Mercado

Carlos Peraíta (Anefhop): “La poca obra pública es la causa de que la construcción no haya despegado”

El director general de la Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (Anefhop) reclama que el sector público lidere la construcción durante la crisis del coronavirus.

M. V. O.

30 jul 2020 - 04:57

Carlos Peraíta (Anefhop): “La poca obra pública es la causa de que la construcción no haya despegado”

Menos peso de la obra pública. Carlos Peraíta, director general de la Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (Anefhop) reclama que las administraciones públicas lideren la recuperación económica e inviertan en obra pública para dinamizar el sector, algo que no han hecho desde la anterior crisis. “Deberíamos estar en la media europea de uso de hormigón per cápita y ahora mismo estamos muy lejos”, señala el directivo.

 

Pregunta: ¿El consumo de hormigón continúa siendo un buen termómetro para medir la actividad económica?

Respuesta: Sí. La construcción ha sufrido un cambio brutal desde 2008, pero sigue teniendo un peso muy importante en el empleo y en el Producto Interior Bruto de España. El consumo de hormigón continúa siendo un indicador adelantado. La construcción está por debajo de los niveles que debería estar. El hormigón y el cemento serán indicadores clave en esta recuperación.

 

P.: ¿Qué importancia tiene la obra pública y cuánto el real estate en el consumo de hormigón en España? ¿Cómo ha evolucionado esta distribución en los últimos años?

R.: La poca obra pública es la causa de que la construcción no haya despegado y recuperado los niveles de antes de la anterior crisis. Nadie espera que se recuperen los niveles de construcción de 2007, que era demasiado altos, pero sí que deberíamos estar en la media europea de uso de hormigón per cápita y ahora mismo estamos muy lejos. La inversión en obra pública está por debajo de las amortizaciones, lo que quiere decir que se está perdiendo valor. Se echa de menos a la obra pública como dinamizador de la economía. La inversión privada ha sido el gran dinamizador de la construcción. Ha tenido un crecimiento importante pero no ha sido igual en todas las regiones y ahí es donde el Estado debería haber compensado. La obra pública ha perdido peso. Hay que distinguir por administraciones, ya que en los municipios y las comunidades autónomas se ha mantenido y el que se ha perdido es la administración central.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo han evolucionado los precios y cuales eran antes del Covid-19 las previsiones del sector de cara a los próximos años?

R.: Los precios no han subido a causa de la competencia desleal que afecta al sector. La producción de hormigón tiene muy pocas barreras de entrada y a pesar de estar muy regulada, está poco controlada. En España hay unas 1.500 plantas de producción y es imposible inspeccionar que todas cumplen con la normativa. Ahora todas están obligadas a certificarse con un órgano externo y esto es un cambio radical que permitirá mejorar la rentabilidad. Que las plantas estén obligadas a pasar controles de calidad puede generar un incremento de precios que hará al negocio más rentable y podrá mejorar la sostenibilidad. Se nos llena la boca de sostenibilidad, pero al final para ser sostenibles hace falta dinero.

 

P.: ¿Qué impacto ha tenido el confinamiento en el consumo de cemento y en el sector inmobiliario?

R.: En los primeros días el sector no se paralizó, pero sí que rebajó la producción al 50%. Siempre hemos intentado mantener la producción porque de no hacerlo, obligábamos a parar la construcción y la actividad de nuestros proveedores. Durante el confinamiento más severo, la producción se quedó en el 1% o 2% de la habitual, que cubría las necesidades de hospitales, por ejemplo. Después, la recuperación ha sido progresiva y bastante buena. El problema es que el hormigón no tiene clientes fijos y nos movemos por cartera de obras a futuro, que están paralizadas. El sector no ha contratado casi nada para el futuro porque los inversores privados están a la expectativa. Tenemos muchas dudas sobre lo que pasará en el cuarto trimestre, cuando es probable que suframos una bajada importante de la demanda. Actualmente estamos en un 20% de la contratación normal y esperamos que aparezca la obra pública para cubrir este hueco.

 

P.: ¿Cómo puede afectar al sector una ralentización de la promoción residencial?

R.: Tiene un efecto importante. Hemos apostado por la creación de un parque de viviendas sostenibles y encarado a dar respuesta a las necesidades de los jóvenes, aunque sea a partir de ayudas públicas. Creemos que es importante que la construcción se adapte al ahorro energético. Ahora tenemos hormigones que permiten evitar fugas de energía en los edificios. De todos modos, con el aumento del desempleo, si no hay ayudas, la gente no podrá comprar viviendas.

 

 

 

 

P.: ¿Qué papel puede tener la construcción de vivienda pública en la recuperación?

R.: Todo lo público que esperamos acaba siendo una ayuda. En España hay un déficit importante de vivienda social. Pediremos que no se haga un plan puntual que provoque un boom, sino que se desarrolle a largo plazo. Ese plan permitiría que las empresas se dimensionaran adecuadamente. Es primordial que los planes del Estado sean claros y que se desarrollen en su totalidad.

 

P.: ¿El sector está más preparado para esta crisis que en 2008?

R.: Sí, por supuesto. La crisis de 2008 fue brutal. Estábamos haciendo cien millones de metros cúbicos y en 2014 pasamos a dieciséis millones de metros cúbicos. Las empresas han sobrevivido en gran parte y se han adaptado al nuevo mercado. Las constructoras han cambiado, los costes están en mínimos. Durante este tiempo se ha invertido para tener una mayor productividad en las plantas.

 

P.: ¿Cuáles han sido los principales cambios que se han dado en la última década?

R.: Hace diez años generamos una certificación propia de la asociación para que las plantas mejoraran su calidad, en prevención de riesgos laborales y en respeto al medio ambiente. Este certificado es obligatorio para formar parte de la Anefhop y ha supuesto un cambio de mentalidad en el sector. Antes, sólo se miraba la resistencia del hormigón y ahora se ha mejorado mucho en riesgos labores y sostenibilidad.

 

P.: ¿Qué transformaciones está llevando a cabo el sector para aumentar su sostenibilidad?

R.: La sostenibilidad requiere una labor de adoctrinamiento de las empresas. Trabajamos constantemente para hacer más sostenible al sector. Hemos incorporado la declaración medioambiental que va a medir el impacto del hormigón. Una vez lo podamos medir, podremos introducir medidas.