
La ciudad israelí reabre sus negocios tras la segunda ola de la pandemia ante nuevos retos como la congestión del tráfico y la población que busca resolver con la tecnología.
Los fondos europeos de recuperación sólo financiarán aquellos proyectos que sean sostenibles y el Gobierno ha puesto el foco en la rehabilitación de edificios.
La segunda mayor ciudad británica invertirá 5.100 millones de libras en nuevas infraestructuras para superar el impacto de la pandemia, que la señala como la economía más afectada de Reino Unido.
La ciudad neerlandesa ya contaba en 2016 con un plan para preparar la ciudad para afrontar el cambio climático. En 2014 creó el cargo de Chief Resilience Officer.
Las Directrices de Ordenación del Territorio del Gobierno vasco apuestan por la regeneración de los edificios usando el espacio ya construido y en busca de una movilidad más eficaz y sostenible.
La capital del Québec ha puesto las pautas para liderar la transición ecológica después de un año en hibernación para el inmobiliario, que se ha despedido sin predicciones alarmistas ni grandes caídas de rentas.
Tradicionalmente, el urbanismo europeo ha generado mayores espacios públicos de convivencia y ahora redobla su apuesta por crear núcleos urbanos más sostenibles.
La capital vizcaína inició hace veinte años la evolución hacia una ciudad de servicios con vocación internacional. Tras todas las reformas, el mercado inmobiliario aguanta sin grandes caídas.
Una de las grandes ciudades de la región postindustrial, campo de batalla para republicanos y demócratas en las últimas elecciones, arrastra un declive urbanístico de medio siglo.
La compañía estadounidense era el inquilino de uno da cada tres pisos del centro de la ciudad lusa que apostó por impulsar el turismo tras la crisis de 2008.
El residencial de la mayor ciudad de Nueva Zelanda despunta ante un aumento de la demanda, mientras el mercado retail será el más golpeado con caídas de rentas.
Los espacios verdes ocupan un 40% de la región administrativa de Hong Kong. Aun así, los habitantes se encuentran con dificultades para acceder a ellos por la pandemia.
El rígido entramado neoyorkino se enfrenta a un nuevo reto con la pandemia que ha vaciado gran parte de sus espacios creados para los turistas.
Con un aumento de la urbanización y una alta vulnerabilidad ante los fenómenos climáticos, la región debe reconfigurar sus ciudades o buscar nuevas soluciones para la habitabilidad.
El próximo reto para la profesión pasa por paliar las condiciones urbanas de los colectivos más vulnerables que empeorarán con el cambio climático.
Barcelona ha suprimido 2.000 plazas de párking para poner terrazas asegurándolas entre bloques de hormigón y bolardos de plástico y peatonalizado calles señalizadas con aerosol.
Madrid suma 2.261 de instalaciones deportivas municipales, mientras que Barcelona acumula 1.912 equipamientos como campos de fútbol, de petanca o espacios no convencionales.
El efecto invernadero provocará el aumento de las temperaturas, acentuado el efecto de área de calor de los centros urbanos y afectando la salud de los ciudadanos.
Durante el desconfinamiento, el consistorio de la capital francesa ha aprovechado para acelerar las medidas de pacificación urbana, revolucionando las políticas urbanas históricas de la capital.
En la ciudad de los quince minutos, la densidad de las urbes no puede superar los 300 habitantes por hectárea, pero zonas como el Eixample y el Gòtic marcan valores superiores.
La capital ha implementado carriles bici de forma provisional durante el desconfinamiento y añadirá 45 kilómetros de carriles bus, lo que supone un incremento del 30%.
El consistorio de la capital catalana aprobó un plan urbanístico durante el estado de alarma para añadir 21 kilómetros de carriles bici y 30.000 metros cuadrados más para los peatones.
El creciente comercio electrónico busca un encaje en los nuevos centros urbanos, donde las políticas de peatonalización y pacificación de las calles ponen trabas a los vehículos pesados.
Carlos Moreno, urbanista y catedrático de la Universidad de la Sorbona, propone transformar las urbes para acercar a los ciudadanos su lugar de trabajo, espacios de ocio y necesidades básicas y reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Tras el confinamiento comienzan a emerger nuevos modelos urbanos como la ciudad de los quince minutos y otros modelos de movilidad, que se abren paso en las ciudades.
La capital levantina está llevando a cabo un proyecto para aumentar los espacios públicos de la ciudad al mismo tiempo que prevé levantar más de 6.000 nuevas viviendas en Benimaclet, El Grao y Font de Sant Lluís.