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Fernando de Roda (Greenward Partners): “Los fondos europeos no son suficiente para renovar el parque de viviendas”

El fundador y socio directivo de Greenward Partners y profesor adjunto de IE University apuesta por la inversión privada para impulsar la renovación de viviendas junto a los fondos europeos. 

M. Tamayo

1 abr 2021 - 04:58

Fernando de Roda (Greenward Partners): “Los fondos europeos no son suficiente para renovar el parque de viviendas”

 

Los fondos europeos han puesto en la agenda la renovación de edificios, pero no son suficientes para transformar el parque de vivienda. Así lo afirma Fernando de Roda, fundador y socio directivo de Greenward Partners y profesor adjunto de IE University. De Roda señala la eficiencia energética como la gran olvidada en la gestión de edificios de los últimos años y como los fondos europeos pueden ser un revulsivo, aunque sin suficiente pulmón para cumplir con toda la tarea. “Nadie considera que eso sea de su responsabilidad, a eso se le añade un gran desconocimiento, no se sabe que las casas contaminan”, sostiene de Roda.

 

P.: ¿Los fondos europeos van a impulsar la renovación de edificios?

R.: Los fondos europeos son la muestra de que las administraciones se han dado cuenta de que hay una asignatura pendiente en la renovación energética de edificios. Van a impulsar el sector porque es mucho importe y hay mucha prisa por desplegarlos. Aun así, es un volumen insuficiente para la tarea y tienen que venir acompañados de financiación privada para que las actuaciones se puedan realizar. Esto puede salir de los particulares o de entidades financieras o empresas. El tercer punto flaco es que las subvenciones y las ayudas son un recurso público, tiene que destinarse a aquellas actividades donde no haya viabilidad financiera, pero en este campo sí que las hay.

 

P.: ¿Cómo pueden innovar los estados aportando algo más que financiación?

R.: La administración, además de por la vía fiscal, puede aupar las reformas con legislación o postularse como agente de recobro. Las administraciones además de dinero pueden aportar la figura del banco verde. Esto ya existe en otros mercados y la Comisión Europea está trabajando para que el Banco Europeo de Inversiones lleve a cabo esta función con el 50% de los fondos y que se convierta en el gran impulsor de la descarbonización en la economía europea. Un banco verde es una institución pública o público-privada que confía la gestión a un gestor profesional, pero que cuenta con un único objetivo: poner fondos públicos y garantía pública con el fin de catalizar inversión privada.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo se puede traducir esta práctica en España?

R.: Estaría bien que el ICO o que el propio fondo nacional de eficiencia energética actuaran como banco verde en España y que pudieran allegar parte de los fondos del mecanismo de recuperación, para luego desplegarlo de forma profesional. Si se hiciera así, los fondos, que ya vienen muy limitados, se ejecutarían mejor.

 

P.: ¿Cómo pueden acceder administradores de fincas a financiación para renovar los edificios?

R.: El gran ausente en este negocio es la demanda. Si todos estos objetivos son verdad, ahora hay 200.000 familias en España que no saben que el año que viene tienen que rehabilitar su vivienda. Ahí hay una labor de generación de demanda donde los administradores de fincas tienen un papel fundamental. En el sector privado va a ser una gran vía para que los particulares puedan obtener financiación.

 

P.: ¿Qué impide una ola de renovación en España?

R.: Nadie considera que eso sea una labor de su responsabilidad, a eso se le añade un gran desconocimiento, no se sabe que las casas contaminan. Ha habido mucha falta de responsabilidad política y pública. Se habla mucho de transición energética, pero falta saber cómo se van a ejecutar los planes. Hay que pasar de los grandes compromisos a un plan de acción, llevar a término todo aquello que se ha verbalizado. Tenemos que creernos de verdad la fecha de vencimiento de los objetivos.

 

 

 

P.: ¿Qué países están dando pasos para la renovación?

R.: En Francia se están emprendiendo medidas difíciles de tomar, pero que avanzan en la estrategia. A escala europea es uno de los países que va más por delante y cuenta con mecanismos para realizar esta renovación. La última medida aprobada por el proyecto pasa por poner un límite de consumo energético en todas las viviendas que vayan a ser alquiladas a partir de 2023. Otros países como Holanda han fijado el compromiso de que los edificios de oficinas deben tener una calificación energética de C en 2023, y en 2025 tendrán que ser nivel B. Eso es lo que está por venir, que le pongamos fecha de caducidad a los edificios, con ello movilizaremos la demanda.

 

P.: ¿Los fondos tradicionales deben desinvertir de aquellos activos que no sean sostenibles?

R.: Esto es una realidad y es una inercia que ya no puede cambiar. Los inversores son los que están liderando la transformación, los estados lo intentan, pero son muy grandes para cambiar. Incluso por delante de los países están las ciudades. El relato de la descarbonización lo lideran los inversores institucionales que están tirando de los corporates y las ciudades que se están posicionando. Cada vez más inversores inmobiliarios imponen un sistema de valoración de la sostenibilidad con lo que obligan a que los edificios se renueven e imponen un ritmo. Al incorporar el valor de la sostenibilidad y la resiliencia se están dando cuenta de que hay activos que tienen valorados de forma errónea. Entonces, al detectar que requieren de una gran inversión para ser competitivos los venden. El que compre el inmueble lo va a tener que reposicionar.