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Dolores Huerta (Gbce): “Con la actual hoja de ruta, no llegamos a descarbonizar la edificación en 2050”

La directora general de Green Building Council España (Gbce) se muestra esperanzada con los avances de la sostenibilidad y los criterios ESG, aunque subraya “firmeza en el cumplimiento” y “ambición en los objetivos”. 

B. Badrinas

23 feb 2023 - 04:58

Entrevista Dolores Huerta

 

Un total de 380 entidades, asociaciones, empresas, centros formativos o profesionales forman parte de Green Building Council España (Gbce), una asociación internacional nacida en 2008 para promover la transformación de la edificación hacia un modelo sostenible. Dolores Huerta es una de las dos directores generales en España de esta entidad sin ánimo de lucro que busca representar a todos los agentes de la cadena de valor de la construcción. “La previsión es que el 90% de los inmuebles presentes hoy en día se mantengan en 2050”, ha señalado.

 

Pregunta: ¿Cómo se está adaptando la actividad de la edificación a los nuevos criterios ESG?

Respuesta: En el campo de la sostenibilidad el mayor paso que hemos dado en los últimos años es que ha dejado de ser algo opcional para convertirse en algo obligatorio. Nadie entiende una oferta que no incluye parámetros de ESG. La novedad respecto a otras épocas es la sostenibilidad medioambiental, en la que hemos avanzado mucho, y muy poco en la social y en la gobernanza. Los cambios están llegando a un ritmo lento. La transformación real está todavía por llegar, aunque hay buena disponibilidad.

 

P.: La meta es el año 2050 y las emisiones cero…

R.: Eso es uno de los criterios y desde Green Building Council hemos identificado las seis urgencias de la edificación sostenible: mitigación del cambio climático, economía circular, pérdida de la biodiversidad, salud y edificación, rehabilitación integral de las ciudades y la resilencia de la sociedad ante las transformaciones. En cada uno de los puntos hay un trabajo por hacer que está más o menos avanzado.

 

P.: ¿Qué puede hacer el real estate para mitigar el cambio climático?

R.: Con la actual hoja de ruta diseñada por el Gobierno no llegamos a la descarbonización de la edificación en el 2050. Y eso pasa porque se trata, principalmente, de descarbonizar lo ya construido y para eso hay que impulsar la rehabilitación, que va muy despacio. Depende de una financiación compleja y de unos propietarios que no tienen previsto endeudarse para ello. Además, si pensamos en las nuevas construcciones sólo estamos midiendo el carbono que emiten una vez construidas, pero no todo lo que han consumido en el proceso de construcción.

 

 

P.: ¿Todos los edificios se pueden adaptar a los nuevos criterios?

R.: La previsión es que el 90% de los inmuebles presentes a día de hoy se mantengan en 2050. Las leyes obligarán a los propietarios a adaptarlos a las exigencias de sostenibilidad que irán entrando en vigor. Ahora tenemos las ayudas de los fondos NextGeneration, pero la subvención no creo que sea una solución. Como punto de partida para poner en marcha e impulsar estas medidas está bien, aunque a medio plazo toda esta actividad ha de caminar sola y la subvención sólo se debe dar en casos de verdadera necesidad. De hecho, las administraciones no tienen la capacidad de gestionar una cantidad tan grande de recursos públicos.

 

P.: ¿Cómo se puede incorporar al inmobiliario la economía circular?

R.: El 70% de los residuos de la construcción se tienen que revalorizar, es decir, deben tener un segundo uso, pero estamos a años luz de ese compromiso. Debemos hacer aún mucho trabajo de investigación, logístico y de alianzas entre los productores de los materiales y los fabricantes, así como en el diseño para facilitar el desensamblaje y la reutilización de las construcciones. Actualmente, hay muchas iniciativas interesantes, como la generación de hormigones y plásticos de calidad a través de residuos, el lanzamiento de software para el seguimiento de residuos o etiquetas con toda la información de los materiales para facilitar su reutilización. Con la industrialización avanzaremos un poco más rápido hacia la economía circular.

 

P.: ¿Qué puede hacer la edificación para prevenir la pérdida de la biodiversidad?

R.: La edificación tiene en este campo una responsabilidad y debería tener un papel reparador. Se han hecho propuestas a nivel de ciudades: cubiertas y corredores verdes, cambios en los tratamientos de los espacios verdes para que favorezcan la convivencia con la biodiversidad, etc. Además, hemos de tener en cuenta el papel de la biodiversidad en toda la cadena de valor, desde la extracción de los materiales hasta su implantación en el territorio.

 

P.: El cuarto punto que ha mencionado es salud y edificación…

R.: Vivimos el 90% de nuestra vida en un espacio construido, pero sabemos muy poco sobre el impacto que tiene en nuestra salud. Aspectos como el confort hidrotérmico, la calidad del aire, la luz, el reído, el diseño del inmueble… Todo eso influye en nuestra calidad de vida física, psíquica y emocional. En líneas generales, falta una estrategia de salud en la edificación, así como una mayor formación para técnicos y usuarios.

 

 

P.: Llegamos a la reforma de las ciudades…

R.: Este punto liga con la rehabilitación de los edificios, pero va más allá porque incluye una intervención en el espacio público. Exige una mirada crítica a lo que no tiene sentido. El futuro de nuestras ciudades está en lo ya construido o lo que ya está ocupado y no en seguir creciendo. Pensamos en ciudades mediterráneas, amables, que facilitan la convivencia, y luego nos lanzamos al PAU y a la extensión.  Ese modelo no es el mediterráneo.

 

P.: Y, finalmente, alcanzamos el sexto punto: la resilencia de la sociedad.

R.: La edificación no puede vivir de espaldas a la sociedad, porque nuestro principal objetivo de transformación es la sociedad, que debe ser capaz de adaptarse a todos los cambios que están por llegar. La edificación tiene un conocimiento importante del entorno construido y sabe cómo afectan los cambios en las viviendas, los barrios y, en general, los edificios.

 

P.: En general es un proceso que parece que no acabará nunca, porque siempre habrá cosas que mejorar…

R.: La sostenibilidad va a ser un tema central en los próximos años y va a estar en evolución. Entramos en una dinámica muy compleja en la que hemos sobrepasado unos límites y no sabemos sus consecuencias. Todo estos procesos exigen una firmeza en el cumplimiento y una ambición en los objetivos, pero también una flexibilidad para aprender por el camino lo que está bien y lo que está mal.

 

P.: ¿Hay algún país que sirva como modelo?

R.: Yo, desde luego, estoy orgullosa de pertenecer a Europa, porque es el continente que ahora mismo está liderando esas políticas. Europa es el primer continente que apostó por ser climáticamente neutro en 2050 y por transformar su modelo económico y productivo para ello. Luego, ya dentro de Europa, las fortalezas y debilidades se reparten entre los países.