Opinión

ESG en el sector inmobiliario: progreso socioeconómico y rentabilidad

ESG en el sector inmobiliario: progreso socioeconómico y rentabilidad

María Caballería Martel

22 dic 2023

Ser ético y sostenible genera valor económico tangible y, también, valor intangible. Los responsables de la gestión de carteras inmobiliarias debemos ser un ejemplo en el cumplimiento de las normativas medioambientales y aplicar en la gestión criterios ESG. Este cumplimiento impacta no sólo en la optimización de recursos naturales y, por ende, en las emisiones de carbono, sino también en la rentabilidad directa de los activos inmobiliarios.

 

Tanto inversores como usuarios estamos comprometidos con la descarbonización del planeta y consideramos la sostenibilidad como un driver fundamental para la toma de decisiones del valor estratégico de un portfolio inmobiliario. Estas decisiones no atienden a ideologías políticas, sino a realidades tangibles contrastables, como veremos más adelante.

 

Invertir en sostenibilidad redunda en conseguir rentas más altas, entre otros factores, porque nos ayuda a reducir costes operativos. También repercute en la reducción de tiempos de comercialización, en la retención de los inquilinos existentes, en conseguir inquilinos con solvencia y, sin duda, en la reducción de inversiones futuras porque la vida útil de los equipos se alarga.

 

Desde el punto de vista financiero, invertir en sostenibilidad y aplicar criterios ESG en activos inmobiliarios podría permitirnos conseguir condiciones de financiación más competitivas, pues los niveles de financiación están creciendo de manera muy significativa en este ámbito. Incluso en aquellas empresas donde no se requiere internamente financiación, la inversión en el portfolio con criterios ESG es igualmente necesaria, dado que, cuando se entra en procesos de desinversión, el abanico de posibilidades se amplía dando entrada a más inversores potenciales e incrementando el valor de posibles ofertas. Consecuentemente, los activos serán más líquidos y, en empresas aseguradoras, es sin duda una máxima.

 

 

De acuerdo con informes de voces expertas, se considera que el 80% de los activos valorados con acreditación en términos ESG ha aumentado su valor alrededor del 26% en los últimos años. Sin embargo, en aquellos donde no existen tales acreditaciones, el aumento que se ha producido es de tan solo un 5%. En cuanto a rentas, el incremento   registrado está entre un 14% y un 18% en términos generales para este tipo de activos con acreditación. Además, conviene reseñar que el 79 % de los inquilinos dan prioridad a la búsqueda de edificios que ayuden a reducir las emisiones. Estos datos nos sirven como evidencia de que el mercado manda y está por encima de cualquier ideología. Como en cualquier otro sector, pienso que debemos mostrar responsabilidad con los recursos naturales del planeta y, por supuesto, capacidad de adaptación si queremos seguir “surfeando la ola”. 

 

Uno de los principales objetivos de la Ley del Clima es la reducción de, al menos, el 55% de las emisiones de CO2 para el año 2030. Si no invertimos en nuestras carteras inmobiliarias para incrementar la eficiencia energética, los propietarios nos arriesgamos a convertir nuestros activos en obsoletos en términos energéticos y, consecuentemente, se deteriorará el valor económico actual y futuro del activo por no cumplir con los estándares marcados. Además, nos arriesgamos a posibles cargas impositivas y sanciones por parte de los gobiernos. Con independencia de cualquier opinión o ideología, existe una realidad, y son los desastres naturales y los riesgos a los que se enfrentan los inmuebles. De acuerdo con un informe de Swiss Re en el año 2022, la factura que las aseguradoras tuvieron que pagar a nivel mundial para compensar daños provocados por desastres naturales fue de 115,000 millones de dólares, un 42% más elevada que la media de los últimos diez años. Esto implica que, antes o después, para aquellos inmuebles que no sean suficientemente resilientes, las aseguradoras incrementarán sus primas y quizás algunos activos puedan quedarse fuera de la ecuación.

 

 

Por todo esto, los responsables de la gestión de carteras inmobiliarias debemos marcarnos como una prioridad el trazo de una estrategia de descarbonización de nuestros inmuebles, no solo para estar alineados con la Taxonomía Europea, que también, sino por cuestiones de retorno financiero. Tenemos ejemplos significativos de patrimonialistas que han convertido su deuda en deuda sostenible, con la conversión de bonos verdes.

 

Este ejemplo, tal y como indican ellos mismos, supone una garantía para el inversor, pues sus fondos están invertidos en activos verdes o sostenibles donde se evidencia el compromiso con la descarbonización: en la gestión de residuos, en el control de las emisiones y en la obligación de las certificaciones. Como consecuencia de esta estrategia, y como señalaba anteriormente, estas actuaciones impactan en ahorros de costes que derivan en el incremento de oportunidades en cuanto a la reducción del espacio disponible con inquilinos de reconocida solvencia, así como el aumento de ingresos a través de las rentas.

 

La sostenibilidad es un desafío y, en cualquier ámbito, un camino, de momento, algo complejo, pero imparable en el que es crucial visualizar las oportunidades para nuestro progreso. Actualmente, el gran reto en el sector inmobiliario es descarbonizar aquellos inmuebles que están construidos y requieren de importantes inversiones para alcanzar los objetivos. Por ello, establecer una hoja de ruta y un plan de inversiones a varios años es necesario.

 

En definitiva, optimizar los gastos operativos de los inmuebles, estar alineados y comprometidos con las regulaciones europeas, así como con el bienestar del usuario, e implantar políticas ESG son factores que determinan el nivel de resiliencia de un portfolio inmobiliario, lo que nos permite aumentar su competitividad y rentabilidad.

 

Una vez más, conviene reseñar que invertir en los inmuebles y disminuir su margen de mejora tiene un reconocimiento monetario y reputacional.

María Caballería Martel

María Caballería Martel

Gestora de Patrimonio en Mutualidad