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¿Alquileres disparados? Alza de sólo un 20% más que el IPC desde el pico de la burbuja

Los alquileres en la ciudad de Barcelona en precios absolutos se han encarecido un 14% desde el 2008, aunque si tomamos como referencia el 2013 han avanzado un 39%.

B. Badrinas

8 feb 2021 - 05:00

¿Alquileres disparados? Alza de sólo un 20% más que el IPC desde el pico de la burbuja

 

Los alquileres están en el centro del debate ciudadano. Pero, ¿cuál ha sido realmente su encarecimiento? La pregunta tiene tantas respuestas cómo puntos de partida se designen para su cálculo. Así, si los cálculos surgen desde 2013, el precio de los alquileres en la ciudad de Barcelona ha subido 18 veces más que el Índice de Precios al Consumo (IPC), aunque si el punto de partida es 2008 ha corrido sólo levemente por encima del índice.

 

En 2013, los alquileres estaban deprimidos, en su punto más bajo después del pinchazo de la burbuja y la crisis del euro, además de comenzar un periodo que en algún momento ha sido hasta deflacionario. En 2008, por contrario, el sector se encontraba en el pico de la burbuja.

 

De acuerdo a las finanzas de los contratos de alquiler depositadas en el Instituto Catalán del Suelo (Incasòl), organismo dependiente de la Generalitat, el precio medio de alquiler del metro cuadrado en Barcelona era de 12,57 euros mensuales al cierre de 2008, el más elevado en las dos últimas décadas y tan sólo un 14% inferior que el precio registrado en el tercer trimestre del año pasado.

 

En el mismo periodo, los precios según el IPC calculado por el Instituto Nacional de Estadística han avanzado un 12%. Es decir, la vivienda en arrendamiento se ha encarecido un 20% más que el coste de la vida en este intervalo de doce años.

 

 

Ahora bien, partiendo de 2013, cuando el precio de los alquileres en Barcelona estaba en los mínimos de 10,31 euros, después de caer un 18% desde el máximo de 2008, nos encontramos que los arrendamientos se han encarecido fuertemente. Exactamente, un 39%, muy por encima del coste de la vida, ya que desde 2013 el IPC apenas ha variado un 2,2%.

 

“El precio de los alquileres tienden a moverse con la economía: suben rápido cuando las cosas van bien, pero se abaratan también rápido cuando llega una crisis”, explica José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra en declaraciones a EjePrime. “Los precios están ahora bajando fuertemente, pero las estadísticas aún no lo han detectado”, añade Gonzalo Bernardos, profesor de economía de la Universitat de Barcelona y director del máster inmobiliario.

 

 

 

Las fianzas de los alquileres depositadas en el Incasòl son un buen termómetro para analizar el mercado de alquiler en la ciudad en Barcelona (y en general, en el conjunto del mercado catalán), ya que una parte muy importante de los contratos que se firman en Cataluña depositan allí esta garantía. En el Instituto de la Vivienda de Madrid también se depositan finanzas de los contratos de alquiler, pero la entidad no recoge los datos para estadísticas.

 

Ampliando el periodo de análisis y yendo a 2002, el precio de la vivienda se ha encarecido un 86,5% en Barcelona hasta el tercer trimestre del 2020. En ese mismo periodo, el coste de la vida ha aumentado un 33%. Es decir, el aumento del precio de los alquileres ha sido 2,5 veces superior al coste de la vida en este periodo.

 

 

Dicho de otra forma, y aunque no se ha producido de manera lineal, el precio de los alquileres ha aumentado un 4,8% anualmente, mientas que la subida anual del IPC ha sido del 1,8%.  La diferencia es cuanto menos destacada, pero también responde a la transformación que ha experimentado la ciudad de Barcelona en estas dos últimas décadas.

 

La capital catalana se ha convertido en una plaza europea destacada dentro de la tendencia mundial a convertir las grandes urbes en centros de referencia y atraer a cada vez más ciudadanos. Así, la presión habitacional sobre Barcelona en estas dos últimas décadas ha sido grande. Al atractivo propio de la ciudad entre los propios ciudadanos del país se ha añadido el desarrollo de un turismo masivo, la aparición de numerosas universidad y escuelas de ámbito internacional o la llegada de multinacionales que arrastran a colaboradores foráneos que necesitan vivienda.