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Blanca Arellano (UPC): “La ‘smart city’ es más un horizonte que una realidad”

La investigadora de la Universitat Politecnica de Catalunya (UPC) fija la ciudad tecnológica como un punto al que encaminarse y nombra la movilidad y los espacios verdes como las asignaturas pendientes de las ciudades españolas.


Marta Tamayo

28 ene 2021 - 04:56

Blanca Arellano (UPC): “La smart city es más un horizonte que una realidad”

 

 

El modelo de smart city, lejos de ser una realidad. La ciudad inteligente es aquella que usa la tecnología para ser sostenible y resiliente, así lo sostiene Blanca Arellano, arquitecta e investigadora de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y parte del equipo docente del posgrado Smart Cities: Urbanismo, tecnología y sostenibilidad.

Las empresas forman parte de las cuatro columnas que deben impulsar la smart cities y las compañías inmobiliarias deben adaptar sus espacios para hacerlos más tecnológicos y saludables. “Después de la pandemia nadie puede negar la importancia de las tecnologías en el proyecto de ciudad”, sostiene Arellano.



Pregunta: ¿Cómo definiría una smart city?

Respuesta: El concepto ha ido evolucionando hasta hacerse presente en las administraciones públicas, pero en un principio nació de grandes empresas como IBM. Si tuviese que definir una smart city diría que más que esa ciudad dominada por las tecnologías, es la evolución de la ciudad sostenible. Esta ciudad se construye con el soporte de las tecnologías, pero la tecnología tiene que ser entendida como una herramienta más que un fin de la smart city. Al final, una smart city es una ciudad que usa las tecnologías para el beneficio de los ciudadanos.


P.: ¿Qué ciudades se acercan más a esta definición?

R.: Por el momento, la smart city es más un horizonte que una realidad, aunque la pandemia ha supuesto un gran impulso y ha hecho más patente la necesidad de integrar las tecnologías en muchos ámbitos de la ciudad. Por desgracia, todavía hay mucha reticencia para implantar tecnología al ámbito urbano.







P.: ¿Cómo el Covid-19 ha sido un acelerador para las smart cities?

R.: Después de la pandemia nadie puede negar la importancia de las tecnologías en el proyecto de ciudad. Si esto nos hubiera ocurrido hace cuarenta años el mundo se hubiera paralizado, pero la tecnología nos ha mantenido en marcha. Hay que mejorar la conexión de las redes en la ciudad para que pueda soportar toda la tecnología que usaremos los próximos años.



P.: ¿El modelo de smart city es útil para ciudades pequeñas o sólo va dirigido a grandes capitales?

R.: Es un proyecto no limitado a las grandes ciudades ni grandes centros metropolitanos. Es más sencillo llevarlo a cabo en una ciudad media o intermedia que en grandes áreas metropolitanas. En las grandes hay más problemas, en una ciudad intermedia o pequeña puede ser más sencillo de alcanzar los objetivos de sostenibilidad y resiliencia, a través de la implantación de proyectos piloto o parciales que se instalan en distintas zonas.


P.: ¿Cuáles son las reformas más urgentes en las ciudades españolas para convertirse en smart cities?

R.: Las tecnologías están para impulsar la sostenibilidad y la resiliencia urbana, así que para convertirse en smart city las ciudades tienen que invertir en maneras de mejorar la movilidad, a partir de la tecnología se puede regular el tráfico o activar mecanismos de descongestión. Para adaptarse al cambio climático las ciudades también deben centrarse en las zonas verdes y su calidad, una buena manera de mantenerlas es aplicar tecnologías de sensorización. Creo que cada vez somos más conscientes de estas necesidades. Se hizo obvio cuando tuvimos que parar en el confinamiento, solo hacía falta mirar la diferencia en calidad del aire para darse cuenta de la importancia de hacer ese cambio en la movilidad. Otro punto que hay que trabajar es sobre la logística. Con el cambio de consumo a online por la pandemia hemos generado unas ciudades llenas de furgonetas y otros vehículos repartiendo pedidos, esto en una ciudad inteligente se tiene que replantear.







P.: ¿Se están haciendo esfuerzos para aplicar estas tecnologías desde la administración pública?

R.: Creo que desde la administración pública se han hecho esfuerzos importantes, para que aspectos como el transporte público sea más sostenible. En Barcelona se habían estado haciendo esfuerzos para mejorar la estructura de la red de carril bici desde antes de la pandemia, pero se aprovechó la pandemia para aumentar la velocidad de transición.


P.: ¿Falta entonces más iniciativa privada?

R.: Eso es como en todo, es más difícil convencer a las empresas. Para que las compañías se interesen por el proyecto tienen que encontrar incentivos o beneficios en esa transición. Existen diversas iniciativas públicas para hacer el cambio, pero las empresas sólo se añaden si tienen algo que ganar con esa transición.



P: Tel Aviv cuenta con un gran tejido de start ups y ha recibido varios premios reconocida como smart city. ¿En España las ciudades pueden replicar este modelo?

P.: Es importante que desde la ciudad se impulse este modelo y la creación de empresas tecnológicas en la ciudad. La smart city también pasa por defender lo local. Es muy importante que el trabajo en la ciudad sea a través de una cuádruple hélice: academia, ciudadanos, empresas y administración. Esta asociación tiene que canalizar el empoderamiento de la ciudadanía en la ciudad.



P.: ¿Qué papel tienen las empresas inmobiliarias en este esquema?

R.: Con las compañías inmobiliarias tenemos que repensar los espacios. Un ejemplo muy claro son las oficinas, ya no requerirán tanto espacio y se deberán realizar reformas como la implantación de sistemas tecnológicos para la ventilación o el control de aforo. En conclusión, deben generar espacios saludables con el impulso de la tecnología.