2020: cuando el futuro nos alcance
22 ene 2020
Un nuevo año, pero esta vez el número me trae otro tipo de sensaciones. A la gente de mi generación nos trae recuerdos de nuestra infancia, de cuando el 2020 parecía el decorado habitual de las películas de ciencia ficción (Blade Runner, por ejemplo, estaba ambientada en 2019), veinte años redondos después del cambio de milenio, del año 2001.
Desde siempre he sido un fan del cine. Ya en los lejanos años 80 devoraba películas de la época y anteriores que se ambientaban más o menos en el momento actual. Robots, coches voladores, replicantes y hasta zapatillas que se atan solas (ya hace 5 años de la ambientación de Regreso al Futuro II). No puedo dejar de sentir una cierta sensación de vértigo al verificar que estoy viviendo en un momento posterior al en el que transcurrían en las películas futuristas de mi infancia.
Es obvio que muchas cosas no se parecen en nada a lo que imaginaban los guionistas y escritores de la época, pero también es obvio que otras muchas apenas se intuían: redes sociales, teléfonos móviles con casi la capacidad de cálculo de HAL9000, ecommerce, streaming en 8K (¿os acordáis de las pantallas monocromo del futurista ordenador de Star Wars?) o accesibilidad instantánea a la información con conexión desde casi cualquier sitio.
Y, ¿el futuro ya ha alcanzado a las oficinas? La respuesta no es simple: si hablamos de su comercialización, la mayor fuente de demanda es ya internet o si miramos las herramientas para su diseño, BIM, o construcción, impresión 3D, indudablemente sí. Pero si contemplamos su uso y características, los cambios están en una fase muy primaria y realmente han empezado a implementarse en los últimos tres años.
Lo primero que está en cuestión es la relación del usuario con el activo: como en otros usos vivienda (coliving) o turístico (Airbnb), estamos evolucionado de un modelo de arrendamiento clásico donde la relación consistía únicamente en que el inquilino le pagaba una renta al casero (o era el propietario del inmueble) y utilizaba el espacio arrendado, ocupándose directamente de la mayor parte de las cosas, incluyendo por supuesto sus costes de implantación. Hoy existe un modelo plug&play y de servicios (casi como un hotel), siguiendo la estela marcada por los operadores de flex space.
El aprovechamiento del espacio ha pasado a ser intensivo y el viejo espíritu animal de territorialidad, con despachos como símbolo de estatus, ha dado paso a una cultura participativa e inclusiva de espacios abiertos y colaborativos, donde por primera vez en la historia conviven trabajando tres generaciones diferentes. Hoy, el reto es generar atmosferas que permitan a las empresas obtener el mayor nivel de creatividad, vinculo y productividad de sus empleados.
Igualmente asistimos a la primera verdadera generación de smart buildings donde la aplicación de inteligencia artificial, la gestión de datos, el reconocimiento facial y otras tecnologías emergentes, permiten que los edificios se adapten a sus usuarios, y no al revés. La tan publicitada 5G nos deberá traer de forma abrumadora la implantación del Internet de las cosas en los entornos del trabajo, como el 4G ha permitido la explosión del uso de los móviles como pieza fundamental en nuestras vidas.
Last but not least, la sostenibilidad, un reto ignorado a finales del siglo XX. Los edificios constituyen uno de los elementos que más impacto tienen en el medio ambiente. Un hecho más pronunciado en los inmuebles de oficinas por su mayor uso que los convierte en grandes consumidores de energía y recursos tanto en su funcionamiento como en su construcción. Evidentemente el reto que nos genera la ya denominada emergencia climática tiene que impulsar de manera brutal nuestros requerimientos sobre los edificios de oficinas, tanto por su impacto directo (materiales, eficiencia energética) como por su accesibilidad (influencia en el tráfico rodado). Hoy en día en un mercado como el de Madrid escasamente le 13% del stock cumple con altos requerimiento de eficiencia energética y casi un 25% está ubicado en zonas cuyo acceso es fundamentalmente por transporte rodado por ausencia de metro o tren.
El título que he utilizado parafrasea el de una magnífica película de los años 70 que fue Cuando el destino nos alcance, una oscura distopía sobre la humanidad en el 2022. Afortunadamente el mundo no se parece en nada a lo allí descrito y hemos superado muchos de los retos que planteaba. No obstante, creo que el impulsar más aún los cambio que nos permiten la tecnología, para potenciar la calidad de vida y la creatividad de las personas en sus entornos de trabajo, así como garantizar un mundo sostenible y saludable, es prioritario en este futuro que ya es presente.
José Miguel Setién
José Miguel Setién es Head of Strategic Solutions Business Development, en el área de Corporate Solutions, desde donde diseña e implementa estrategias inmobiliarias para clientes corporativos. Su objetivo no es otro que ayudar a las empresas a hacer el mejor uso de su patrimonio inmobiliario de una manera más adaptada a los tiempos, que implemente nuevas tecnologías de optimización, sean más sostenibles y, en el largo plazo, redunde en un beneficio para la propia empresa. Anteriormente ejerció de director del Área de Oficinas de JLL en España, así como de director del Departamento de Agencia Oficinas y Tenant& Representation de la firma en España, prestando sus servicios a los principales propietarios y corporaciones de España contando para ello con un nutrido equipo de profesionales. Se unió a JLL en 1994 y durante esta dilatada trayectoria ha desarrollado siempre su carrera vinculado al área transaccional, con especial foco en oficinas si bien durante los años 90 lo compaginó con responsabilidades en la comercialización de activos de ámbito industrial y logístico. Se siente especialmente orgulloso de su larga vinculación con JLL a la que ha visto crecer de un reducido número de profesionales, apenas 20 personas, a los más de 400 empleado que son actualmente. Es un apasionado de su trabajo, e intenta trasmitir dicha pasión no solo en su desempeño profesional, sino también ejerciendo la docencia en masters como el MDI y colaborando con instituciones como RICS en España, y en otras actividades de divulgación en investigación sobre el sector.
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