Opinión

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Carles Torres

22 dic 2021

Blog Carles Torres

 

Acabamos en breve el 2021, un año que podemos considerarlo una vez más como bueno laboralmente hablando. Ha sido un año con estadísticas positivas.  

   

Antes de todo debo decir  que los datos en cuanto a la salud se refiere han sido día a día, semana a semana, mes a mes, más positivos o menos negativos, depende de cómo los queramos medir. El Covid-19 insiste, existe, persiste, aunque sea con otras variantes. Sin embargo, somos cada vez más los vacunados.  

   

Por ello, la actividad se ha ido normalizando, y los mercados inmobiliarios han crecido de nuevo. Los emprendedores están siendo valientes, los inversores llaman a nuestras puertas con la intención de comprar. Los promotores han vuelto a promocionar, y las constructoras han llenado de grúas las poblaciones rompiendo con la planicie que venía viéndose desde el famoso 2008, sobre todo en el ámbito residencial.  

   

De todos modos se ha producido un efecto en lo que atañe al mercado de naves industriales que no deja de preocuparnos a los actores, agentes inmobiliarios que día a día vemos una fuerte caída de la oferta, y tenemos que hacer grandes esfuerzos para encontrar inmuebles adecuados para atender a una demanda que se reparte, y también se repite entre nosotros.

 

   

Sin discriminación alguna sucede en el sector logístico y también en el industrial. Un claro ejemplo es Barcelona. Primera, segunda y parte de la tercera corona industrial está muy ocupada, y por lo tanto con muy poco espacio disponible para desarrollos nuevos. No hay otra solución que la del derribo. Las naves obsoletas, los complejos industriales anticuados, fuera de normativas, y mal atendidos por sus propiedades deben ir al suelo y ser sustituidos por obra nueva.  

   

Poca es la demanda que solicita más allá de los 50 ó 70 kilómetros de distancia de la capital, por lo que disponer de suelo lejos de las principales infraestructuras, y con malos servicios o comunicaciones tiene poco mercado.   

   

En resumen, se necesita oferta. Es difícil de aceptar que por falta de inmuebles adecuados no se pueda asistir a empresas demandantes que, gracias a ellas, el país avanza. El concepto llave en mano es menos arriesgado, y el ideal para un promotor, pero también se debe contemplar la compra de fincas ya desfasadas, obsoletas, para construir nuevos proyectos. Para ello, es necesaria una concienciación a ciertas propiedades que todavía creen que sus suelos son casi minas de oro, y ello provoca que cueste venderlo, y consecuentemente no se desarrolle con nuevas edificaciones.  

   

También hay otros que son culpables de que suceda esto. Las administraciones no facilitan en demasía que los que tienen intenciones las lleven a cabo. La cantidad de impuestos y costes que conlleva este ejercicio es brutal, y consecuentemente la cuenta de explotación o cash flow del proyecto lo hace menos interesante. Si hay más oferta, habrá más demanda. Y ello dará lugar a más trabajo; y a más trabajo, mayor consumo; y a más consumo más ingresos por parte de todos, y mayores beneficios, menores pérdidas. No es sencillo, lo sabemos. Pero en términos genéricos es tan simple como esto.

 

  

Evidentemente la microeconomía es complicada, pero son los expertos y sus conciencias los que tienen que tomar medidas urgentes al respecto ya hace mucho tiempo.

 

Vamos a ver que sucede el 2022. Seguro que mejoraremos en cuanto a la pandemia se refiere; conviviremos con ello, y después de casi dos años, la sociedad se ha acostumbrado a ese estilo de vida, a esos constantes avisos para que no caigamos en errores que perjudican mucho.

 

Lo que síes motivo de satisfacción, orgullo, y mucha ilusión para seguir con el día a día, mes a mes y año a año para NCI Asesores Inmobiliarios es celebrar el 2022 sus 20 años de existencia. Nació el 2002 y desde ese día ha ido creciendo, pasando por una infancia, una adolescencia juvenil, y ahora consolidada y conocida en el mercado catalán.

 

Tampoco puedo dejar de paso de mencionar un tema personal que, debo y quiero celebrar, sin ánimo de pecar de inmodestia. Mis 40 años en este escenario industrial. Empecé en 1982, y aquí estamos.

 

Por consiguiente, el 2022 se presenta con ilusiones y estrategias empresariales que se necesitan, y que por el hecho de estar mejor situados sanitariamente hablando, lo tenemos que hacer posible entre todos. Son necesarias iniciativas. Necesitamos valientes. 

Carles Torres

Carles Torres

Carles Torres es Agente Inmobiliario desde 1982, además de Administrador de Fincas Colegiado. Antes había trabajado en diferentes empresas. Siempre especializado en área industrial en el ámbito catalán, ha desarrollado su carrera profesional en compañías como Cutillas, Auguste Thouard (hoy BNP Paribas) o Forcadell. Hace más de veinte años se embarcó en un nuevo proyecto, NCI Asesores Inmobiliarios, del que es propietario.