Mercado

La construcción encara su gran cambio para dar respuesta a los retos de la sostenibilidad

Los actores del mercado inmobiliario deberán cambiar sus rutinas a la hora de levantar edificios para adaptarse a las necesidades de reciclaje, reutilización y recuperación de los materiales.

Marc Vidal Ordeig

5 mar 2020 - 04:48

Arenas movedizas en la economía y la política para el real estate en España

 

 El sector inmobiliario, que no ha experimentado cambios sustanciales desde mediados del siglo XX, encara una revolución. Los nuevos hábitos de consumo, los cambios demográficos y sociales y la mayor concienciación de la necesidad de cuidar el planeta impactarán de pleno en el sector. En este proceso, la sostenibilidad abre una nueva era en todos sus eslabones, desde la construcción de los edificios hasta el valor que tienen para los inversores, pasando por las demandas de los usuarios finales. Con el fin de mostrar los cambios que está viviendo el sector para rebajar su huella de ecológica, EjePrime pone en marcha una serie de artículos sobre la evolución en términos de sostenibilidad de los diferentes segmentos del real estate.

 

 

La construcción encara el mayor cambio de los últimos cien años para adoptar la sostenibilidad. La construcción de edificios es uno de los procesos industriales que menos ha cambiado con los años, en parte por el retraso en la automatización del sector por las dificultades que conlleva el hecho de levantar los edifcios in situ.

 

“El sector es muy artesanal y tradicional”, aseguran fuentes de la promotora Gonsi. Además, “los diferentes actores del sector tienen muy definidos sus roles y nadie se mueve de su espacio”.

 

El hecho de que la construcción de un edificio sea un trabajo difícilmente mecanizable provoca que haya un cierto grado de improvisación, y eso impide que el uso de los materiales se estandardice para evitar el desperdicio innecesario.

 

 

 

 

“La sostenibilidad pasa por la economía circular y por la reducción de los residuos generados”, apunta la promotora. En este sentido, la compañía apunta que promotores, constructores y arquitectos “deben colaborar” para crear una metodología de construcción “abierta y transparente”.

 

En este sentido, la construcción industrializada es una de las respuestas al reto que vive el sector, ya que permite reducir al máximo el uso innecesario de recursos y, además, realizar los trabajos en un entorno controlado que optimiza el tiempo y los recursos.

El responsable de sostenibilidad de Homu Project, David Lázaro, asegura que el proceso de recogida y reciclado de los materiales sobrantes en la construcción está “muy avanzado”.

 

Además, también apunta que las empresas han comprendido la necesidad de reutilizar los productos sobrantes.Para Lázaro, la construcción offsite “tendrá muchísimo impacto” en el mercado. Además de facilitar los trabajos de construcción y las comprobaciones necesarias, “ahorra costes y tiempos de obra”.

 

 

El peso de los sellos

El auge de los sellos que califican la calidad de los inmuebles también ha impactado en el real estate. Los edificios que cuenta con estas certificaciones son más interesantes para los fondos de inversión y, por lo tanto, ofrecen una mejor rentabilidad y unas rentas más elevadas en el mercado.

Todos los materiales que se usan para la construcción de estos activos pueden contar con una declaración ambiental que certifica la huella de carbono que tiene cada producto. En este sentido, los sellos dan puntos extra a los inmuebles que usan materiales con un bajo impacto ecológico, lo que los convierte en más atractivos para la inversión.

 

 

Nueva normativa más exigente

El pasado 20 de diciembre, el Gobierno aprobó el Real Decreto 732/2019 que modifica el Código Técnico de la Edificiación (CTE) para adaptar a las nuevas exigencias de la Comisión Europea en eficiencia energética y en relación a la salud, el confort y la seguridad de los usuarios.

 

La nueva normativa, que entrará en vigor el próximo junio, “es mucho más exigente”, explica Lázaro. Hasta ahora, la legislación “sólo se fija en el consumo energético”, asegura. La nueva normativa también hace referencia a la calidad de los materiales envolventes de los edificios, que deben asegurar las condiciones térmicas del interior para rebajar el consumo de energía