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Carlos Ferrater: arquitectura para activar espacios vacíos

El catedrático catalán cuenta a sus espaldas con obras como la Villa Olímpica de Barcelona, el Paseo Marítimo de Benidorm o el Parque de las Ciencias de Granada. Pero tras cuarenta años de trayectoria, aún tiene muchos proyectos por delante como la Casa Seat en Paseo de Gracia de Barcelona.

Marta Tamayo

19 feb 2020 - 04:54

Carlos Ferrater: arquitectura para activar espacios vacíos

 

 

¿Hacia dónde se dirige la arquitectura? ¿De dónde son y dónde residen los principales arquitectos españoles? ¿Están reconocidos a nivel mundial? ¿Cuáles son los mercados más atractivos para el desarrollo de sus estudios? ¿Y qué segmentos son protagonistas en sus carteras de proyectos? EjePrime responderá a estas y otras muchas preguntas durante las próximas semanas a través de quiénes más saben del sector, quiénes le dan forma, los arquitectos.


Carlos Ferrater (Barcelona, 1944), con cuarenta años de ejercicio a sus espaldas, es autor de obras como la Villa Olímpica de Barcelona, el Hotel Rey Juan Carlos I de la capital catalana, el Parque de las Ciencias de Granada o el Paseo Marítimo de Benidorm.

 

El enésimo premio con el que se ha reconocido al arquitecto ha sido la medalla del mérito a las Bellas Artes 2019, el pasado diciembre. Este galardón se suma al Premio Nacional de Arquitectura 2009 por su trayectoria.

 

Pero su talento no se ha quedado en casa. El estudio Office of Architecture in Barcelona (OAB), que saca a delante junto a su familia, está presente en una docena de países y ha diseñado inmuebles en Beirut, México, Francia o Uruguay.

 

 

 

 

Ferrater se colegió en los años setenta, pero como estudiante ya realizó sus primeros diseños y consiguió una plaza de profesor en la universidad. Sus inicios se fraguaron en un pequeño local bajo un taller de engrasado, y desde allí dio forma a la Barcelona olímpica.

Ahora se asienta en un local que él mismo ha diseñado, en la calle Balmes de Barcelona.

 

Junto a su hija, Lucía Ferrater; su hijo, Borja Ferrater, y Xavier Martí, su yerno, formaron el estudio de arquitectura OAB en 2006, un family office que da trabajo a veinte arquitectos más.

 

 

 

 

Actualmente, la empresa ha realizado la reforma del hotel Seventy para Núñez y Navarro. Además, ha diseñado la casa Seat de Barcelona, que se inaugurará este año. El último trabajo del despacho, que no facilita su facturación, ha sido una casa unifamiliar en el Empordà (Girona) de 180 metros cuadrados por 173.000 euros.

 

El estallido de la burbuja

El family office se formó durante el apogeo del sector, antes de que estallara la burbuja en 2008. Aun así, Ferrater insiste que a ellos nos les afectó la crisis. “Nosotros no participamos de esa locura colectiva donde todo se vendía”, recuerda.

 

Ferrater lamenta los años anteriores a la crisis donde se realizaron muchos proyectos arquitectónicos sin tener en cuenta los mínimos estándares de calidad, construyendo sin considerar el entorno.

 

“La crisis puso fin a tantos desmanes”, afirma el arquitecto, aunque se muestra escéptico ante la idea de que el sector haya cambiado su estrategia y que fácilmente se pueden volver a alcanzar las magnitudes y estrategias de hace diez años. “Volveremos a las andadas”, sentencia.  

 

 

 

 

Reactivar el territorio

El arquitecto identifica como uno de los problemas del sector la aglomeración en las grandes ciudades y el abandono de la mayor parte del territorio. “Las grandes aglomeraciones de personas tienen que desesponjarse”, afirma Ferrater.

 

Desde OAB abogan por devolver la actividad a pueblos y pequeñas ciudades vaciadas. Ferrater argumenta que mediante el teletrabajo y las nuevas tecnologías es posible estar conectado sin tener que estar físicamente en el lugar. “Habrá que ocupar espacios perdidos para activar la vida de las personas”, explica.

 

Desde el estudio también abogan por edificios cada vez más colaborativos con nuevos espacios comunitarios. En cuanto hacia a qué dirección tiene que dirigirse el diseño de las viviendas, Ferrater aboga por inmuebles más flexibles que puedan adaptarse a diferentes situaciones familiares a través de materiales móviles, generando el menor gasto de energía posible.