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De las bombas al boicot: la edad dorada de las sanciones internacionales

Durante las últimas décadas, el uso de las sanciones económicas se ha ido extendiendo como un arma política ante los conflictos internacionales. Irán, Corea del Norte o la propia Rusia han sido objeto de boicot durante los últimos años.

M. Tamayo

16 mar 2022 - 04:56

De las bombas al boicot: la edad dorada de las sanciones internacionales

 

 

Bloqueo económico frente a las balas. Para frenar la invasión rusa sobre Ucrania, los países occidentales están apostando de nuevo por la diplomacia del dólar en lugar de la del fusil. Estados Unidos, la Unión Europa (UE) y Reino Unido están capitaneando la imposición de sanciones a Moscú, apartándolo del sistema financiero internacional.

 

La táctica no le viene de nuevas a la Federación Rusa. Tras la anexión rusa de las regiones ucranianas de Crimea y Sebastopol en 2014, la Unión Europea prohibió la importación de mercancías de estos territorios, además de vetar el ofrecimiento de servicios turísticos a esta zona o la restricción de exportar algunas mercancías y tecnología. Desde julio de 2016, las sanciones económicas se fueron extendiendo.

 

Rusia no ha sido la única en ser penalizada mediante sanciones en la comunidad internacional. De hecho, el uso de este tipo de armas económicas ha ido en aumento los últimos setenta años, según muestra Global Sanctions Database, un proyecto realizado por la Universidad de Drexel de Filadelfia recogido por The New York TimesLa base de datos incorpora más de 1.100 casos. Algunos, como el producido a Cuba, lleva décadas vigente, mientras que Irán y Sudáfrica protagonizaron la batería de sanciones hasta que se firmó el pacto nuclear y finalizó la era del apartheid.

 

 

La popularidad de las sanciones se alcanzó tras la Primera Guerra Mundial, cuando la Liga de Naciones logró resolver algunos conflictos por la vía diplomática como la disputa entre Alemania y Polonia por la Alta Silesa o el conflicto fronterizo entre Grecia y Bulgaria. La Liga también interpuso sanciones contra la Italia de Mussolini por los ataques a Etiopía, que no fueron respaldados por la comunidad internacional.

 

Con la llegada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tras la Segunda Guerra Mundial, los embargos económicos y los boicots específicos se presentaron como la mejor alternativa para solucionar los conflictos sin recurrir a la guerra. Bajo la dictadura franquista, España fue uno de los países que recibió las primeras sanciones.

 

Desde la década de 1950, Estados Unidos ha ejercido como árbitro internacional y es responsable del 42% de las sanciones interpuestas. Le siguen la Unión Europea, con un 12% de las medidas, y la ONU, con un 7%.

 

Además, con el paso de las décadas, la imposición de sanciones se ha ido profesionalizando y cada vez han sido más específicas, intentando dañar sólo los objetivos y no el total de la población del país. Aunque eso no siempre asegura su eficacia: los investigadores de la Universidad de Drexel apuntan que, aproximadamente, la mitad de los objetivos fijados con la imposición de las sanciones fueron “parcialmente conseguidos”, mientras que un 35% se lograron por completo.

 

 

Desde 1959 a 2019, la comunidad internacional ha interpuesto 316 paquetes de sanciones con el objetivo de defender los derechos humanos, lo que la convierte en el motivo más usado en los últimos setenta años para interponer un boicot. Le sigue la promoción de la democracia, que acarrea 291 sanciones, y el cambio de una política específica, con 193 sanciones.

 

En cuarto lugar, se encuentran las impuestas para finalizar una guerra, que suman 167 y a las que se suman las últimas sanciones a Rusia. Otros motivos que distintos países han alegado para imponer sanciones son prevenir una guerra, parar el terrorismo, desestabilizar una guerra o finalizar un conflicto territorial.

 

Actualmente, Estados Unidos suma 37 programas de sanciones activos, entre los que se encuentran la batería de medidas contra Rusia, pero también sanciones contra Venezuela, Corea del Norte, Nicaragua, Etiopía, Cuba, Afganistán o China. Por parte la UE, se han interpuesto sanciones a una treintena de países como Afganistán, Burundi, Irán o Siria.

 

Tras la escalada del conflicto en Ucrania, Rusia es el país del mundo con un mayor número de sanciones a sus espaldas. Hasta febrero de este año, el país que ostentaba ese titulo era Irán, seguido de Siria y Corea del Norte, que han acumulado sanciones los últimos años junto a Venezuela, Myanmar (Burma) y Cuba.