Opinión

Disrupción

Disrupción

Anna Gener

18 oct 2017

Airbnb parte de una idea sencilla y tradicional, pues consiste en que un particular alquila una habitación de la casa donde vive. Históricamente, muchas personas de nuestro país habían logrado llegar a final de mes gracias a los ingresos extras que les proporcionaba esta práctica. Era la parte del "Real Estate" no profesionalizada y bajo el radar impositivo.

 

Gracias a una plataforma tecnológica altamente sofisticada, Airbnb ha transformado este negocio de subsistencia en una auténtica máquina de hacer dinero, convirtiéndose en la empresa que gestiona el mayor número de pernoctaciones a nivel mundial. Y todo esto sin tener en propiedad ningún activo.

 

Es brillante: Airbnb alquila un activo que no posee (no tiene que invertir en su adquisición) y que ni siquiera gestiona (ahorrándose costes y problemas).

 

Lo que ha llevado a Airbnb a triunfar de un modo tan rotundo es que su modelo de negocio es sumamente útil, tanto al usuario como al anfitrión.

 

El usuario (la persona que viaja) pernocta a un precio sustancialmente inferior al que pagaría si se alojara en un hotel. Muy a menudo, su motivación no es sólo económica, pues cada vez más el turista valora poder sumergirse en la vida cotidiana de la ciudad que visita y tener de este modo, una vivencia experiencial diferente.

 

Por su parte, el anfitrión (el que alquila su casa) tiene la posibilidad de acceder al flujo de dinero que emana del turismo, algo que hasta el momento le estaba vetado. Aunque en su caso, también pueden darse otras motivaciones, pues hay a quien le apetece convivir con perfiles internacionales que le aporten una experiencia vital gratificante o simplemente, hay quien valora tener compañía. 

 

Respecto a la industria turística, la principal aportación de Airbnb es haber articulado una alternativa a la oferta hotelera tradicional, cubriendo las necesidades de otro tipo de viajero y, todo ello, remunerando a los particulares que ofrecen sus hogares, posibilitando que los beneficios el turismo se diseminen de un modo más transversal.

 

Hasta aquí los principales logros y bondades de Airbnb, abordemos ahora los problemas y los efectos negativos que este modelo de negocio puede generar.     

 

Para empezar, Airbnb tiene el reto de controlar el correcto uso de su propia plataforma. Es esencial detectar y penalizar los eventuales abusos que se puedan producir, como puede ser el caso de un arrendatario que explote una vivienda a través de Airbnb sin consentimiento del propietario.

 

En el caso de las ciudades que tienen una gran presión turística, Airbnb podría colaborar en la articulación de una compensación a la ciudadanía que soporta un mayor impacto turístico. La adecuada gestión del turismo es un reto mayúsculo que requiere de una gran coordinación entre el sector público y privado. Hay mil fórmulas que se pueden aplicar, desde actuaciones de microcirugía urbana que supongan mejoras en los barrios más afectados hasta invertir directamente en instalaciones deportivas o equipamientos sociales que mejoren la calidad de vida de la población.

 

Por último, está el aspecto inmobiliario. En algunas ciudades, como Barcelona y Madrid, donde se observan escaladas del precio del alquiler, puede existir la percepción de que Airbnb es una de las causas de estos elevados incrementos. No obstante, el análisis de los datos indica que la cantidad de viviendas que Airbnb ofrece en ciudades como Barcelona y Madrid no es lo suficientemente significativa para que impacte en los precios de alquiler.

 

Las escaladas de rentas en estas dos ciudades se deben, en realidad, a la poca oferta disponible de viviendas en alquiler. Como en todos los mercados, el inmobiliario se rige por la ley de la oferta y la demanda, y actualmente nos encontramos en un momento de mercado en el que existe una demanda de alquiler muy fuerte que se da de bruces con un mercado en el que hay muy poca oferta. Esta potente demanda combinada con la oferta escasa es lo que provoca la presión del precio al alza.

 

Detallar las medidas que ayudarían a profesionalizar el mercado de alquiler y a incrementar el parque de viviendas da para un Post entero, pero anticipo que requiere cambiar la ley en toda una serie de aspectos que posibiliten una mayor protección al arrendador.

 

Lo que pudiera llegar a suceder es que en barrios de especial atractivo turístico, como es el caso de Ciutat Vella en Barcelona, la rentabilidad obtenida alquilando a través de Airbnb en relación al alquiler habitual sujeto a la LAU, sea tan atractiva, que existan elevados incentivos a explotar viviendas a través de Airbnb de un modo profesional. En el momento hipotético en el que a un particular le saliera a cuenta comprar viviendas para ser explotadas a través de Airbnb es cuando se produciría este efecto pernicioso sobre el precio de la vivienda, tanto en venta, como en alquiler.

 

Lo que muy poca gente sabe, es que en estos casos, a falta de una adecuada regulación promulgada por la Administración Pública, es la propia Airbnb la que se "auto-regula", impidiendo que un anunciante tenga en la plataforma más de un anuncio, justamente para impedir esta profesionalización indeseada, que rompe con su filosofía fundacional.

No obstante, no podemos dejar en manos de la buena voluntad de Airbnb esta autorregulación. Es necesario que la Administración Pública actúe y dote de un marco legal a esta actividad.

 

La economía colaborativa de particular a particular, cuyo punto de encuentro es una plataforma digital, ha venido para quedarse, porque encaja a la perfección con un cambio de mentalidad que todos hemos adoptado en mayor o menor medida: por un lado, queremos pagar sólo por lo que usamos y por otro lado, estamos dispuestos a que un tercero utilice algo nuestro, a cambio de obtener un rendimiento económico.

 

Cualquier herramienta que nos permita compartir el coste y racionalizar el uso (ya sea de un coche, una vivienda, ropa, bolsos o joyas) está predestinada a triunfar.

El modelo ya está aquí, siendo útil a un montón de gente.

Regulémoslo y por encima de todo, celebrémoslo. 

Anna Gener

Anna Gener

Anna Gener actualmente ejerce la función de CEO de Savills Barcelona. 

 


Comprometida con la vida social, cultural y económica de Barcelona, compagina su cargo con las siguientes responsabilidades:

 

Miembro del Comité Editorial de El Periódico, de la Junta Directiva de MC Mutual, de la de PIMEC, de la de ACG Barcelona, del Board en España de la Royal Institution of Chartered Surveyors (RICS) y del Consejo de Mecenazgo de la Fundación Catalunya Cultura.


Es Vocal Consultora de la Cambra de Comerç de Barcelona, miembro del Consejo Asesor de la International UPF Barcelona School of Management y Patrona del Consejo de Mecenazgo de la Fundación Museu Picasso de Barcelona y de la Fundación Cares.