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Los urbanistas vuelven a la ‘vieja normalidad’ tras dos años de experimentos

Las terrazas instaladas por el Covid-19 se quedarán en París todos los veranos y Nueva York está a punto de aprobar la permanencia de los módulos de restaurantes que ocuparon la carretera para evitar los espacios cerrados.

M. Tamayo

18 mar 2022 - 04:56

Urbanismo: post-Covid

 

Los urbanistas, en busca de la vieja normalidad. Hace dos años, la pandemia hizo que los ayuntamientos se replantearan la ciudad al ver las calles vacías y se lanzaran a realizar reformas rápidas que, en muchos casos, pasaron por sacar terrazas a la calle y pintar la calzada de colores. Ahora, los urbanistas piden abandonar las ideas de la “nueva normalidad” y volver a abrazar la vieja.

 

Un estudio realizado por la Universidad de Waterloo (Canadá) apunta que “a pesar de las llamadas para una mayor innovación y creatividad, no ha habido cambios esenciales entre los objetivos de los planificadores urbanos antes y después de la pandemia”. “No habrá ninguna transformación radical entre el centro de la ciudad en postpandemia y prepandemia”, asegura Pierre Filion, profesor emérito de School Planning de la ciudad.

 

Aun así, el estudio también apunta que las grandes ciudades serán las que pueden ver más cambios en su composición con un aumento de las zonas verdes, mayores usos mixtos y una extensión de métodos de transportes más sostenibles, como el transporte público y la bicicleta. “Es probable que los centros urbanos continuarán siendo lugares distintivos dentro de las ciudades, caracterizados por una mezcla de usos del suelo de mayor densidad, incluidos el retail, oficinas y viviendas”, afirma Filion.

 

Los cambios se verán en grandes ciudades como Nueva York. La ciudad estadounidense está a punto de aprobar que los módulos que sacó a la calle para que los restaurantes pudieran servir fuera durante los primeros meses de la pandemia se queden de forma estable en las calles neoyorkinas, aunque con límites.

 

 

La nueva regulación supondrá la eliminación de iglús, hinchables, cobertizos tiki, habitaciones de varios pisos o cabañas, construcciones que han ido poblando la ciudad desde julio de 2020. El nuevo programa hará borrón y cuenta nueva con las instalaciones aprobadas durante la pandemia y los más de 12.000 restaurantes con estructuras al aire libre tendrán que volver a solicitar su permiso.

 

La medida ya se produjo el pasado verano en París, donde el ayuntamiento aprobó que las terrazas en las calzadas se mantuvieran con el buen tiempo, de abril a octubre, aunque con límite horario. La capital francesa dejó que los cafés de la ciudad ocuparan plazas de aparcamiento, aunque levantara algunas quejas sobre la estética y el ruido.

 

En general, la mitad de los programas de las grandes ciudades se prorrogaron o ampliaron a medida que se alargaba la pandemia y unos pocos, como el Open Streets de Nueva York, se hicieron permanentes, según datos de Bloomberg

 

Un obstáculo que dificulta el asentamiento de nuevas medidas y reformas permanentes es la financiación. El estudio realizado por la Universidad de Waterloo apunta que, incluso con el aumento de la financiación por parte del gobierno, es imposible mantener los niveles necesarios de inversión pública en pequeños y medianos municipios para revitalizar el centro urbano.