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La inflación en la construcción residencial esquiva a España: los costes caen un 0,86% en 2020

Los costes en la construcción de viviendas aumentaron un 1,3% en la UE el año pasado, marcado por una actividad intermitente derivada de la pandemia del Covid-19. Sólo en dos países se abarataron los costes: España y Finlandia.

B. B.

7 sep 2021 - 05:00

Edificio de viviendas en construcción

 

La inflación también llega al inmobiliario. Durante un 2020 marcado por la pandemia y la actividad contenida, el coste de la construcción de inmuebles residenciales en los 27 países de la UE creció un 1,3%, al pasar de un índice 107,9 del ejercicio de 2019 a uno de 109,3 del cierre del año pasado, según los datos recogidos por Eurostat.

 

El incremento es el menor en los últimos cinco años, pero es significativo si se tiene en cuenta que el ejercicio de 2020 estuvo marcado por la pandemia del Covid-19 y la actividad fue, en líneas generales, muy limitada a lo largo del año. De hecho, en el caso de España los costes en la construcción de inmuebles residenciales descendieron el año pasado. Siempre según Eurostat, estos pasaron de un índice de 104,4 de 2019 a uno de 103,5 del cierre de 2020, es decir, un 0,86% menos.

 

Aunque aún falta la recopilación de datos de siete estados (entre ellos Francia, Polonia, Irlanda o Bélgica), hasta el momento los datos reportados solo marcan contracción de precios en otro país además de en España. En Finlandia, los costes en la construcción de inmuebles residenciales disminuyeron el año pasado apenas un 0,2%.

 

En otros grandes estados, los costes avanzaron en el último año. Así, en Alemania se incrementaron 2 puntos; en Italia, 0,6 puntos; en Holanda, 2,4 puntos, y en Portugal 2,1 puntos. Hungría es el país de la UE-27 con los costes más elevados y, en el último año, se han encarecido un 10,9%.

 

 

 

En el sector se denuncia que los costes están aumentando y se teme que esta aceleración vaya a más en los próximos meses, una vez se supere la pandemia y las actividades económicas regresen a la normalidad.  De hecho, el crecimiento del año pasado tuvo lugar en un contexto en que los contratistas absorbieron en gran medida el alza ante el limitado número de proyectos en el mercado. Ahora que la economía se está reabriendo, las oportunidades de proyectos crecen y provoca que los contratistas trasladen el aumento de costes directamente a los clientes.

 

Mientras la demanda ha aumentado durante la pandemia, la oferta no ha podido recuperarse tan rápidamente. Según datos de C&W, entre febrero y abril de 2020, la utilización de la capacidad de productos de hierro y acero disminuyó un 30%; la de productos de madera cayó un 15,4% y, finalmente, la capacidad de utilización de minería metálica retrocedió un 7,2%.

 

El pasado marzo fue el primer mes desde que empezó la pandemia que la utilización de estos tres materiales, básicos en la construcción, fue tan alta como en febrero de 2020, aunque aún se mantenía por debajo de los niveles máximos de expansión de anteriores ciclos. A este escenario, además, se añade problemas en el transporte que alargan plazos y encarecen procesos.

 

"Nos enfrentamos a un importante incremento en los costes de la construcción y las potenciales nuevas presiones que los precios energéticos van a provocar", señala Susana Rodríguez, de Savills Aguire Newman, que ve como "inevitable" que esta alza se traslade al consumidor o bien que la acabe asumiendo el promotor.