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Todo a quince minutos: las nuevas ciudades para vencer a virus y cambio climático

Carlos Moreno, urbanista y catedrático de la Universidad de la Sorbona, propone transformar las urbes para acercar a los ciudadanos su lugar de trabajo, espacios de ocio y necesidades básicas y reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Marta Tamayo

15 jun 2020 - 04:51

Todo a quince minutos: las nuevas ciudades para vencer a virus y cambio climático

 

 

Tu nueva vida, a quince minutos. “Nuestras ciudades concentran el núcleo de la actividad humana, pero siguen conduciéndose por el paradigma de la era del petróleo”, así empieza el urbanista Carlos Moreno a desarrollar la teoría de la ciudad de los quince minutos que está dando la vuelta al mundo tras la crisis del Covid-19.

 

Después de dos meses de confinamiento, el debate sobre la pacificación de las calles y la estructura de una nueva ciudad se ha abierto más que nunca. La búsqueda del distanciamiento social puede provocar que los ciudadanos se decidan por usar su propio vehículo para transportarse, una iniciativa que Moreno propone combatir acercando los destinos y haciendo eficiente los transportes en bicicleta.

 

En el texto de Moreno La ciudad de los quince minutos: por un nuevo chrono-urbanismo fue usado por primera vez por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, durante la campaña electoral de las municipales del pasado marzo. La candidata francesa abogaba por una capital donde sus ciudadanos no necesitarán más de un cuarto de hora para llegar al trabajo, ir al parque o hacer la compra.

 

 

 

 

Moreno, profesor de la Universidad de la Sorbona, urbanista y asesor del equipo de Hidalgo, intenta resolver como conciliar el desarrollo del mundo urbano con las necesidades de una vida de calidad, y llega a la conclusión de que debemos cambiar radicalmente nuestra forma de vida. Según el urbanista, nuestras acarrean dos problemas insalvables: son el motor del cambio climático y sus calles no están pacificadas, es decir, que no están pensadas para los peatones, sino que colocan a los vehículos en un sitio privilegiado.

 

“Esto también tiene un componente social y busca facilitar el intercambio de ideas y la colaboración para crear un modelo económico más sostenible”, afirma Laia Soriano-Montagut, urbanista de la Asociación Española de Técnicos Urbanistas (Aetu). “Moreno se propone devolverles las calles a los peatones, no sólo para rebajar las emisiones de dióxido de carbono, sino también para aumentar su calidad de vida”, señala Soriano-Montagut.

 

La ciudad de los quince minutos se propone modificar nuestra relación con el tiempo y el espacio, cambiar de la urbe monofuncional, con centros de áreas especializadas, como barrios de oficinas o grandes complejos de ocio, a un mapa policéntrico, y generar una ciudad con varios núcleos repartidos por su trazado urbano.

 

 

 

 

La nueva urbe de Moreno dispone de en distritos que son capaces de ofrecer a sus ciudadanos una solución habitacional, trabajo, abastecimiento, cuidados, educación y ocio a un máximo de quince minutos de distancia de sus casas. Para ello, el catedrático pone la lupa en cuatro polos: la proximidad, la diversidad, la densidad y la ubicuidad.

 

“Debemos tener todas nuestras necesidades cubiertas a un radio de un kilómetro, las calles y los edificios tienen que ser diversos y multifuncionales y la densidad de nuestras ciudades debe estar entre cien y 300 habitantes por hectárea”, explica Soriano-Montagut.

 

Otro punto clave del modelo urbano que Hidalgo llevó en su programa electoral el pasado marzo es la proliferación de los espacios verdes. La candidata socialista se propone que los habitantes de las ciudades tengan que dejar de realizar “viajes de huida” para encontrarse con ambientes naturales.

 

 

 

Este modelo que está dando la vuelta al mundo no dista mucho de la teoría de la urbanista canadiense Jane Jacobs, que en su obra de los años sesenta La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas dibujaba una nueva urbe.  “Jacobs desarrolló una teoría sobre la importancia de las personas en la ciudad, desplazando a los coches de la primera posición y pacificando las calles”, explica Soriano-Montagut.

 

Para Jacobs, la ciudad debía ser más segura, ampliando las aceras y creando edificios y distritos multifuncionales, donde pisos residenciales y oficinas convivieran con normalidad. La urbanista dibujó una urbe donde era difícil estar solo.

 

Moreno da un paso más sobre la teoría de Jacobs y pone el reloj en marcha para llevar a la realidad la teoría pacificadora de la urbanista canadiense. ¿Pero cómo se traslada esta teoría a nuestras ciudades?

 

 

 

 

Para Sorioano-Montagut, la respuesta es clara: una nueva movilidad que conecta la ciudad de forma más sostenible. “No podemos borrar los coches completamente del mapa y tienen que seguir ocupando las grandes arterias de entrada y salida de la ciudad, pero debemos hacer que se reduzcan al mínimo posible”, afirma la urbanista.

 

Además de estar conectados de una forma más sostenible, la nueva ciudad de los quince de minutos de Carlos Moreno no puede existir sin políticas de conciliación familiar y el aumento del teletrabajo. “Las grandes empresas y las administraciones públicas cuentan con una infraestructura suficiente para implementar estas medidas”, afirma Soriano-Montagut.

 

Además de ampliar los transportes intraurbanos, la movilidad para entrar y salir de las ciudades también debería crecer para que sea más eficiente entrar al núcleo urbano a través del tren o el ferrocarril que con un automóvil propio.