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I. Sorensen (TSA): “La crisis abre la puerta a una nueva arquitectura urbana”

Los arquitectos Fredi Turull e Inés Sorensen analizan en esta entrevista las nuevas tendencias marcadas por la sostenibilidad de los edificios y un nuevo estilo de vida donde lo exterior tiene cada vez más peso.

B. Badrinas

29 abr 2021 - 04:58

I. Sorensen (TSA): “La crisis abre la puerta a una nueva arquitectura urbana”

 

Turull Sorensen Arquitectos (TSA) es un despacho barcelonés formado por doce profesionales, arquitectos y diseñadores, liderado por Inés Sorensen y Fredi Turull. A lo largo de sus treinta años ha trabajado en centenares de proyectos. “Aspiramos a seguir disfrutando de nuestro trabajo y mantener una estructura familiar, donde conoces lo que sucede en cada proyecto”, explican Turull y Sorensen.

 

Pregunta: ¿Cómo será la arquitectura post-Covid?

Respuesta: Suponemos, y esperamos, que será una arquitectura en la que se aprecien más los espacios exteriores. Una arquitectura que, en lugar de cerrar las terrazas para convertirlas en espacios interiores, sepa sacar partido de la condición de los espacios de transición entre la vivienda y el exterior. La necesidad de disponer y habitar espacios exteriores, surgida a consecuencia de los duros confinamientos, implicará mejorar la calidad del entorno en el que se ubican los edificios. O al revés, la mejora del entorno posibilitará que las terrazas recuperen su valor original. Y, aun cuando, por las características del edificio, no se pueda disponer de un espacio exterior privado, habrá la posibilidad de subir a las cubiertas. Un espacio hasta ahora absolutamente despreciado y desaprovechado, al menos en nuestra ciudad. 

 

P.: ¿La crisis sanitaria ha dado lugar, entonces, a proyectos nuevos y diferentes?

R.: En cualquier caso, abre la puerta a una nueva arquitectura urbana. Una arquitectura urbana que ponga en contacto a las personas con la naturaleza, pero tampoco desentendiéndose de la ciudad. Lo que estamos viendo es que muchas personas han sentido la necesidad de dejar la gran ciudad para trasladarse a entornos diferentes que, sin dejar de ser urbanos, ya no son metrópoli, como localidades del Vallès Oriental o el Maresme. Aprovechando el teletrabajo, la gente se instala allí y dos días a la semana se traslada a la ciudad. Esta tendencia está generando una hornada de proyectos enfocados a la reforma de grandes inmuebles rurales que hasta ahora han estado en desuso, como colonias textiles, hospitales cerrados, etc.

 

 

P.: Y los promotores, ¿están concienciados sobre la necesidad de encaminarnos hacia la sostenibilidad?

R.: Sí. Y, aunque no me gusta generalizar porque hay de todo, los promotores más jóvenes están verdaderamente concienciados. En los últimos años y especialmente meses, nuestros proyectos han dado un verdadero salto adelante en estos temas. Las placas solares y fotovoltaicas, por ejemplo, te las piden cada vez más, ya sea terciario o residencial. También vemos una mayor sensibilidad hacia estos temas por parte de clientes internacionales, sobre todo del norte de Europa. Allí, llevan trabajando con estos temas desde hace varias décadas y, claro, esto se nota mucho.

 

P.: ¿Los proyectos sostenibles son más caros?

R.: Sí, mal que nos pese, ahora mismo ser sostenible es más caro. Pero también es cierto que estamos viendo precios cada vez más competitivos y, al final, también hemos de tener en cuenta que un inmueble o edificio energéticamente eficiente tiene un valor de mercado mayor que uno que no lo es.

 

 

P.: ¿Cómo se está plasmando en vuestros trabajos la cada vez más demandada y necesaria sostenibilidad?

R.: La obligación de cumplir con nuevas normativas dirigidas a disminuir el deterioro de nuestro planeta es una ayuda para realizar obras más sostenibles, sin lugar a duda. Luego está el espíritu y las inquietudes de cada uno. Si por nosotros fuera, no pondríamos aire acondicionado en ninguna de nuestras obras. Sobre cómo se plasma eso en nuestros proyectos, pues intentando resolver en primer lugar las deficiencias y carencias de los edificios en los que actuamos cuando se trata de proyectos de reforma o rehabilitación. E intentando tener en cuenta las condiciones climáticas del lugar cuando se trata de obra nueva. Tenemos un libro de los años 80, escrito por un pariente nórdico, que ya hablaba sobre la casa autosuficiente como algo posible, viable en nuestra moderna forma de vida. Pero hemos de confesar que el interés por hacer una arquitectura sostenible, aunque el amor a la naturaleza lo llevamos en la sangre desde el primer día de nuestra existencia, es relativamente reciente. Las circunstancias y una sociedad mucho más concienciada son las que nos obligan y nos permiten a los arquitectos pensar en una arquitectura más sostenible. Le explicaremos una anécdota.

 

P.: Adelante con ella…

R.: El pasado año estuvimos dando clases en el último curso de Interior Design en Istituto Europeo di Design (IED). Los estudiantes estuvieron trabajando todo el año en un único proyecto, el de final de carrera, cuyo lema era Nature beyond design (a veces lo digo al revés). Aprendimos un montón. Somos fans de aquellas arquitecturas que con el tiempo desaparecen sin dejar rastro, me refiero a aquellos pueblos bereberes al sur de Marruecos construidos con palmeras y tierra. Desgraciadamente estos pueblos, de una enorme belleza, se han ido abandonando por diferentes circunstancias. Pero a diferencia del rechazo que produce la visión de las nuevas ruinas del urbanismo moderno, éstas, en cualquier grado en que se encuentre su degradación, mantienen una belleza asombrosa. Y, finalmente, desaparecen por completo, sin dejar rastro, fundiéndose con la naturaleza del lugar. Estos edificios son doblemente sostenibles porque el consumo de energía para su construcción es mínimo y porque los residuos durante su construcción y en su destrucción son inexistentes. Nos preguntamos cuánta de la nueva arquitectura, con toda su parafernalia y alarde de complejos sistemas de refrigeración y ventilación que requieren de un montón de maquinaria, y que son puntera de la nueva sostenibilidad, aguantarán el paso de los años manteniendo su belleza original.

 

 

P.: ¿Dónde están trabajando más y en qué proyectos en los últimos meses?

R.: Pues ahora mismo estamos trabajando en proyectos muy diversos. Está el proyecto en Zona Franca del Factory 4.0, un edificio de 17.000 metros cuadrados donde van a confluir empresas destinadas a la investigación para el desarrollo de proyectos de progreso y avance tecnológico, enfocadas a la nueva producción y fabricación europea. Terminamos hace poco la reforma de un edificio existente en una zona céntrica de la ciudad para hacer un cambio de uso, de viviendas a oficinas, donde el factor sostenibilidad y eficiencia ha tenido un peso importante. También estamos trabajando en un par de proyectos de hotel, en Barcelona; uno es una reforma interior, un trabajo de interiorismo y redistribución, el otro una actuación de mayor envergadura porque implica el cambio de uso de una parte del edificio. En este segundo llevamos más de un año tratando de conseguir la licencia, bastante desesperante, pero creo que lo conseguiremos. En paralelo trabajamos proyectos de segundas residencias o pequeñas promociones de reforma de viviendas para venta o alquiler.

 

P.: En el actual contexto de crisis sanitaria, ¿cómo está evolucionado vuestra actividad?

R.: El año pasado, en plena pandemia, no fue bueno, aunque en los últimos meses comenzó a recuperarse. En esta primera parte del año han comenzado a volver los grandes proyectos, junto con un goteo continuo de encargos de menores dimensiones.