El ‘buenismo’
11 dic 2020
El buenismo político es esa característica que hace que todas las medidas que se toman beneficien solo a los más desprotegidos. Socialmente son medidas bien aceptadas, ya que es muy difícil rebatir los argumentos que favorecen a los sectores más débiles. El problema viene cuando para mantener este buenismo nos cargamos, por ejemplo, el derecho a la propiedad.
En estos momentos, ser propietario, aunque parezca paradójico, es un problema. Quien tiene una vivienda para alquilar tiene el riesgo constante de que esta le sea okupada. En tal caso, la desprotección a fecha de hoy es total y el plazo de recuperación de la posesión, totalmente incierto. En caso de encontrar un inquilino deberá percatarse bien de su solvencia, dado que en caso de impago tendrá que asumir un plazo indeterminado (más de un año seguro) sin cobrar alquiler, aparte de afrontar la reforma de la vivienda y los gastos judiciales de todo el procedimiento.
Dado que las Administraciones no tienen recursos para afrontar la pobreza habitacional, se hace responsable a los propietarios, se les penaliza teniendo que afrontar todos los perjuicios, y para poner la guinda, se les demoniza tachándoles de especuladores.
Todo este panorama no ayuda a que los propietarios pongan en alquiler sus viviendas, y sí anima a que las vendan para sacarse de encima una incertidumbre constante. Como resultado tendremos una disminución de la oferta que conllevará una mayor frustración de la demanda.
Por el momento los colores políticos vaticinan que el buenismo siga viento en popa, en lugar de consensuar medidas con los sectores afectados. Habrá un momento en que tendrán que analizar el éxito o fracaso de las medidas tomadas, pero como no hay más ciego que el que no quiere ver, seguramente encontrarán motivos para endurecer más la guerra contra el que creen que es el enemigo.
Lluís Vallès
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