Mercado

Juan Velayos (Alantra): “El cuello de botella que generan las administraciones es ridículo”

El director de Alantra asegura que los retrasos que sufrieron las constructoras fueron una “consecuencia de los plazos que hay en España para tener una licencia de obras”, que califica de “dramáticos”.

Marc Vidal Ordeig

4 feb 2020 - 04:51

Juan Velayos (Alantra): “El cuello de botella que generan las administraciones es ridículo”

Guerra comercial entre China y Estados Unidos, Brexit, recesión económica en Europa y tensión política en España. El mercado inmobiliario atraviesa un periodo de moderación tras años de crecimiento pronunciado, a la expectativa de una posible crisis y con la falta de oferta como uno de sus principales retos. A fin de ofrecer un espacio de reflexión ante la vorágine de la actualidad, EjePrime pone en marcha una serie de entrevistas para conocer la visión de los principales directivos del sector.


 

Los retrasos en las entregas anunciados por las promotoras en primavera de 2019 hicieron saltar las alarmas del sector inmobiliario, que aún tiene muy presente la última crisis vivida. De todos modos, según el socio director de Alantra, Juan Velayos, buena parte de la responsabilidad de estos retrasos fue de las administraciones públicas, que generan “un cuello de botella que es ridículo” a la hora de otorgar licencias de obra. “Los plazos son dramáticos” asegura el directivo.

 

Pregunta: ¿Viene una crisis o es una crisis de confianza?

Respuesta: Creo que nuestro negocio es cíclico y tenemos que ser capaces de convivir tanto con ciclos alcistas como bajistas. Ahora no estamos en crisis, como mucho una crisis de confianza porque algunos valores sí que muestran síntomas de fatiga. Pero en ningún caso hablaría de crisis.

 

P.: ¿La política asusta al real estate?

R.: Los colores políticos, no. Hemos convivido con todo tipo de colores sin problema. Lo que sí que asusta son las decisiones políticas. Toda injerencia política que genere interferencias al mercado asusta, pero no es un problema de colores sino de decisiones. Sobre todo si cambian las reglas del juego, que es lo que más asusta a un inversor. Cualquier cosa que suene a medida intervencionista no gusta al sector.

 

 

 

 

P.: Vivió el anterior ciclo con Renta y el actual primero con Neinor y ahora con Alantra. ¿Qué diferencia al uno del otro?

R.: Son muy distintos. El ciclo anterior era alcista, de boom, en el que los pilares en los que se asentaba en sector no eran sólidos. Ahora el mercado es más institucional, con pilares mucho más sólidos, con mejores niveles de renta y equity. Gracias a esto, estamos mucho mejor preparados para un cambio de ciclo.

 

P.: ¿Los fondos de inversión internacionales son el termómetro del atractivo del sector español?

R.: Claramente. Son uno de los grandes termómetros. El sector es global y España ha conseguido llamar la atención en el mercado internacional. Además, ahora el sector está muy ligado al equity, mientras que el en anterior ciclo se basaba en la deuda.

 

P.: ¿En qué punto está la vivienda?

R.: Está en un buen momento, de cierta estabilización. La crisis dejó el mercado sin oferta y con mucha demanda embolsada. Ahora, el residencial está llegando a un punto de equilibrio: hay oferta y la demanda está más capacitada porque entiende mucho mejor el sector.

 

 

 

 

P.: ¿El real estate ha aprendido de los errores del último ciclo?

R.: Creo que sí. Obviamente es un sector que mueve grandes volúmenes económicos. A pesar de que es un mercado muy ineficiente, poco integrado y poco industrializado, ha aprendido mucho, sobre todo en deuda. Los grandes errores no se volverán a cometer, pero tienen mucho margen de mejora.

 

P.: Las grandes promotoras tuvieron problemas con las entregas en 2019. ¿Fue un problema de oferta o de demanda?

R.: Los retrasos son una consecuencia de los plazos que hay en España para tener una licencia de obras, que son dramáticos. Posiblemente se puso en construcción mucha oferta y las constructoras no pudieron absorberla. Además, la demanda es mucho más exigente, cosa que es bueno. El sector ha llegado a la velocidad de crucero y el cuello de botella que generan las administraciones es ridículo. Los retrasos son síntoma de la maduración del sector: oferta y demanda están en proceso de adaptarse la una a la otra.

 

P.: ¿Es buen momento para invertir en residencial?

R.: Hay muchas maneras de verlo. Si es una inversión a corto plazo, probablemente no porque los precios bajos han bajado. A largo plazo, seguro. Hay grandes compañías en el sector y es un tipo de activo que tiene mucho que decir, sobre todo en residencial de alquiler.

 

 

 

 

P.: ¿Y para comprar?

R.: No es época de chollos, pero teniendo en cuenta el precio del dinero y que preveo que el ciclo se estabilice, sí creo que es buen momento para comprar la vivienda habitual.

 

P.: ¿Cómo han afectado al sector residencial los cambios normativos de los últimos meses?

R.: Mal, sin duda. Todos los cambios que tuvieron que ver con el sector financiero, ralentizaron el sector y han generado muchas dudas. Tenemos que entender que, si nos cargamos las hipotecas, nos cargamos la sociedad y la política no lo ha comprendido. Todo lo que sea intervenir los precios es malo para el sector. Medidas como la obligación de destinar el 30% del suelo a vivienda residencial en Barcelona han sido poco reflexionadas y han resultado erróneas. En alquiler, todo lo que no sea generar oferta, será un fracaso garantizado. Salvo las destinadas a sostenibilidad y protección del consumidor, estas medidas no han ayudado al sector.

 

P.: Hay una evidente falta de oferta de residencial de alquiler. ¿Cómo se podría solucionar?

R.: Posiblemente facilitando el suelo público. Hay muchos terrenos que, incomprensiblemente, no se están destinado al alquiler por trabas técnicas y burocráticas. Podemos hablar del cómo, hay muchas fórmulas, pero no se puede permitir que el suelo no se promueva. Además, hay que facilitar las licencias. No puede ser que se dilate años que el suelo pueda llegar al mercado. La administración debería ser más eficiente.

 

 

 

 

P.: Ismael Clemente ha propuesto que el Estado compre el parque de Sareb. ¿Qué le parece? ¿Qué propondría?

R.: Ismael Clemente es una de las cabezas mejor amuebladas del residencial español y dice grandes verdades. Es una medida compleja, pero hay un mercado en el que la administración pone trabas y debería recuperar su propio parque. Sería una fórmula de agrandar el parque de viviendas. La clave es poner más oferta en el mercado y Sareb tiene mucha y que, además, ya es propiedad del estado en parte a través de equity o deuda. Antes que castigar al sector privado, sería una idea que, como mínimo, se debería evaluar.

 

P.: ¿El residencial español es un mercado moderno?

R.: Es mucho más maduro que hace diez o quince años. Hay grandes compañías y gestores que son propiedad de inversores institucionales. Se están dando los pasos adecuados, pero aún le falta mucho para ser un mercado moderno. La tecnología, la estandarización y la industrialización deberán crecer mucho. Tiene que haber una ruptura. Tras las crisis, el sector se paró diez años mientras el resto avanzaba y ahora ha vuelto a arrancar y va en la dirección correcta.

 

P.: La inversión en activos alternativos se está disparando. ¿Hasta qué punto puede ser importante en el futuro?

R.: Creo muchísimo en los activos alternativos. El mundo, las fórmulas de vivir y de entender la propiedad, están cambiando radicalmente. El residencial tradicional no será óptimo para muchos colectivos. No imagino a estudiantes en colegios mayores, a los jóvenes comprando e hipotecándose o a los mayores viviendo solos. El residencial va a cambiar mucho. Dudo que mis hijos vivan igual que nosotros. La compra dejará paso al alquiler, el alquiler al coliving, etcétera. Los alternativos van a ser un mercado importante.