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Cerberus y Lindorff, los mejor colocados para hacerse con el ladrillo de BMN

En la operación, que sería el segundo intento para el fondo Cerberus después del frustrado hace dos años, Bankia vendería a una única empresa los activos inmobiliarios heredados tras la integración del banco, que se hará efectiva en marzo.

EjePrime

14 feb 2018 - 16:00

Cerberus y Lindorff, los mejores colocados para hacerse con el ladrillo de BMN

 

 

Los bancos continúan moviéndose para gestionar su ladrillo. Ahora es Bankia quien, tras recibir el visto bueno para la fusión con Banco Mare Nostrum (BMN) a la compañía, está negociando con inversores institucionales la adjudicación de la gestión de la totalidad de los activos inmobiliarios de la entidad integrada. Los mejores colocados para adjudicarse la cartera son Cerberus y Lindorff. El banco, que tiene alianzas con los dos fondos, desea cerrar el acuerdo antes de junio.

 

Ambas sociedades extranjeras tienen participación en inmobiliarias españolas. En el caso de Cerberus, el fondo controla Haya Real Estate, que ya prepara su salida a bolsa este 2018, y recientemente compró Inmoglaciar, después de hacerse con el ladrillo del BBVA por 4.000 millones de euros. El fondo estadounidense tiene acuerdos en España, además de con Bankia, con Sareb, BBVA, Cajamar y Liberbank.

 

Por su parte, Lindorff tiene presencia en Aktua, la antigua inmobiliaria de Banesto. Tanto Aktua como Haya están aliadas con Bankia desde que comenzara la recuperación del sector inmobiliario en España entre 2013 y 2014. La sociedad de inversión noruega gestiona en el país activos inmobiliarios de Ibercaja y de Inmare, antigua gestora de BMN, entre otras.

 

 

 

 

La entidad financiera, que inició las negociaciones de la venta de esta cartera el pasado octubre, tendría ahora más posibilidades de lograr un contrato con mejores condiciones, atendiendo al momento dulce que vive el mercado, según Expansión.

 

Además, Bankia ya ha mostrado su deseo de deshacerse de todos sus activos inmobiliarios próximamente. Se trata de una cartera de 6.300 millones de euros en ladrillo que el banco desearía deshacerse en una sola vez a algún inversor institucional.

 

Al cierre de 2017, el sector financiero se deshizo de activos inmobiliarios por un valor superior a 52.000 millones de euros, lo que supone una media de casi mil millones de euros a la semana.