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El euríbor amenaza el inmobiliario y apunta en septiembre al nivel más alto desde febrero de 2009

El indicador de referencia hipotecario alcanza el 2,2% al cierre mensual de septiembre y dispara las cuotas de las hipotecas. El euríbor se sitúa muy por encima de unos tipos de interés oficiales que, de momento, no han tocado techo.

B. Badrinas

30 sep 2022 - 05:00

Euribor septiembre

 

Los hipotecados deberán rascarse el bolsillo. El euríbor, el indicador de referencia de los préstamos hipotecarios, cerrará este mes de septiembre en el 2,2%, un nivel no alcanzado desde febrero de 2009.

 

Aunque cada crédito tiene sus particularidades, una hipoteca de 150.000 euros a 20 años con revisión anual y un diferencial de un punto pasará de una cuota de 704 euros mensuales a uno de 908 euros. Llegados a este punto, los agentes del sector inmobiliario atienden a hasta dónde puede escalar el indicador en el actual contexto de endurecimiento de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE).

 

De hecho, el euríbor cotiza actualmente muy por encima de los tipos del BCE, que el pasado 8 de septiembre los elevó hasta el 1,25%. El índice de referencia crediticia, sin embargo, refleja expectativas futuras a medio plazo, es decir, avanza en algunos meses la evolución de los tipos de interés. Y está claro que, en esta ocasión, las previsiones es que los tipos de interés se muevan al alza como consecuencia de la estrategia de la entidad de combatir la inflación.

 

El impacto para el sector inmobiliario de esta subida de los costes financieros para los compradores es todavía incierto. “Mientras se mantengan los tipos de interés, tanto fijos como variables, entre el 2% y el 3%, no caerán las operaciones de compraventa de viviendas”, sostiene el economista Eduardo Molet. El profesor de la UB Gonzalo Bernardos no atisba problemas hasta un Euribor sostenido en el tiempo por encima del 4%.

 

 

 

 

La presidente del BCE, Christine Lagarde, señaló recientemente que podría haber tres incrementos de los tipos hasta alcanzar lo que se considera tasa neutral, un nivel lo suficientemente alto como para mantener bajo control la inflación sin que dañe en exceso el crecimiento económico.

 

Estas tres alzas podrían colocar entonces los tipos oficiales entre “el 2,25% y el 2,5%”, según apuntó ayer el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que matizó sin embargo que este “tipo terminal” no está definido de forma tajante. “Los modelos lo establecen en una banda entre el 2,25% y el 2,5%, pero puede cambiar y es posible que lo haga porque las tensiones geopolíticas” tiene un papel crucial, según señaló.

 

En el actual contexto de alta inflación e incertidumbre, los análisis de los departamentos de estudio tienen una vida útil corta. Todas las estimaciones realizadas justo antes del parón estival han quedado desfasadas por el imparable avance de los precios, algo que no se recogía de forma fehaciente. El banco estadounidense Goldman Sachs ha estimado esta semana que, siguiendo la estela de la Reserva Federal, el BCE subirá los tipos en 75 puntos básicos en sus dos próximas citas para valorar su política monetaria: el 26 de octubre y el 14 de diciembre.

 

 

Con todo, en el actual mundo globalizado, buena parte de la estrategia del BCE viene influenciada por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y su política monetaria. Y el banco central de Estados Unidos mantiene su estrategia alcista con una tasa actual de entre el 3%-3,25%, la más alta en catorce años, que amenaza con elevarse aún más. Si la Fed endurece su política hawkish (de alza de tipos) presionará al BCE para que se mantenga a su estela.

 

Las estimaciones más moderadas sobre la evolución del índice hipotecario hace tiempo que quedaron obsoletas. Está claro que los bancos centrales tendrán que emplearse a fondo para doblegar una inflación que, en tasa subyacente, alcanzó el 5,5% en agosto en la eurozona y que se está expandiendo por la economía.