Oficinas

Jesús Hernández (Lamela): “Las oficinas serán más un lugar de socialización que de trabajo”

El director de arquitectura de Estudio Lamela repasa cómo ha cambiado el diseño de las oficinas en las últimas decadas. Hérnandez pone el foco en la tecnología como catalizador de los cambios y apunta como serán las oficinas del futuro. 

Abel Pujol

12 sep 2022 - 04:48

Jesús Hernández Lamela: “Las oficinas serán más un lugar de socialización que de trabajo”

 

 

La pandemia aceleró la enésima revolución de las oficinas. El concepto de oficina tradicional, donde prima el máximo aprovechamiento de los metros cuadrados por encima de la confortabilidad del usuario, ha dado paso a otro modelo, donde se apuesta por fomentar estándares de mayor espacio individual y colectivo, preeminencia de la luz natural, sostenibilidad, fomento de lacomunicación y una oferta generosa de servicios.

 

En este Insight, patrocinado por IWG, EjePrime repasa cómo se está transformando el segmento, qué buscan las empresas con los nuevos espacios de oficinas, cómo está siendo la transición y qué papel juegan los espacios de oficinas flexibles en el nuevo paradigma. 

 

El director de arquitectura de Estudio Lamela repasa cómo ha cambiado el diseño de las oficinas en las últimas decadas. Hérnandez pone el foco en la tecnología como catalizador de los cambios y apunta como serán las oficinas del futuro. 

 

Pregunta: ¿Qué es lo que más ha cambiado en las oficinas en los últimos años?

Respuesta: La transición de cubículos a espacios abiertos viene justificada por los medios de comunicación: por los ordenadores portátiles y los teléfonos inteligentes, que permiten que toda la información la tengas en una máquina portátil. Lo más importante que ha cambiado es que la gente no necesita papel, o lo necesita mucho menos. Salvo algunos documentos importantes, casi todo se guarda informáticamente, no hay ya un archivo. Eso permite que cada uno no tenga su cubículo. Ya antes de la pandemia se puso de moda no tener un asiento asignado donde poner la foto de la familia, sino que cada uno se sentaba donde más le convenía y después se preparaban unas zonas de relación, de encuentro. Es decir, que ya el trabajo individual realmente estaba bastante pasado de moda. Siempre se trabajaba en equipo. Así que lo que más ha cambiado son las comunicaciones, los medios y que la gente se ha dado cuenta de que puede trabajar en cualquier lugar.

 

P.: ¿Todavía quedan clientes que prefieren aprovechar al máximo cada metro cuadrado o todos piden ya espacios diáfanos?

R.: Ha cambiado mucho. Hace poco hemos hecho la implantación para una empresa de seguros e inmediatamente te piden lugares de encuentro, como un office con una mesa alta donde te puedes comunicar, tomar un café, comer una cosa frugal… Además del concepto de wellbeing. Hay estudios que muestran que, si una plantilla se siente a gusto, el rendimiento mejora. Así que piden buenos sitios de reuniones ocasionales, y despachos sólo para el de recursos humanos y el de finanzas. El resto está todo abierto.

 

P.: ¿También afecta a los materiales que se usan?

R.: Sí, ahora se buscan más los cálidos. También la iluminación es muy importante. No tener esas oficinas como las de El Proceso, de Kafka, donde todo es uniforme, con iluminación desde arriba y cada uno con su silla y su mesa, todas iguales. Los muebles, la ergonomía, la protección acústica… Han cambiado mucho. La idea es que puedas sentirte que estás utilizando tu tiempo, no pasando el tiempo encimad el pupitre.

 

P.: ¿La sostenibilidad también se ha implantado o aún queda recorrido?

R.: Tiene cierto recorrido todavía. Los clientes que van a alquilar las oficinas piden un control de los consumos y algún sello de sostenibilidad. Se echan algo para atrás con el coste, que quizás es algo más elevado. Pero creo que el futuro la sostenibilidad estará más en la concepción de los espacios: las oficinas serán algo más sostenibles desde el principio.

 

P.: También se han extendido los usos mixtos. ¿Se está viendo también en España?

R.: Sí, aunque da un cierto miedo que haya demasiado sitio de relax, por la eficiencia de los trabajadores. Casi todas las empresas tienen algún tipo de servicios. Esta filosofía se lleva al extremo en los coworking, que son espacios mixtos donde la gente comparte. Sobre todo, para empresas incipientes y emprendedores independientes, es un espacio maravilloso porque tienes relación con otra gente.

 

P.: ¿Las oficinas tradicionales se parecen cada vez más a los coworkings?

R.: Sí. También tiene mucho que ver el desplazamiento en las ciudades. La gente muy joven no quiere tener coche, no quieren estar esclavizados, prefieren el transporte compartido o público, y eso está muy vinculado con la idea de las oficinas para compartir.

 

P.: ¿Se tiende a crear grandes zonas de oficinas o se puede heterogeneizar?

R.: Hay una cuestión de representatividad. Si tienes que recibir clientes te gusta que estén en un sitio prime o en un lugar vaya con la filosofía de tu empresa. Si estás hablando de ecología no te veo en el centro de Madrid o en Plaza Cataluña. Lo importante, urbanísticamente, es compartir todo. Aunque esté disperso, pero con espacios de oficinas de verdad, no con espacios reutilizados donde te cruzas con una familia que vive en el primero: eso es un poco inconveniente. Pero los complejos con viviendas, oficinas, zonas comerciales y servicios comunes ofrecen una diversidad que es muy buena.

 

P.: ¿Qué lugar ocupa España en términos de tendencias de oficinas?

R.: España en esto nunca ha sido muy vanguardista. Los españoles en general estamos más conectados con el norte de Europa, que tiene un clima mucho peor que el nuestro. Hemos importado perfectamente la idea de no hacer un centro de oficinas que se apagan por las noches, como en Estados Unidos. Antes tenía sentido, porque los clientes llegaban al aeropuerto e iban directamente a la zona de negocios, pero hoy no se hacen tantas reuniones y hay más diversidad de medios de transporte.

 

P.: ¿Cómo se imaginan las oficinas del futuro?

R.: Será un lugar de reunión. La presencia es importante para conocer a los compañeros. Hace poco llamé a un antiguo compañero de Estudio Lamela para ver si podíamos colaborar, y me dijo que se había ido a Grecia con su mujer. Eso será cada vez más fácil, habrá menos reticencia, porque al final se trata de tener el trabajo hecho y no de echar horas. Y con una presencia en una oficina muy abierta de vez en cuando, no siempre, para tener ese contacto más personal. Será más un espacio de socialización que de trabajo.