Opinión

La verdadera verdad

Carles Torres

21 feb 2020

La verdadera verdad

Desde hace ya muchos años, y como si fuera un tema tabú, me he preguntado cuál es la razón por la que no somos capaces de reconocer lo que es una evidencia.

 

En coloquios, reuniones, networkings, ferias, medios de comunicación, en todos estos lugares y en otros tantos, quizás es mucho más sencillo empezar o acabar diciendo que todo va bien, que nos va muy bien; como si nuestro despacho fuera un bar donde se sirven cafés que en el 100% de los casos te los compran los propios consumidores y no los vendes tú.

 

No es así. No hay un sólo año que, cuando termina, me dedique a hacer un análisis del mismo. Y si bien es cierto que en diciembre pienso interiormente, “otro año más”, “no ha ido tan mal”, “no puedo quejarme”, “cuánta gente quisiera tener estos resultados”, etc. La realidad es que me ha costado mucho, y cada año cuesta más. Cada año se trabaja más para poder seguir sobreviviendo a todas y cada una de las circunstancias que hacen de nuestra labor un pequeño sufrimiento. Sé seguro que es el mismo sufrimiento que sufren la mayor parte de las pequeñas y medianas empresas.

 

He trabajado en empresas de bastante envergadura, tanto locales como internacionales, y todas ellas sufren. En todas estábamos guiados por unos objetivos anuales de facturación, que no todos los componentes de los respectivos departamentos comerciales cumplían. Y ello daba lugar a constantes cambios de personal, a cambios estratégicos empresariales y a inquietudes constantes.

 

¿En cuántas ocasiones hemos visto que de la misma forma que aparecen agencias inmobiliarias, también otras desaparecen?

 

Estamos en constante posición de guardia. Analizamos los resultados de los anuncios de productos que insertamos en los portales inmobiliarios. Analizamos la procedencia de esa demanda. Tenemos que buscar producto, que cada vez es más obsoleto y que no se está supliendo porque a causa de la última crisis no se ha construido obra nueva en el sector logístico. Faltan inmuebles, inmuebles de todo tipo. ¡No se puede negar! Faltan recursos y también falta valentía.

 

Y todo, todo, lo acabamos tapando, viendo anuncios de prensa en los que se da la noticia de los tantos millones de metros cuadrados asesorados. Y no, no digo que sea falsa esa publicación; pero si algo es verdad es que nuestro mercado no va tan bien como se hace creer. Hoy estamos unos y mañana estarán otros; y en buena parte es por una inestabilidad latente que siempre ha existido.

 

Cuando uno es propietario de una empresa como el que os escribe, se preocupa y cuenta hasta el número de llamadas/día que recibe su despacho. Y no sólo eso, también la tipología de demanda y su procedencia.

 

Filtrando al máximo y cogiendo la mayor parte de parámetros de la necesidad de esa empresa, intentamos buscar lo que más le conviene.

 

Pero el problema aparece cuando esa demanda no puede estar cubierta por no disponer del inmueble adecuado para el cliente. Y, por si fuera poco, en los últimos años los niveles de demanda han caído considerablemente.

 

¿No son suficientes argumentos todos ellos para aceptar que la verdad de nuestra situación coyuntural es preocupante?

 

Mis palabras pueden ser interpretadas como las de un pesimista o las de un empresario deprimido. Nada más lejos de la realidad. Es evidente que nadie regala nada y que tenemos que dar el máximo para poder cubrir las necesidades de una demanda que hoy en día está muy compartida. El que consigue diferenciarse es el que se lleva el gato al agua.

 

Terminaré con unas palabras que resumen lo que he querido trasladar a los lectores de este post:

 

La verdad verdadera es que para que nuestras empresas puedan vivir saludablemente, deberíamos reconocer que en muchas ocasiones se omite la verdad.

 

No todo lo que se dice es verdad y nada es falso.

 

Alguien lo tenía que decir.

 

Carles Torres

Carles Torres

Carles Torres es Agente Inmobiliario desde 1982, además de Administrador de Fincas Colegiado. Antes había trabajado en diferentes empresas. Siempre especializado en área industrial en el ámbito catalán, ha desarrollado su carrera profesional en compañías como Cutillas, Auguste Thouard (hoy BNP Paribas) o Forcadell. Hace más de veinte años se embarcó en un nuevo proyecto, NCI Asesores Inmobiliarios, del que es propietario.