanzó una facturación de 7,5 millones de euros en 2021 y apunta a una cifra de alrededor de ocho millones de euros a cierre de este ejercicio.

 

Estudio Lamela ha firmado algunos de los edificios más representativos de la arquitectura nacional de la segunda mitad del siglo XX y la primera del XXI, como Torres Colón, la T4 de Barajas, la remodelación del Estadio Santiago Bernabéu o el complejo Canalejas.

 

Además, el estudio se ha catapultado en la esfera internacional, expandiendo su concepto de arquitectura comercial singular. Los estadios de Lublin y Cracovia, ambos en Polonia, el Contact Center Santander en Querétaro, en México, o la torre de oficinas Marina Mix 004, en Catar, son ejemplos paradigmáticos de Lamela alrededor del mundo.

 

 

 

 

“Mi padre forma parte de una generación de arquitectos con unos fundamentos académicos muy importantes, que empujaron las vanguardias en España en paralelo al impulso económico de nuestro país en la década de los sesenta”, destaca Carlos Lamela, que también resume la filosofía que ha seguido el estudio desde su nacimiento.

 

“Nos hemos significado por una arquitectura funcional, pero que incorporase elementos singulares; además, siempre hemos dado mucha importancia a la estructura e incorporamos la sostenibilidad, que mi padre llamaba naturalismo, como uno de los ejes centrales de nuestros proyectos”, ilustra el presidente de la compañía.  

 

Estudio Lamela se impulsó en sus inicios mediante el crecimiento de los complejos hoteleros en la costa, principalmente en Mallorca y la Costa del Sol, y los nuevos edificios de oficinas y residenciales en las grandes ciudades, con el foco en Madrid, llegando a concentrar una plantilla de una cincuentena de personas a principios de la década de los setenta.

 

Fue entonces cuando el repunte de los precios del petróleo hizo estallar la crisis económica de 1973, que afectó la buena marcha de la economía española en general y del sector inmobiliario en particular. Estudio Lamela hizo de la necesidad virtud e inició sus primeros proyectos allende de las fronteras.

 

“Mi padre siempre había tenido una visión muy internacional y tenía muchas ganas de trabajar en el extranjero, buscó sus primeros proyectos al otro lado del Atlántico y consiguió los primeros proyectos en Ecuador y Miami; este fue el germen de nuestra internacionalización”, destaca Lamela.

 

 

 

 

En 1986, Carlos Lamela recogió el testigo de su progenitor y pilotó la nueva etapa de la empresa, con una clara vocación internacional y una inclinación especial hacia los proyectos imponentes, como estadios deportivos, terminales de aeropuertos, hospitales o grandes almacenes comerciales.

 

A principios de la década de los 2000, el estudio contaba con nueve oficinas fuera de España: Shangái (China), Emiratos Árabes Unidos, Polonia, Sao Paulo (Brasil), México y Doha. Esta cifra se fue reduciendo hasta las tres actuales, ya que el estudio decidió centrarse en los mercados más maduros y optar a proyectos emblemáticos, con especial énfasis en aeropuertos.

 

Actualmente, entre su cartera de proyectos se encuentra el hotel Mandarín Oriental de Palma de Mallorca, el tercer Hospital de Málaga o la nueva terminal del aeropuerto de Schipol, en Ámsterdam (Países Bajos), enter otros.

 

Carlos Lamela sonríe cuando se le pregunta por el futuro del estudio “es la pregunta del millón”, comenta. Con pocas perspectivas de que la nueva generación de la familia pueda coger las riendas, Lamela asegura que hará lo posible (y lo imposible) para que la marca Lamela “continue gestando grandes proyectos durante al menos cincuenta años más”.