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Casas baratas junto a lujosas oficinas: el siguiente reto de Singapur, la ciudad casi perfecta

La ciudad-estado se enfrenta al auge del teletrabajo con la intención de trasladar sus viviendas públicas asequibles junto a las sedes de grandes compañías como Google o Novartis.  

M. Tamayo

1 abr 2022 - 04:56

Casas baratas junto a lujosas oficinas: el siguiente reto de Singapur, la ciudad casi perfecta

 

 

Cuando adquirió la independe en 1965, el entonces primer ministro de Singapur Lee Kuan Yew hizo una promesa frente sus seguidores: “Hace cien años, esto era un pantano, una ciénaga. Dentro de diez años, esto será una metrópolis”. Entonces, los habitantes de la ciudad vivían en casas bajas y abarrotadas y donde hoy se yerguen altos rascacielos que componen el barrio financiero no había más que vegetación húmeda. Aunque tras 150 años de ocupación británica había un puerto con alta actividad comercial y edificios neoclásicos en el extremo sur de la isla, era una promesa difícil de cumplir, pero Lee mantuvo su palabra.

 

Desde entonces, la ciudad se ha desarrollado hasta convertirse en un centro financiero global y alojar a 5,8 millones de personas en 728 kilómetros cuadrados, poco más que Madrid, que con 600 kilómetros cuadrados suma tres millones de habitantes. Para aprovechar el espacio, la ciudad ha crecido hacia arriba sin renunciar a los espacios verdes, apostando tanto por oficinas como por viviendas. De hecho, la ciudad ha sido descrita como el paraíso de los propietarios.

 

A pesar de contar con uno de los mercados residenciales más caros de Asia y con una gran población de millonarios, la mayoría de la población vive en pequeños apartamentos de vivienda pública. En la década de los sesenta, empezaron a construirse edificios de hormigón de diez plantas con doce pisos cada una. Contaban con dos o tres dormitorios, un baño y una concina y estaban bien mantenidos. El Gobierno ofreció subsidios para que la población pudiera acceder a ellos y se ofrecieron contratos de alquiler a 99 años.

 

Actualmente, la ciudad estado cuenta con más de un millón de viviendas de impulsadas por el Gobierno y siguen aumentando su construcción no sólo para los residentes más pobres sino también para los de clase media.

 

 

 

 

A pesar del triunfo del urbanismo en la isla, el Covid-19 también mostró las costuras del modelo y la sociedad está ahora ante el reto de hacer más activas las grandes zonas de oficinas. El centro financiero de Singapur ha estado en la agenda de los planificadores urbanos de la ciudad desde antes de la pandemia, pero en los últimos años se ha acelerado la urgencia.

 

Las autoridades planean llevar más retail a los hubs financieros con cafeterías, supermercados y bares, conscientes de que si la actividad financiera pierde el pulso la ciudad se apagará. Ya en 2019, el Gobierno empezó a incentivar que los propietarios de los inmuebles de oficinas apostaran por los usos mixtos como hoteles, residencias u otros servicios. Además, se impulsó la pacificación de las calles para que los transportes puedan hacerse a pie o en bicicleta y uno de los próximos desafíos es llevar el modelo de vivienda pública a los barrios de oficinas.

 

Aunque llevar casas asequibles junto a las oficinas de Levi’s, Google, Novartis o P&G no es tarea sencilla. Las autoridades están estudiando cómo llevar apartamentos asequibles a zonas mucho más caras. Por ahora, la demanda de oficinas se está recuperando de la caída originada por la pandemia y cerró el año con una disponibilidad del 4,9%, frente al pico del 5,8% alcanzado en el tercer trimestre, según datos de Cushman&Wakefield. “Los ocupantes de tecnología y finanzas continúan siendo los impulsores dominantes de la demanda e impulsaron alrededor del 72% de los nuevos arrendamientos dentro del CBD en 2021”, asegura la consultora.

 

Otro de los grandes proyectos urbanísticos de la ciudad es su plan verde que tiene como meta 2030. En el plan, que busca ser global, han participado el Ministerio de Educación, el de Desarrollo nacional, el de Sostenibilidad y Medio ambiente, el de Comercio e Industria y el de Transporte. Aunque se trata de un pequeño país sin reservas naturales, el estado quiere paliar algunos efectos del cambio climático, como el alto riesgo de inundaciones. Además, los mandatarios han hecho otra promesa: ser neutros en carbono en 2050.