Spring Hoteles se impuso a Pontegadea en la megacompra de Mare Nostrum Resort en Tenerife
La patrimonial de Ortega solo quería comprar el edificio y cedía la gestión a Selenta, mientras que Spring quería aprovechar su experiencia en Tenerife, donde ya explota tres hoteles, para hacerse con la propiedad y la gestión.


4 jul 2025 - 09:43
Nuevos detalles. Esta semana se ha cerrado la mayor compra hotelera en la historia de este sector en España: Spring Hoteles se ha hecho con el complejo Mare Nostrum Resort en Arona (al sur de Tenerife) por 430 millones de euros, que estaba en manos de Brookfield. Se trata de tres establecimientos que suman más de mil habitaciones: el hotel Mediterranean Palace (cinco estrellas), el Sir Anthony (también cinco estrellas) y el hotel Cleopatra (cuatro estrellas). Pertenecen a la cartera que el grupo hotelero Selenta vendió a Brookfield en plena pandemia.
Fuentes inmobiliarias cercanas al proceso citadas por Cinco Días señalan que solo quedaron dos candidatos en la fase final y que Spring Hoteles arrebató en el último momento la compra a Amancio Ortega y su patrimonial Pontegadea, que tras la pandemia empezó a ejecutar operaciones en el sector hotelero. En febrero de 2021, adquirió el Senator Playaballena de Cádiz por 25 millones de euros. Casi tres años después, adquirió dos hoteles boutique en Palma por 35 millones de euros y a principios de 2024 se alió con la portuguesa Vila-Galé, la segunda hotelera de Portugal fundada por Jorge Rebelo Da Almedia, para que gestionara un hotel de su propiedad en Figueira de Foz.
Esas fuentes afirman que Spring Hoteles convenció a Brookfield con una oferta superior a la de Ortega, quien no estaba dispuesto a comprar y permitir que Selenta se quedara con su gestión. En el acuerdo de compra de la cartera de Selenta por parte del fondo canadiense, cerrado en 2021, se fijó que Brookfield trataría de favorecer que Selenta se quedará con la operación de los activos en el caso de una venta. Ortega, sin embargo, solo quería comprar el edificio y cedía la gestión a Selenta, mientras que Spring Hoteles quería aprovechar su experiencia en el sur de Tenerife, donde ya explota tres hoteles con mil habitaciones, para quedarse con la propiedad y la gestión de los establecimientos. A Brookfield le convenció más esa oferta de 430 millones de euros.
Amancio Ortega y Pontegadea han comprado hoteles en Cádiz, Palma y Figueira de Foz
El diario también explica que, una vez cerrada la transacción, Spring Hoteles logró el apoyo de CaixaBank para financiar la operación. La empresa tiene su sede central en Tenerife y cuenta con tres activos en esa isla, que suman mil habitaciones, a los que ahora se unirán las otras mil habitaciones del complejo Mare Nostrum. A ello suma también la propiedad del hotel Intercontinental en Barcelona. La matriz de Spring no es canaria, sino que es la catalana Diagonal Plaza, que fundó la compañía en 1985. En las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, correspondientes a 2023, la compañía registró una cifra de negocio de 108,1 millones de euros, con un crecimiento anual del 30%, un ebitda de 38,7 millones, un 34% más, y un resultado neto de 28 millones de euros, lo que supuso un alza del 32% respecto al año anterior.
Lo que puede haber decantado a CaixaBank es la presencia de familias adineradas catalanas dentro y fuera de su accionariado. En su capital participa Rentamar, family office de la familia Vidal, que al margen de sus participaciones en los hoteles de Tenerife y Barcelona, también cuenta, entre otras inversiones inmobiliarias, con 22.500 metros cuadrados de oficinas en la zona del 22@ en la capital catalana y con una participación en el complejo comercial L’illa Diagonal, uno de los inmuebles más grandes de Barcelona. Fuera del accionariado se encuentra Norvo, sociedad de inversion de la familia Gómez Aparicio, con un patrimonio de 185 millones de euros al cierre de 2024.
El movimiento de Spring Hoteles va en una línea similar al acometido por la también canaria Lopesan el pasado noviembre, cuando compró el hotel Miguel Ángel de Madrid, cerrado desde la pandemia, por 200 millones de euros, a un precio medio cercano al millón de euros por habitación. En los nueve meses que han transcurrido desde que se hizo oficial la compra no han podido arrancar las costosas obras de reforma, que serán dirigidas por Stoneweg y que incrementarán la factura de Lopesan en otros 50 millones de euros.