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La guerra hunde la recuperación: las consecuencias económicas del conflicto

El Producto Interior Bruto (PIB) mundial ralentizará su crecimiento y el mundo pasará de un estadio inflacionista a un estanflacionista y un crecimiento tímido tras la pandemia, lastrado por un nuevo shock en la 'supply chain'.

M. Tamayo

25 feb 2022 - 04:56

Ucrania guerra

 

Europa vuelve a ser escenario de la guerra. Con un conflicto armado abierto entre Rusia y Ucrania, la economía sufre otro gran golpe dos años después de que se declarara la pandemia del Covid-19. El Producto Interior Bruto (PIB) mundial ralentizará su crecimiento y el mundo pasará de un estadio inflacionista a un estanflacionista con los precios disparados y un crecimiento tímido tras la pandemia, lastrado por un nuevo shock en la cadena de suministro.

 

Con el inicio del conflicto armado, se abren dos grandes escenarios, según Moody’s, que organizó el jueves el webinar Russia-Ukraine Conflict: The Impact on the Global Economy, durante las primeras horas de la invasión de rusa en Ucrania. El primer escenario se basa en una resolución rápida del conflicto, una situación a la que la agenda de rating le da un 55% de posibilidades, mientras que la recuperación lenta del conflicto cuenta con un 33% de posibilidades de suceder.  

 

En el primer escenario, el que pronostica una resolución rápida del conflicto. En esta situación, Occidente impondría un amplio abanico de sanciones a Rusia y sistema financiero del país euroasiático desaparecía del sistema global del comercio, las sanciones comerciales se impondrían y el Nord Stream 2 se bloquearía indefinidamente. Además, el aprovisionamiento de gas y petróleo sufría disrupciones y se dispararía el precio, llevando también a alargar la crisis de la supply chain.

 

En el escenario menos probable, el del conflicto largo, Rusia invade Ucrania e instala una nueva administración en Kiev, abriendo un amplio periodo de conflicto. De ocurrir así, occidente impone sanciones severas al sistema financiero ruso y prohibiciones de exportaciones, por lo que se reduce sustancialmente la cantidad de petróleo y gas en Europa, se disparará el precio y la falta de metales y minerales impactará de forma significativa en la supply chain.

 

 

En ambos casos, aunque más en un escenario más pesimista, la economía global puede pasar de la inflación a la estanflación, con los precios disparados y un crecimiento económico débil, lo que deja a los bancos centrales en una situación “sin una respuesta correcta”, según señalan desde la agencia de rating. “Rusia puede presionar el precio de materias primas, que puede disparar más los precios”, señalan desde Moody’s. Además, los analistas apuntan que cuanto más tiempo dure el conflicto, más probabilidades hay de que la subida de precios se desplace al consumidor final.

 

Tanto si el conflicto se resuelve pronto como si se atasca, la inflación va a permanecer más tiempo. En caso de que sea lenta, el encarecimiento puede escalar hasta al 10% a finales de año a escala global, mientras que, si se resuelve antes, podría rozar el 6%, cuando ahora se encuentra sobre el 3%. “Si se tarda en resolver el conflicto nos encontraremos con, un segundo round de consecuencias en la economía, ya que la falta de materia prima lastrara las cadenas de construcción y los precios acabarán trasladándose en el consumidor”, señalan desde la compañía.

 

En cuanto al PIB, en el caso de una resolución rápida del conflicto la economía global se ralentizaría alcanzando una expansión del 2,5% en el primer trimestre de 2023, frente a la previsión de casi el 4% de antes del estallido del conflicto. En el caso de que se llegara a producir la resolución lenta del conflicto, la economía global en el mismo periodo se expandiría menos de un 1%. En ambos casos, el PIB rebotaría a partir de 2024, rozando el 4%. “A la inversión le tocará soportar el crecimiento”, advierten desde la compañía.

 

 

Según Moody’s, esta situación pone en un brete al Banco Central Europeo (BCE). “Ante una recuperación lenta no podrá subir tipos y habrá que convivir con los precios altos”, apuntan desde la agencia. En el caso de una resolución rápida del conflicto, los tipos subieron antes y con más fuerza, ya que la situación será más crítica que la prevista los últimos meses, pero ante una resolución lenta, los tipos podrían mantenerse a cero para no presionar la economía hasta 2025.

 

En el caso de Rusia, la falta de venta de gas a Europa hundirá PIB y la agencia señala que el país no puede sobrevivir sin los ingresos de la venta de materias primeras al continente. En el caso de una resolución más rápida, se puede recortar un 5%, y si se trata de una resolución larga arrastrará el 10% de su economía. Moody’s también señala que Rusia ha virado del mercado internacional al interno desde 2014, coincidiendo con el inicio del conflicto en Ucrania, y mira cada vez más al mercado asiático. Lo que podría desembocar en una alianza con China. En un intento de mirar el otro lado de la balanza, la conferencia de Moody’s ha terminado apuntando que la falta de suministro de gas de rusia puede impulsar la inversión europea en energía verde.  

 

 

Europa se encuentra con las reservas de gas bajo mínimos, con menos de un tercio de su capacidad de almacenamiento. En concreto, en Alemania las reservas se encuentran particularmente bajas. Los líderes europeos acusan a Vladimir Putin de haber reducido las exportaciones hasta este punto para encontrar una Europa débil en el momento del ataque.

 

Al otro lado del Atlántico, el conflicto también puede complicar la actuación a la Reserva Federal. Estados Unidos está enfrentándose a la mayor inflación de los últimos cuarenta años, con un 7,5% registrado en enero, y se había anunciado una subida de tipos para el mes que viene. El dólar estadounidense, divisa utilizada en los mercados internacionales, cayó ligeramente frente al resto de divisas el pasado jueves.

 

 

La tensión entre Rusia y Ucrania se intensifica cuando los consumidores ya están lidiando con un rápido aumento de los precios, las empresas están tratando de navegar por las cadenas de suministro y la gente dice sentirse pesimista sobre sus perspectivas financieras a pesar del fuerte crecimiento económico.

 

Además, las sanciones impuestas por los países occidentales y Japón pueden desestabilizar los mercados financieros. Las sanciones dificultan que Rusia capte inversiones en mercados extranjeros y pueden interrumpir los flujos comerciales mundiales si los bancos se ven obligados a dejar de procesar los pagos de bienes y servicios que entran y salen de Rusia, según anticipa el Instituto de Finanzas Internacionales, una asociación comercial que representa a los bancos mundiales, a The New York Times.

 

En la cadena de suministro, la situación puede dificultarse más debido a la guerra abierta en Europa, recibiendo el segundo gran shock en apenas dos años tras la pandemia. Además del aumento de precio de los productos como el gas, el petróleo y la comida, el país euroasiático exporta metales como el níquel, cobre y hierro, pero también neón, paladio, platino y diversos productos químicos.

 

Alemania será uno de los países más resentidos por esta política. Es el mayor receptor europeo de gas de Rusia, lo que puede generar parones en las fábricas y dañar la actividad manufacturera del país. Tras una caída trimestral del PIB del 0,7% en el cuarto trimestre del año pasado, la economía alemana corre el riesgo de contraerse “significativamente” debido a los efectos de pandemia, según anunció el Bundesbank el pasado lunes. La interrupción de la actividad fabril en la locomotora europea puede generar un efecto cascada que genere el parón en otras fábricas de la misma cadena.