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El consumo de cemento cae un 2,9% en 2023 por la inestabilidad económica, según Oficemen

El sector pide a las administraciones públicas que habiliten ayudas para lograr los objetivos de descarbonización en un contexto de estancamiento tras la pandemia y que ha afectado a la ejecución de las inversiones públicas.

El consumo de cemento cae un 2,9% en 2023 por la inestabilidad económica, según Oficemen
El consumo de cemento cae un 2,9% en 2023 por la inestabilidad económica, según Oficemen
La edificación no residencial, que aglutina inversión pública y privada, ha lastrado el conjunto de la edificación, con una caída del 13,4%.

Agencias

30 ene 2024 - 13:27

El consumo de cemento retrocede en España. El consumo de cemento cayó un 2,9% en 2023, hasta 14,5 millones de toneladas, como consecuencia del contexto de inestabilidad económica vivido durante los últimos ejercicios, según un comunicado de la patronal Oficemen. La asociación apunta que se enfrentan a tres años de estancamiento tras la pandemia, en los que se ha reducido a la ejecución de las inversiones públicas, pero también a la toma de decisiones empresariales en el mercado privado.

 

Así lo ha explicado el presidente de la agrupación de fabricantes de cemento Oficemen, Alan Svaiter, en una rueda de prensa en la que también ha avanzado que, solo en diciembre, el consumo se desplomó un 12% respecto al mismo mes de 2022, con solo un millón de toneladas consumidas.

 

Este último dato corrobora el comportamiento atípico del consumo a lo largo del pasado año, que solo ha tenido valores en positivo en los meses de enero, marzo y mayo, con el resto de meses en valores negativos.

 

 

El consumo de cemento per cápita de España, con unos 317 kilogramos por habitante por año, se encuentra un 34% por debajo de los 480 kilos de media en Europa. Si se equiparase con este dato, el consumo en España llegaría a los 20 millones de toneladas, una cifra que Oficemen cree que es “más coherente” con la economía española.

 

El consumo de cemento proviene en un 44% de la obra pública y en un 56% de la edificación residencial y no residencial, por lo que el consumo depende en gran medida de la evolución del sector de la construcción. Según los últimos datos de Seopan, la licitación cayó un 1,9% hasta noviembre del año pasado.

 

Por su parte, aunque el mercado residencial ha crecido un 2,5%, hasta alcanzar las 91.620 viviendas visadas, y se espera alcanzar las 111.000 unidades al cierre de 2023, la edificación no residencial, que aglutina inversión pública y privada, ha lastrado el conjunto de la edificación, con una caída del 13,4% en el total de metros cuadrados visados hasta septiembre.

 

Con todo ello, desde Oficemen prevén que 2024 sea un año de “crecimiento cero” para el consumo de cemento, que se traduciría en un volumen similar al de 2023, unos 14,5 millones de toneladas, por lo que será el quinto año consecutivo con el consumo de cemento estancado en el entorno de los 15 millones de toneladas.

 

 

En cuanto a las exportaciones de cemento y clínker, estas han caído un 7,5% en 2023, hasta 5,2 millones de toneladas, al mismo tiempo que las importaciones se limitaron a menos de un millón de toneladas, un 35% menos que en 2022.

 

Alan Svaiter ha aprovechado para recordar que la industria del cemento ya ha conseguido reducir sus emisiones totales de CO2 un 44% respecto a las de 1990, tras incrementar el uso de materias primas descarbonatadas y el uso de combustibles derivados de residuos y trabajar activamente en el desarrollo de nuevos cementos bajos en carbono que suponen un ahorro de entre un 20 y un 30% de las emisiones de CO2.

 

No obstante, para alcanzar la completa neutralidad climática del sector de aquí a 2050, algo imprescindible para que España cumpla sus objetivos país y también para la competitividad del sector, el desafío pasa por el desarrollo de las tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y usos del CO2 (Cauc).

 

“Nuestro sector tendrá que hacer frente a importantes inversiones para completar su proceso de descarbonización de aquí a 2050, un reto que hace imprescindible que las distintas administraciones públicas habiliten ayudas más allá de los Pertes, cuyo horizonte finaliza 25 años antes del objetivo a cumplir, y un marco regulatorio claro. El riesgo de deslocalización de la fabricación hacia zonas geográficas con legislaciones medioambientales más laxas seguirá presente mientras no se aborde esta problemática”, ha concluido Svaiter.