La emergencia en las ciudades más allá del Covid-19: cómo superar el cambio climático
El efecto invernadero provocará el aumento de las temperaturas, acentuado el efecto de área de calor de los centros urbanos y afectando la salud de los ciudadanos.
27 jul 2020 - 04:57
Los centros urbanos se preparan para mitigar la emergencia climática. Las ciudades, generadoras del 70% de los gases invernadero que se emiten a la atmosfera y consumidoras de gran parte del suministro eléctrico mundial, constituyen una de las principales causas del cambio climático y no se van a escapar de sufrir sus consecuencias: la subida de temperaturas, el aumento del nivel del mar y la mayor frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos son factores a los que las ciudades tendrán que adaptarse.
En España, ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Sevilla declararon el estado de emergencia climática, como ya habían hecho antes grandes urbes como París, Sídney o Nueva York, y actualmente lo han hecho más de mil centros urbanos en todo el mundo.
Uno de los efectos que aumentará debido al incremento de temperaturas producido por el efecto invernadero es el llamado isla de calor. Este fenómeno, bautizado por Francesco Pomponi, jefe del Laboratorio de Recursos y Construcciones Eficientes de la Universidad Naiper de Edimburgo, viene producido por los materiales oscuros, como el asfalto o el cemento que inundan las calles, y los altos edificios, y provoca un aumento de las temperaturas.
El efecto isla de calor que provocan las ciudades genera un aumento de las temperaturas
El efecto isla de calor puede aumentar tanto por el aumento de las temperaturas como con una mayor intensidad de la irradiación solar producida por el deterior de la capa de ozono. Además, este aumento de la temperatura provoca que las reacciones químicas de los gases nocivos expulsados por los vehículos que recorren la ciudad se aceleren aumentando su toxicidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, se producen siete millones de muertes cada año debido a la contaminación atmosférica. “Estamos en cifras de Covid-19 y no estamos actuando”, sentencia Olga Subirós, arquitecta y comisaria del proyecto air/aira/aire que presentarán en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2021 realizado por el estudio de arquitectura 300.000 km/s. Para la comisaria “hablar del aire es la prueba del algodón para saber si una ciudad funciona o no”.
Este proyecto se centra en como mejorar la calidad del aire de las ciudades, tomando Barcelona como ejemplo, para buscar soluciones a las que describen como dos crisis globales interconectadas: la crisis de salud pública y el cambio climático. “El aire de las ciudades está diseñado por el ser humano, debemos rediseñar el aire como lo están haciendo París o Berlín”, señala Subirós.
Así que, el calor acentuado por el asfalto y los gases nocivos que emiten los vehículos motorizados de la ciudad se unen para generar un cóctel mortal para el peatón. Aunque ambos parecen encontrar una solución común: ampliar zonas verdes. Además, el terreno natural absorbería mejor las lluvias provocadas por las grandes tormentas que aumentarán con el cambio climático y que pueden inundar las ciudades.
“Si incrementamos las áreas verdes se reduce la capacidad de captar calor y a la vez estamos más adaptados para tormentas y lluvias repentinas”, señala Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace.
El aumento de zonas verdes generado para paliar los efectos del cambio climático en las ciudades llevaría consigo un cambio en la movilidad, ya que pasaría por reducir la calzada por donde circulan los vehículos para expulsarlos y buscar formas de transporte alternativo.
“Si incrementamos las áreas verdes se reduce la capacidad de captar calor y a la vez estamos más adaptados para tormentas y lluvias repentinas”, señala Adrián Fernández
Tras la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, el modelo de movilidad de las ciudades se ha puesto en entredicho, poniendo sobre la mesa un modelo urbano donde los desplazamientos puedan hacerse a pie o en bicicleta, creando barrios mixtos donde convivan viviendas, oficinas, comercios y servicios básicos. “De la era post Covid-19 ha surgido un mundo de oportunidades”, asegura Subirós.
Otra de las reformas para preparar la ciudad para el cambio climático es la adaptación de los edificios. “A parte de ser un gran generador de empleo, tiene un retorno inmediato en el ahorro energético”, ha explicado Fernández.