Oficinas

Especial 2020: el negocio del ‘real estate’ en el año del Covid-19

Las oficinas ‘flex’ buscan su hueco tras la crisis del Covid-19

La flexibilidad y el teletrabajo son las nuevas cartas del coworking para atraer usuarios, pero el sector tiene que superar el primer impacto que ha vaciado las oficinas.

Marta Tamayo

23 dic 2020 - 04:53

Las oficinas ‘flex’ buscan su hueco tras la crisis del Covid-19

 

 

Como cada año, EjePrime realiza en las últimas semanas de diciembre un repaso a los últimos doce meses en el negocio del real estate, marcados por el impacto de la pandemia del Covid-19. Análisis macroeconómico de España y el mundo, recorrido por los fenómenos sociales que ha provocado el coronavirus y un recorrido por el impacto en las principales empresas del sector forman el Especial 2020: el negocio del real estate en el año del Covid-19.

El teletrabajo ha llegado para quedarse, o eso han repetido todos los gurús del sector tras la irrupción del coronavirus. Si lo hará en un formato híbrido, parcial o total y en qué medida es un debate que ha servido para llenar informes y webinars los últimos diez meses, pero, hasta el momento, ningún analista ha podido sacar la bola de cristal para atisbar si los trabajadores iniciarán su jornada laboral en pantalones de chándal, americana o una extraña mezcla apta para reuniones desde el salón de casa. 

 

Ante la incertidumbre, los espacios de trabajo flexible se postularon como una alternativa al trabajo desde casa y buscaron en el crecimiento del empleo no presencial una oportunidad de crecimiento al ofrecer servicios y comodidades propias de las oficinas, pero más cerca de las residencias de los trabajadores.

 

A la espera de ver cómo se desarrollará el proceso de adaptación de las empresas a la nueva realidad, los espacios de trabajo flexible buscan adaptarse a un nuevo modelo y adelantarse a tendencias renovadas como las oficinas en ciudades secundarias o en la periferia de las grandes ciudades.

 

 

 

 

Además, los operadores aseguran contar con puntos fuertes para un mundo post Covid-19, como acudir a un espacio de trabajo sin distracciones familiares, contar con espacios preparados para conferencias o externalizar los gastos de suministros, entre otros. Alquilar espacios de coworking también se ha convertido en una alternativa para las empresas que no quieren invertir en realizar obras en sus oficinas para adaptarlas al Covid-19. La tecnología también jugará un papel importante para los centros de trabajo, ya que está aumentando la oferta de salas de reuniones virtuales y servicios de oficinas virtuales.

 

Dentro de la nueva normalidad y la realidad del mundo post Covid-19, los operadores de trabajo flexible apuestan por que el lugar de trabajo ya no será concebido como una única ubicación, sino un ecosistema de diferentes escenarios y con un sitio para el coworking.

 

 

Aunque la crisis del coronavirus impactó con fuerza en el segmento, no es la única responsable del declive de las contrataciones. El segmento de las oficinas flex firmó un año de récord en 2019 y para 2020 se esperaba dar la bienvenida a una fase más madura. Gran parte de las empresas ya preveían un descenso de la actividad debido al estado del plan de negocio, que para los próximos años se centraba más en la gestión que en la expansión.

 

Aun así, en los nueve primeros meses del año, la contratación de oficinas en Madrid, donde se alquilaron 9.120 metros cuadrados, cayó un 87%, mientras que, en Barcelona, donde se absorbieron 2.427 metros cuadrados, se hundió un 96%.

 

 

 

 

Los últimos años, los distritos de negocios han copado entre un 40% y un 50% de la absorción de los centros de trabajo flexible prime, pero en los nueve primeros meses del año, el 70% de la ocupación de espacio de oficinas se produjo fuera de la ciudad en el caso de Madrid.

 

Se prevé que los despachos privados cobren más protagonismo, hasta llegar a representar un 75% de la superficie total contratada en los coworking. También se estima que las salas de eventos virtuales se conviertan en un requisito indispensable para los centros de trabajo flexible. En cuanto a los precios, el mercado apuesta por que se mantendrán estables, ya que la ocupación se recuperará a corto plazo, pero está por ver si una posible caída de la demanda ajusta los precios a la baja.

 

Además, la oferta de trabajo flexible se postula como una alternativa para que aquellas compañías que, ante la incertidumbre del mercado, prefieran no alquilar una oficina, sino alojar a los trabajadores que sean necesarios en cada momento en un coworking.

Aún con la incertidumbre y el cambio de fase, el mercado siguió inaugurando espacios. Tras iniciar el año con fuerza, con tres aperturas y 6.000 nuevos metros cuadrados en enero, el Covid-19 congeló el mercado hasta mayo. Desde el fin del confinamiento, las principales empresas del sector en España sumaron quince aperturas que incrementaron la cartera de este tipo de espacios en 37.000 metros cuadrados.

 

 

 

 

La mayor apertura del año la ha protagonizado WeWork. La empresa estadounidense salvó la crisis generada por el Covid-19 y los problemas internos de la organización y el 1 de julio inauguró un nuevo espacio de 4.700 metros cuadrados en el número 17 de Paseo de Gracia de Barcelona. El inmueble, propiedad de la gestora de fondos Hines, se convirtió en el quinto espacio de trabajo flexible ocupado por la compañía propiedad de Softbank en la capital catalana.

 

La compañía estadounidense ya entró en 2020 con turbulencias y fuentes del mercado apuntan a que la operadora de espacios de trabajo flexibles estaría sondeando el mercado para poner en venta su filial en España.

 

La matriz de la compañía se encuentra en un momento crítico. Su mayor accionista, el banco japonés Softbank, tuvo que inyectar mil millones de euros en agosto a través de una emisión de deuda preferente. Otras fuentes apuntan que la operación podría formar parte de la estrategia de WeWork para acelerar su crecimiento en el país. En este sentido, la empresa estadounidense estaría trabajando en diferentes opciones de financiación.

 

La firma dirigida por Marcelo Claure se encuentra sumergida en un proceso de reducción de costes tras el intento fallido de salir a bolsa en 2019, la salida de su fundador Adam Neumann y el impacto de la crisis del coronavirus. 

 

 

En España, la compañía está presente en Madrid y Barcelona y cuenta con una cuota de mercado dentro del sector de los espacios de trabajo flexible del 16% y el 18%, respectivamente. También en Barcelona se encuentra el segundo mayor centro abierto durante el año. En mayo, Utopicus abrió de nuevo la veda tras el confinamiento con el estreno del espacio ubicado en Torre Mare Nostrum, con 4.000 metros cuadrados.

 

La compañía liderada por Rafa de Ramón fue una de las más activas, con hasta cuatro aperturas durante 2020. Además de la de Barcelona, inauguró tres centros más en Madrid que suman 9.000 metros cuadrados.

 

El gigante del sector IWG también abrió las puertas de cuatro espacios de trabajo flexible durante 2020. El de mayor tamaño es el centro ubicado en el número 5 de la calle Recoletos de Madrid, con 4.000 metros cuadrados. Además, también estrenó espacios en ciudades secundarias como Alicante, donde abrió 3.000 metros cuadrados en julio; Gijón, con 4.000 metros cuadrados en noviembre, y San Sebastián, con 1.500 metros cuadrados, también en noviembre.

 

First Workplaces también estrenó su primer espacio fuera de los dos principales mercados. En agosto abrió las puertas del coworking ubicado en el número 4 de la calle Larios de Málaga. Además, la empresa liderada por Óscar García Toledo amplió su espacio de La Finca hasta 3.000 metros cuadrados.

 

 

La catalana Cloudworks ha sido otra de las empresas más activas en 2020, con hasta cuatro aperturas. En concreto, la compañía abrió tres centros en Barcelona que suman 2.500 metros cuadrados y otro en Madrid, con 500 metros cuadrados.

 

Aticco, con su primer centro de trabajo flexible en Madrid, con una superficie de 2.300 metros cuadrados, y Lexington, con la ampliación de su espacio en la calle Príncipe de Vergara de Madrid hasta 1.500 metros cuadrados también reactivaron su crecimiento tras el confinamiento.

 

Por su parte, tanto Loom como Impact Hub realizaron las únicas aperturas del año en enero. La compañía dirigida por Paula Almansa abrió 1.200 metros cuadrados en Torre Chamartín, mientras que la red descentralizada internacional debutó en Barcelona con un espacio de 1.500 metros cuadrados en el 22@.